Conjeturas
Por
Francisco Cruz Angulo
El Papa Francisco es hoy en día uno de los más prestigiados líderes
mundiales que concita a creyentes o no creyentes a la reflexión sobre los
graves problemas que enfrenta la humanidad.
Su liderazgo le da autoridad moral para decirles a todos que
vivimos en un mundo multicultural y que para sobrevivir como humanidad todos
debemos comprometernos a la reconciliación, la paz, el amor por el prójimo y
tomar medidas preventivas para evitar el calentamiento de la tierra que, de no
hacerlo estaremos al colapso del género humano.
Su mayor desafío para que su mensaje tuviera eco fue durante
su gira a los Estados Unidos epicentro del poder económico y militar global.
El Sumo Pontífice de la iglesia católica tuvo momentos
estelares como los que se suscitaron en el Capitolio frente a los integrantes
del poder legislativo integrado por demócratas y republicanos.
En un discurso persuasivo y de respeto al poder civil recordó
los orígenes por quienes con trabajo, perseverancia y fraternidad construyeron
a esa gran nación.
El Papa Francisco con voz serena pidió que no olviden sus orígenes
libertarios y humanísticos por el culto a la riqueza y al consumismo irracional
a costa de millones de personas que son explotados o marginados de la sociedad.
Llamó a que seamos respetuosos de la diversidad de culturas,
a que sea la palabra y no la guerra la que dirima los conflictos entre los
pueblos.
Ese discurso del Papa en el Capitolio caló hondo en más de un
centenar de parlamentarios quienes puestos de pie republicanos y demócratas aplaudieron
al líder máximo de la cristiandad.
El otro momento culminante lo tuvo en la apertura de sesiones
de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York.
Al igual que en el Capitolio reiteró su llamado a que los
gobernantes son los que tienen el deber de preservar la paz, tender la mano a
los miles de desplazados y de inmigrantes que huyen de zonas de guerra o víctimas de la violación y la
pobreza.
El Papa Francisco hizo especial énfasis en que asumamos con
responsabilidad el cuidado de nuestro planeta mediante la educación a los niños
y jóvenes instrumentando políticas públicas que eviten la contaminación del medio ambiente que de no hacerlo haría
inviable toda clase de vida en nuestro planeta.
Ambos discursos deberían leerlos y reflexionarlos y ponerlos
en práctica nuestra clase política.
Que decir de la manera como lo recibieron al Papa argentino
en las iglesias en donde celebró misa y en las calles y lugares públicos, esto
es, una completa empatía de cristianos y de otras religiones. Las muchedumbres
se agolpaban en las calles por donde
pasó el papa móvil ya sea para saludarlo o tocarlos, lo que puso los pelos de
punta a los cuerpos de seguridad.
Otro elemento a destacar en el Papa es su congruencia de sus
palabras con sus acciones. El hecho de bajarse de su pedestal de líder espiritual
mundial se manifestó en las acciones que
tomó cuando mantuvo una interlocución personal con sus feligreses y de otros
credos religiosos.
Así dejó constancia de su humildad y de respeto a la
pluralidad religiosa cuando arribó a la zona cero en Nueva York en donde fueron
derribadas las torres gemelas por las acciones terroristas del 2001 quien junto
a representantes de otras religiones homenajearon la muerte de miles de neoyorquinos
a causa de aquellas acciones sangrientas de terroristas radicales musulmanes.
El otro escenario digno de considerar fue su visita a una
escuela primaria católica situada en un barrio pobre de Manhattan. Esta comunidad
escolar la integra en su mayoría inmigrantes latinos sean católicos o no, lo
que nos da una idea del respeto y solidaridad a quienes se ven obligados a
emigrar de sus países de origen.
Allí el Papa reiteró su compromiso con los que son excluidos
de la sociedad y que tienen que luchar a diario para sobrevivir.
Llamó a los niños y niñas a que no pierdan la capacidad de reír,
jugar y a tener una esperanza viva en el corazón de todos ellos.
Así pues el Papa fue enérgico pero respetuoso con las élites
gobernantes; en cambio fue dulce y
afectuoso con los miles de desposeídos que tuvieron
la fortuna de verse representados
en sus reclamos cotidianos. Por algo la califican como el Papa de los pobres…