domingo, 9 de diciembre de 2012

¿ASISTENCIALISMO PARA COMBATIR EL HAMBRE?


El Presidente Enrique Peña Nieto instruyó a la Secretaría de Desarrollo Social y a la de Hacienda y Crédito Público a que en un plazo de 60 días instrumenten una Cruzada Nacional en Contra del Hambre.
La titular de la SEDESOL, Rosario Robles  formada en la doctrina de izquierda y con la experiencia que asimiló como diputada federal, ex jefa del Gobierno del Distrito Federal y como líder nacional del PRD indudablemente tiene una visión distinta a los modelos neoliberales. El hecho que Peña Nieto la haya incorporado a su gabinete presidencial da una idea que se pretende trascender más allá de las políticas asistencialistas que son paliativas pero que no resuelven de fondo el problema de la pobreza. De allí que el Presidente convocara a sumarse a esa Cruzada Nacional a todos los sectores de la sociedad mexicana.
Partamos de un principio elemental: a la gente le puedes dar de comer todos los días del año, pero no alcanzaría el presupuesto para resolver de por vida, el hambre. Parodiando un adagio chino: mejor enseña al hombre a pescar.
El Gobierno de Roberto Sandoval –aunque incipientemente- desde el inicio de su gestión enfrenta el problema de la pobreza en cuatro vertientes; a saber: la asistencial, entrega apoyos económicos mensuales a madres solteras; lleva despensas y comedores a las zonas marginadas; casas a familias indigentes, utensilios domésticos; útiles y uniformes escolares gratitos y hasta sementales de alto registro a ganaderos.
La otra vertiente es la instalación –aunque son pequeñas y poco numerosas- las farmacias, tiendas de consumo popular y ferreterías en donde se ofertan los productos por abajo de los precios de los centros comerciales.
Esta es una buena idea siempre y cuando estén bien abastecidas y se encuentre los productos básicos alimenticios, medicamento de mayor consumo familiar y materiales de construcción de calidad. Además estos centros de abasto deben ubicarse generalmente  en las zonas de mayor pobreza. Esta política es de ahorro que beneficia a las familias que tienen ingresos por abajo del salario mínimo.
La otra vertiente, que de lograrla implementar a mediano o largo plazo tiene que ver con la participación ciudadana y como facilitador el Gobierno Estatal, lo cual implica corresponsabilidad. Por ejemplo, impulsar a gran escala los huertos familiares, la avicultura, apicultura, la acuacultura, talleres artesanales y de costura, o sea, todo aquello que se adecúe a los recursos naturales y humanos de la región. Los invernaderos productivos han dado muy buenos resultados.
Estos programas tienen la virtud de cohesionar a la comunidad y a la familia, fomentar destrezas creativas, generar empleo y, en consecuencia, mejorar la calidad de vida.
Para lograr tales propósitos al gobierno le corresponde aportar créditos baratos, capacitación y supervisar periódicamente la buena ejecución de esos programas. Así podrá evitarse el gandallismo, el parasitismo y la desviación de los recursos públicos. Estamos hablando del combate al hambre, es decir a paliar las condiciones de pobreza extrema.
La otra vertiente tiene que ver con políticas públicas de mediano y largo alcance para lograr lo que Peña Nieto aspira durante su gobierno: un país de clases medias.
Nos referimos a la industrialización en el campo y en las grandes zonas urbanas en función a la vocación natural y humana de cada región del país. La industrialización es uno de los caminos para sacar del subdesarrollo a una nación, lo cual conlleva la utilización de modernas tecnologías y la formación de buenos profesionistas capacitados en la ciencia y en la técnica de alta especialidad. Por eso mismo requerimos de una revolución en nuestro sistema educativo nacional. Ni los partidos de izquierda, ni los de la derecha podrán negar que los tres pilares de nuestra economía son la producción en el campo, el turismo y la industria; estas serán las tres palancas de nuestro desarrollo nacional.
De continuar siendo país  exportador de materias primas y de braceros a los Estados Unidos  estaremos agotando nuestra riqueza natural y humana. Si no cambiamos de rumbo nos acabaremos nuestras riquezas naturales y seremos un país de más pobres que no habrá presupuesto público que alcance para alimentar a millones de pobres. Trabajo, Educación y Productividad son las herramientas para transformar a nuestro país. En Nayarit, el magno canal “Costa de Oro” es una visión de futuro en este sentido.
Estaremos atentos a que la Cruzada Nacional en contra del Hambre no sea más de lo mismo es decir, beneficencia pública.