Doña Elba
Esther Gordillo se salió con la suya: ahora es la Presidenta del Consejo
Supremo Nacional, máximo órgano de dirección del Sindicato Nacional de
Trabajadores de la Educación (SNTE). Este nuevo órgano de dirección fue aprobado
por la VI Asamblea Nacional Extraordinaria celebrada en uno de los centros
turísticos más exclusivos de la Riviera Maya del Estado de Quintana Roo.
Durante los últimos días de la semana pasada en ese lugar, por decisión de los
tres mil delegados procedentes de todo el país ratificaron el liderazgo de Elba
Esther por otros seis años que, de
cumplirlos, habrá cumplido 30 años, es decir, cinco sexenios presidenciales,
iniciado en el Gobierno de Carlos Salinas de Gortari.
La susodicha asamblea estaba programada a
celebrarse en Rosarito, Baja California, pero dos días antes sorpresivamente se
cambió de sede al extremo sur del país alegando que no había la suficiente
infraestructura y de servicios. Sin embargo trascendió que el motivo fue que
días antes se enfilaba rumbo aquel lugar una numerosa caravana de disidentes de
la coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) que amenazaban
boicotear el evento. Para no exponer su asamblea releccionista Doña Elba Esther
simplemente utilizó su poder político y económico para cambiar de frente la
sede y blindar su asamblea.
Las
conclusiones de esa asamblea fueron las mismas de hace seis años: luchar por
mejores salarios y que no se descuente el ISR; más prestaciones sociales; respeto
a la autonomía de los sindicatos; un diagnostico de la educación y soluciones
“a modo” que facilite una buena relación con el próximo Presidente de la
República, claro como es su costumbre, echar bravatas. Palabras más, palabras
menos exclamó con voz fuerte: “nunca hemos querido ser secretaria de educación;
pero tampoco sirvienta de nadie”.
Un hecho
emblemático de ese evento fue la presencia del cacique sindical de PEMEX, Romero
Deschamps, el mismo que se prestó a las maniobras de Carlos Salinas de Gortari
para mandar a la cárcel a Joaquín Hernández Galicia (a) “la Quina”. El pecado
de rito viejo líder petrolero fue el hacer proselitismo electoral a favor del
Ing. Cárdenas en la elección presidencial de 1988.
Desde aquel
inicio de sexenio, Deschamps viene
usufructuando el cacicazgo sindical, al igual que Doña Elba Esther, que se
oponen a la democratización de los sindicatos que haga posible que los
trabajadores libremente por medio del voto universal y secreto determinen
quienes sean sus dirigentes. Y se opone más aun a la rendición y transparencia
de las cuotas de sus agremiados, la
presencia pública de ambos en esa asamblea fue un claro mensaje a Peña Nieto en
el marco de un comentario público de un connotado diputado priista que expresó
que esperaba instrucciones del Presidente Electo, Enrique Peña Nieto de que la
Reforma Laboral se profundizara hasta los sindicatos al servicio del estado.
El doble
lenguaje de la Profra. Elba Esther es muy controvertido. La añosa líder
sindical no necesita desempeñar el cargo de secretaria de educación para
decidir el rumbo de la educación en México, fundamentalmente en la educación
básica que es donde ha asentado su poderío. Sexenio tras sexenio obtiene esa subsecretaría
estratégica en el sistema educativo nacional.
Desde su
oficina o desde lujosa mansión situada en los Estados Unidos mueve los hilos de
la educación, claro con el visto bueno del Presidente de la República en turno.
Otro valor
entendido con el Gobierno Federal es la retención de las cuotas sindicales por
las autoridades educativas para luego entregárselas al sindicato.
Esta
cohabitación de los líderes sindicales de los trabajadores al servicio del
estado con el Gobierno Federal es una manera de control político. Ambos se coluden por conveniencia electoral y control político
en el Congreso de la Unión.
Si el estado
dejara de ser el recaudador de las
cuotas sindicales y dejara libremente a que los trabajadores aportaran sus
cuotas otra cosa sería el destino de sus dirigentes. Entonces estarían
obligados a rendir cuentas a sus agremiados.
Lo mismo
ocurre en los sindicatos blancos que son usufructuados por hampones en
complicidad con algunos grandes empresarios. Simplemente se ponen de acuerdo en
los contratos colectivos de trabajo que nada tiene que ver con las demandas
reales de los trabajadores. De estos sindicatos de protección hay miles en el
país y generalmente son utilizados por empresas subcontratistas de
trasnacionales. Por esta razón, los empresarios afiliados a la COPARMEX en una
carta pública casi exigieron a los senadores
que aprueben sin quitar ningún punto,
ninguna coma a la minuta consensuada por el PRI-PAN-PVEM de la Reforma Laboral
en la Cámara de Diputados. A ellos les importa un bledo la democratización de los sindicatos porque tal y como están las
cosas en la vida sindical los es más redituable.
Por lo
pronto vamos a tener a Elba Esther
por seis años más chupando la ubre del
SNTE.