Conjeturas
Por
Francisco Cruz Angulo
El presidente del comité Ejecutivo Estatal del Partido de la
Revolución Democrática, Francisco Javier Castellón Fonseca en una entrevista
con nuestro colega el periodista Oscar González Bonilla aseveró que su partido
no postulará a los puestos de elección popular a riquillos que por el solo
hecho de tener dinero no asegura el triunfo de su partido; que ahora se
asegurará que sus candidatos tengan conciencia social y política sustentada en
una plataforma ideológica y programática de izquierda.
Suponemos que este cambio de práctica del PRD viene a
consecuencia de los escándalos en que se vio involucrado en el Estado de
Guerrero, luego del secuestro y desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa cuando
fueron víctimas de policías municipales de un ayuntamiento perredista presidido
por José Luis Abarca.
Castellón Fonseca luchará contra molinos de viento. Si el PRD
se posicionó como segunda o tercer fuerza político-electoral en el país y
alcanzó el poder en varias gubernaturas o altos puestos en el Congreso de la
Unión fue precisamente a que mediante el clientelismo electoral postularon a
personajes de dudosa reputación en los puestos de elección popular e incluso recurrieron
a los viejos cuadros priistas defenestrados en su partido.
Ángel Aguirre, ex gobernador de Guerrero es el mejor ejemplo
por sus señaladas ligas con las bandas delincuenciales y que hicieron crisis
por la conducta criminal del presidente municipal perredista José Luis Abarca.
Otro de los factores de la crisis moral y política por la que
atraviesa el PRD es como lo señala el mismo ex rector de la UAN cuando este
partido se alejó de sus principios ideológicos y programáticos y de sus bases
militantes; descuidó su organización territorial y la educación de nuevos
cuadros políticos y por lo tanto se hizo omiso a los problemas cotidianos de la
gente.
Es preciso decir que cuando sus actuales dirigentes
nacionales una vez que tuvieron poder en sus manos lo utilizaron en beneficio
propio y de sus familias lo que ocasionó a no promover la recuperación del
partido para sus militantes y para la clase popular que los parió.
Ahora bien esa crisis de credibilidad no es privativa del PRD
sino de todos los partidos políticos porque lejos de ser un contrapeso al poder
del Estado se han vuelto cómplices en el ejercicio del poder.
Basta ver la reciente encuesta en donde dan cuenta que los partidos políticos, cuerpos
policiacos, procuradores, agentes del ministerio público, jueces, magistrados y
militares, es decir toda la clase política incluido el presidente de la
república han perdido credibilidad ante el grueso de la población mexicana.
Ante tal situación no será tarea nada fácil para el líder
estatal del PRD. No bastan buenas intenciones en la tarea de transformar al PRD
en la vanguardia del cambio.
¿Habrá voluntad política para recuperar los principios
ideológicos de ese partido por sus actuales dirigentes nacionales? Eso lo
veremos.
El líder estatal del partido del Sol Azteca tiene que
enfrentar un reto más en la próxima elección federal, esto es, si continuará
con la política de alianzas con el Partido Acción Nacional (PAN) que ha sido la
que ha predominado en la última década, sobre todo en los procesos electorales
estatales.
Si bien le dio muy buenos resultados desde el punto de vista
de ganar más posiciones en el Congreso de la Unión, legislaturas locales,
gubernaturas y ayuntamientos, no es menor lo que perderá en credibilidad y en la
pérdida de valiosos cuadros políticos como López Obrador que se alejó de esa
institución para fundar otro partido y recientemente la renuncia a su
militancia perredista del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas así como de otros cuadros fundacionistas
de ese partido.
¿Querrán
los “chuchos” cambiar esa política clientelar y de puro pragmatismo político
criticada por el Mtro. Castellón Fonseca?
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