martes, 5 de junio de 2012

LA GUERRA DE LAS ENCUESTAS MEDIATICAS

A partir de dos encuestas publicadas en las dos últimas semanas las cuales señalaban el ascenso en las preferencias electorales del candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador acercándose a 4 puntos del candidato del PRI-PVEM, Enrique Peña Nieto  generó un replanteamiento de posiciones que en lo inmediato pasado era imprevisible.
Estas reacciones se generaron fundamentalmente en el partido del gobierno federal, el (PAN). La primera fue la que encabezó el ex dirigente nacional del blanquiazul, Manuel Espino, político ligado al grupo derechista el YUNQUE y al ex presidente de la República, Vicente Fox Quezada, representante de la trasnacional Coca-Cola en nuestro país.

Manuel Espino se camufló como presidente de una organización civil denominada “Concertación Mexicana” que buscaba dialogar con los 4 presidenciables a efecto de hacer llegar propuestas de gobierno en torno a los graves problemas que enfrentará el próximo mandatario federal.

Un mes después del nacimiento de esa organización su líder Manuel Espino hizo público su apoyo al proyecto político del abanderado del PRI-PVEM, Enrique Peña Nieto, por considerar que es la mejor opción para gobernar a México.

Luego que se dio a conocer la encuesta del diario capitalino REFORMA en la que se destaca que López Obrador tiene una intensión de voto del 34%, 4 puntos debajo de Peña Nieto, ocurrió lo que nadie esperaba: Vicente Fox, el mismo que echó al PRI de Los Pinos en el año 2000 prometiendo que acabaría con las tepocatas, víboras y cucarachas, -promesa incumplida- salió a la palestra pública a emitir el voto útil por el candidato priista que está arriba en las preferencias electorales por 17 puntos. Dijo que no hay que temer al regreso del autoritarismo  priista porque ahora existen instituciones democráticas bastante sólidas. Y a quien prometió “apoyo incondicional” para que Josefina Vázquez Mota sea la próxima presidenta de la República exhortó a sus seguidores a trabajar duro para que se consolide en el segundo lugar.

En tono de enfado llamó a no dejarse engañar por la versión de que se está cerrando la competencia presidencial entre el candidato del PRI y el de las izquierdas.

Esta actitud dibuja con claridad la doble moral del ex mandatario federal. No solo le asestó una puñalada por la espalda a su compañera de partido sino que en su enfermiza obsesión por liquidar políticamente a su adversario López Obrador ahora ofrece su incondicional apoyo al partido que por décadas abominó y combatió. Doña Josefina y Fox protagonizaron aquel pasaje de la historia del cristianismo cuando judas luego del beso entregó a Jesús por 40 monedas de oro. Esta vez no son monedas las que están en juego; más bien son los cuantiosos intereses económicos de la oligarquía derechista aglutinada en el YUNQUE. Escuchan pasos en la azotea.

Otra de las protagonistas que entraron en la escena fue nada menos que la ex presidenta nacional del PRD y ex jefa del gobierno del Distrito Federal, Rosario Robles.

Desde su retiro de la militancia perredista presionada por los escándalos de tráfico de influencias en las que se vio inmiscuida con el empresario argentino, Carlos Ahumada, Rosario volvió a la academia y luego de algunos años en retiro de la política el año pasado fue una de las principales promotoras de una organización civil de mujeres que luchan por las reivindicaciones de sus derechos, fuera de toda militancia partidista.

Hace unos días nos dio la sorpresa durante un evento del candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, de su decisión de sumarse al proyecto del político mexiquense para que gane la silla presidencial. Señaló que es un proyecto renovador, viable y que recoge las principales demandas de los mexicanos.

De los dos primeros espaldarazos a favor de Peña Nieto por los representantes del panismo más derechista, no creo que sean muy buenas cartas de presentación. Tanto Manuel Espino como Vicente Fox son figuras desacreditadas, tanto en el PAN como en la opinión pública nacional que solo ensuciará al proyecto peñanietista.

En cambio, Rosario Robles es harina de otro costal. Es una política congruente con sus ideas; luchadora social de todos los días y con una imagen pública, -aunque disminuida por el tiempo-, sigue siendo una política que puede aportar mucho a la nación. Si ella escogió otra trinchera tendrá buenos motivos para hacerlo, porque atrás no hay intereses clientelares, ni ha traicionado a nadie. Es su decisión y su responsabilidad…Desde esta columna manifestamos nuestro pesar por el fallecimiento de nuestro colega y amigo, Enrique Vargas, de reconocida trayectoria profesional en su larga carrera periodística. Ofrecemos respetuosamente nuestro apoyo y solidaridad a toda su familia.