miércoles, 5 de septiembre de 2012

CALDERÓN, EL PRESIDENTE DE LA VIOLENCIA


El Lic. Felipe Calderón pasará a la historia como el Presidente de la violencia: de 17,000 homicidios registrados al término del mandato del ex presidente, Vicente Fox, Calderón dejará su sexenio con 95,000 homicidios  y más de 15 mil desaparecidos como saldo de su guerra fallida en contra del crimen organizado y sus sicarios de la droga.
En su último Informe de Gobierno  presumió que nunca como durante su gobierno, se combatió a quienes pretendían cooptar a nuestras instituciones y dañaran el tejido social de México.
En su terquedad no admite que se equivocó en la estrategia. No solo disminuyó la violencia y el tráfico de drogas sino que se incrementó notablemente.
Dejará un país subsumido en la violencia, con más de 50 millones de pobres y en crecimiento económico insuficiente para la creación de empleos que demanda la población.
Por cierto, el Presidente Calderón  en su último informe, en uso de las nuevas facultades que le otorga la recién aprobada reforma política anunció que envió dos iniciativas preferentes al recién instalado Congreso de la Unión. Una de ellas, es la Ley Federal de Contabilidad Gubernamental, que tiene que ver con el combate a la corrupción y rendición de cuentas en la administración pública federal, estatal y municipal.
La otra será una papa caliente para el Presidente Electo, Enrique Peña Nieto.
Se trata nada menos de la Reforma Laboral, pero esta vez, corregida y aumentada, respecto a la que fue mandada a la congeladora por la mayoría priista en la pasada Legislatura.
En esta nueva iniciativa de Reforma Laboral se busca que todos los sindicatos del país sean obligados a la rendición de cuentas; a que sus órganos de dirección sean  electos por voto directo, universal y secreto; así como impedir que los trabajadores sean coaccionados para que se afilien a favor de tal o cual partido político.
Esta última iniciativa lleva doble filo; a saber, poner a prueba la capacidad de negociación de Enrique Peña Nieto al interior de su mismo partido, toda vez que es un dardo dirigido a los sempiternos cacicazgos de los grandes y poderoso sindicatos afiliados al PRI, por ejemplo, PEMEX, CFE, y la Federación Nacional de Trabajadores al Servicio del Estado y, otros más.
Hasta hoy ningún Presidente de la República priista o panista ha logrado democratizarlos.
Si bien el Presidente electo, Enrique Peña Nieto no tiene los hilos del poder, ya que tomará posesión del cargo hasta el 01 de diciembre, la manera como lo resuelva la mayoría priista en el Congreso de la Unión dará señales al partido de Felipe Calderón (PAN) hasta que límites podrán construir acuerdos en la agenda política  nacional durante su sexenio, en tanto que las izquierdas anunciaron que no pasará la reforma laboral.
Así, pues, estas dos iniciativas preferentes deberán debatirlas para aprobarlas o rechazarlas en un plazo de 30 días.
Una sorpresa la dio Enrique Peña Nieto cuando dio a conocer a la opinión pública su equipo de transición integrado por más de 40 personajes de la nomenclatura de la nueva elite priista que gobernará en los próximos seis años, entre los que destacan un numeroso grupo de políticos mexiquenses. La sorpresa fue nada menos que la inclusión de la ex presidenta nacional del Partido de la Revolución Democrática y ex Jefa de Gobierno del Distrito Federal, Rosario Robles. A esta destacada luchadora social de izquierda le fue encomendada la vicecoordinación de la política social en ese equipo de transición, lo que nos da una idea de hacia donde apuntará el gobierno de Peña Nieto en el combate a la pobreza.