domingo, 10 de junio de 2012

SE EXACERBA LA LUCHA POR EL PODER

A 19 días de que concluya la campaña por la presidencia de la república y por los escaños al Congreso de la Unión, la competencia electoral se hace más ríspida entre Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador y Josefina Vázquez Mota.

Los resultados de las encuestas en las dos últimas semanas y ahora la guerra sucia por radio, televisión y redes sociales son los ingredientes que podrían desbordar las pasiones y polarizar a la sociedad mexicana, si el árbitro de la competencia, en este caso el Instituto Federal Electoral, no pone orden y haga respetar las reglas del juego.

Esta competencia presidencial ha sido duramente criticada por la opinión pública debido a  una supuesta tendencia del duopolio televisa y televisión azteca de promover en sus distintos  programas de entretenimiento y noticieros al candidato del PRI-PVEM, Enrique Peña Nieto.

Esta percepción aumentó  de tono luego del surgimiento del movimiento de estudiantes universitarios denominado “Yo Soy 132” al pronunciarse en una de sus demandas por la democratización de los medios de comunicación, juzgándolos por su parcialidad a favor del candidato del tricolor.

Para atizar más el fuego, a fines de la semana pasada, un periódico ingles publicó un largo reportaje sobre unos contratos de publicidad entre la empresa “Radar, servicios especializados” y el ex gobernador mexiquense para que a través de la empresa televisa se publicitara la imagen pública de Peña Nieto de cara a ganar la sucesión presidencial en los comicios del 01 de julio; y por otro lado, enlodar la imagen de López Obrador.

Los asesores de ambos candidatos echan más leña a la hoguera. Refritean acusaciones del pasado en su afán de descalificarse. No obstante, el candidato del PRI, se muestra más prudente y llama a sus seguidores a no caer a la provocación. En cambio, el candidato de las izquierdas parece estar más empeñado en polarizar la contienda electoral. Así se pudo constatar durante el programa de televisa, “Tercer grado”. Desde el primer minuto de dicho programa López Obrador hizo caer en su estrategia a los periodistas al poner sobre la mesa que de acuerdo a sus propias encuestas encabezaba las preferencias electorales tres puntos arriba de Peña Nieto. Los conductores de televisa mordieron el anzuelo al llevarlos a su terreno en donde no lograron abrirle su coraza. Poco pudieron preguntarle sobre sus propuestas de política económica, fiscal, energética, educativa, salud o seguridad pública.

En la entrevista del mencionado programa, López Obrador a nada se comprometió, ni siquiera a respetar los resultados electorales del 01 de julio aduciendo que eso lo decidirá el pueblo.

Esta polarización en la competencia electoral por la silla presidencial  –digan lo que digan las autoridades hacendarias- ha permeado negativamente en los mercados. La incertidumbre se apodera de los inversionistas al iniciar una fuga de capitales a otros países, lo que explica la devaluación del peso frente al dólar.

El problema es saber qué pasará un día después de los comicios del 01 de julio. Si el candidato ganador rebasa los 5 puntos de ventaja sobre el candidato del segundo lugar, no pasará nada; probablemente haya impugnaciones ante los órganos electorales; pero hasta allí.

Lo que debe preocuparnos es si AMLO pierde por escasos puntos porcentuales. Conociendo su trayectoria política, no solo impugnaría el proceso electoral por la vía legal sino que ahora está mejor pertrechado orgánicamente para movilizar a millones de gente por todo el país. Aquí está lo peligroso. Las masas desbordadas por las calles serán difíciles de controlar, lo que podría alentar una brutal represión policiaco-militar de consecuencias imprevisibles. A nadie le conviene la violencia y la represión en las calles porque eso llevaría a nuestro país  a una terrible crisis política, social y económica que pondría en riesgo a nuestras incipientes instituciones democráticas.

Peña Nieto, López Obrador y Josefina Vázquez Mota tienen en sus manos el destino de nuestra nación. Evitemos que se encube el huevo de la serpiente.