martes, 9 de abril de 2013

¿PARA QUÉ SERVIRÁN LOS MÓDULOS ANTICORRUPCIÓN?


Por Francisco Cruz Angulo

El secretario de la Contraloría  General del Estado de Nayarit Roy Rubio Salazar  anunció que por instrucciones del Gobernador del Estado se instalarán módulos anticorrupción – uno en el anillo central de Palacio de Gobierno- con el fin de que los ciudadanos denuncien a los malos servidores públicos que incurren en actos ilícitos en las áreas de su competencia. La iniciativa no es mala idea siempre y cuando ofrezca resultados tangibles a corto y mediano plazo.
Sin embargo podrían ser las bases de la comisión o  Fiscalía Nacional Anticorrupción que actualmente se analiza y debate en comisiones de la Cámara de Senadores del Congreso de la Unión como una propuesta de gobierno de Peña Nieto incorporada en el “Pacto por México”.
No obstante que los tres partidos mayoritarios PRI, PAN y PRD coinciden en combatir la corrupción gubernamental que tanto daño hace a nuestras instituciones, la confrontación de opiniones está centrada en el cómo, es decir, los instrumentos legales para aterrizarlas.
El partido gobernante (PRI) es de la idea de crear una Comisión Nacional Anticorrupción, autónoma, integrada por cinco ciudadanos propuestos por el Ejecutivo Federal y ratificados por el Congreso de la Unión.
Sus investigaciones serían vinculatorias a la Procuraduría General de la República para que esta, a su vez las someta a proceso penal cuando haya lugar ante un juez.
En cambio tanto el Acción Nacional como el PRD son de la idea que debe ser una Fiscalía Nacional, autónoma con amplias facultades constitucionales para procesar a quienes cometan actos de corrupción pública.
Esto quiere decir que esa fiscalía nacional no dependa de la Procuraduría General de la República que, en los hechos es una dependencia del Ejecutivo Federal.
Además esta fiscalía estaría bajo la responsabilidad de un solo mando, no colegiada, con el propósito  de que su titular asuma plena responsabilidad en sus acciones.
En esta discusión está el estire y afloja de las tres bancadas en el Senado de la República, lo cual no es nada menor porque se trata de quitar el conflicto de intereses que se genera cuando su actuación es de juez y parte.
De concretarse esta figura totalmente autónoma del Poder Ejecutivo tendríamos un fuerte contrapeso en todas las entidades de la República en materia  de combate a la corrupción pública.
Hasta hoy cualquier intensión de combatir la corrupción pública desde el poder es una tomadura de pelo a los ciudadanos. Es casi improbable que un miembro del gabinete sea sancionado por otro de sus pares, sobre todo cuando está en juego cuantiosos recursos públicos, ya que todos se protegen porque forman parte de una red de corrupción y complicidades en donde todos se llevan su tajada. Y si se trata de un amigo personal del Gobernador o del titular de los otros dos poderes existirán menos posibilidades de que sean procesados penalmente.
Allí está como testimonio permanente los dos últimos sexenios gubernamentales donde los amigos del Gobernador en turno desviaron descaradamente recursos públicos a su chequera personal o incrementaron en seis años su patrimonio familiar. Incluso los dos ex gobernadores cometieron  ilícitos denunciados por el Órgano Superior de Fiscalización y no pasó nada; todo fue borrón y cuenta nueva. En cambio para limpiarse las manos la actual administración estatal investiga peces flacos que comparados a lo que se robaron los peces gordos son una vacilada.
El combate a la corrupción de los servidores públicos de los tres niveles de gobierno debe ir dirigido a los de “arriba” que tienen fácil acceso a las chequeras oficiales y saben cómo torcer la Ley a su conveniencia.
¿Alguien cree que una Comisión Anticorrupción dependiente de las procuradurías estatales investigará y meterá a la cárcel a un gobernador o a un alto funcionario de los otros dos poderes cuando está implicado en actos de evidente corrupción pública? Primero correrán a todos los miembros de dicha Comisión, por “pendejos” que no entendieron las reglas no escritas del sistema.