martes, 23 de agosto de 2011

AHORA LOS PATOS LE TIRAN A LAS ESCOPETAS

Una vez más el hoy diputado priista, Omar Reynoso ocupa los principales titulares de los periódicos de la localidad. Esta vez al demandar ante el agente del Ministerio Público a la reportera del periódico matutino “Realidades” Arcelia García Ortega por calumnias y difamación en contra de su persona.
Esta demanda tuvo su origen en la información periodística que publicó en ese diario a partir de una entrevista con la diputada federal del Partido Acción Nacional, Ivideliza Reyes, la cual señalaba al Ex Secretario de Salud de haber desviado recursos públicos de esa dependencia estatal.
En esta querella tiene que ver la actuación de un servidor público que ha sido puesta en entre dicho por los mismos trabajadores sindicalizados de esa institución que, en su momento, lo señalaron como presunto responsable de malversación de fondos y de incumplimiento a sus derechos laborales, así como más recientemente la misma Auditoria Superior de la Federación, después de una investigación contable de la asignación de recursos federales a esa Secretaría de Salud concluyó que hubo diversas anomalías en la aplicación de dichos recursos.
 Por el lado del ejercicio profesional de la reportera en mención, está en juego la libertad de expresión y el derecho de los ciudadanos a estar informados. En este caso, la reportera no hizo otra cosa más de que ser la trasmisora de la información que le proporcionó la Legisladora panista. Cuando el diputado Omar Reynoso le exigió pruebas a la reportera de la información que dio a conocer a la opinión  pública francamente eso es ridículo porque un periodista no tiene porque hacerla de policía o de ministerio público para buscar pruebas. En todo caso, el Legislador priista debe exigírselas a quienes proporcionaron esa información. Ahora, si el Legislador posee las pruebas que avalen su inocencia, entonces que las muestre públicamente. Si todos los servidores públicos que se siente agraviados demandaran a los reporteros cada vez que no les cuadra determinada información, entonces los ministerios públicos tendrían que trabajar horas extras para determinar quien tiene la razón.
La mejor manera de que un servidor público no sea blanco de la crítica periodística es manejarse con honestidad y transparencia pública. Quien nada debe, nada teme. Hasta hoy el diputado Omar Reynoso no ha salido a la palestra pública para aclarar y deslindarse de los señalamientos que le hicieron en su momento los trabajadores de la Salud y el de la Auditoria Superior de la Federación. En vez de aclarar este reclamo popular de desvío de fondos  públicos a su precampaña electoral cuando aspiró a la alcaldía de Bahía de Banderas opta por el camino de la intimidación a la reportera Arcelia García disque para dejar un precedente que, en la jerga periodística no es otra cosa que pretender coartar la Libertad de Expresión.
Por supuesto que no estamos de acuerdo en que esta libertad de expresión sea utilizada para entrometerse en la vida privada  o familiar de los servidores públicos, porque ésta debe ejercerse con responsabilidad y ética profesional.
Si al diputado Omar no quiere que se le toque ni con el pétalo de una rosa entonces lo mejor es separarse de toda actividad política. Su demanda lo único que provocó fue una reacción en cadena  y unir a todo el gremio periodístico en su contra. Le salió el tiro por la culata.