El Presidente Enrique Peña Nieto instruyó a la Secretaría de
Desarrollo Social y a la de Hacienda y Crédito Público a que en un plazo de 60
días instrumenten una Cruzada Nacional en Contra del Hambre.
La titular de la SEDESOL, Rosario Robles formada en la doctrina de izquierda y con la
experiencia que asimiló como diputada federal, ex jefa del Gobierno del
Distrito Federal y como líder nacional del PRD indudablemente tiene una visión
distinta a los modelos neoliberales. El hecho que Peña Nieto la haya
incorporado a su gabinete presidencial da una idea que se pretende trascender
más allá de las políticas asistencialistas que son paliativas pero que no
resuelven de fondo el problema de la pobreza. De allí que el Presidente
convocara a sumarse a esa Cruzada Nacional a todos los sectores de la sociedad
mexicana.
Partamos de un principio elemental: a la gente le puedes dar
de comer todos los días del año, pero no alcanzaría el presupuesto para
resolver de por vida, el hambre. Parodiando un adagio chino: mejor enseña al
hombre a pescar.
El Gobierno de Roberto Sandoval –aunque incipientemente- desde
el inicio de su gestión enfrenta el problema de la pobreza en cuatro
vertientes; a saber: la asistencial, entrega apoyos económicos mensuales a
madres solteras; lleva despensas y comedores a las zonas marginadas; casas a
familias indigentes, utensilios domésticos; útiles y uniformes escolares
gratitos y hasta sementales de alto registro a ganaderos.
La otra vertiente es la instalación –aunque son pequeñas y
poco numerosas- las farmacias, tiendas de consumo popular y ferreterías en
donde se ofertan los productos por abajo de los precios de los centros
comerciales.
Esta es una buena idea siempre y cuando estén bien
abastecidas y se encuentre los productos básicos alimenticios, medicamento de
mayor consumo familiar y materiales de construcción de calidad. Además estos
centros de abasto deben ubicarse generalmente
en las zonas de mayor pobreza. Esta política es de ahorro que beneficia
a las familias que tienen ingresos por abajo del salario mínimo.
La otra vertiente, que de lograrla implementar a mediano o
largo plazo tiene que ver con la participación ciudadana y como facilitador el
Gobierno Estatal, lo cual implica corresponsabilidad. Por ejemplo, impulsar a
gran escala los huertos familiares, la avicultura, apicultura, la acuacultura,
talleres artesanales y de costura, o sea, todo aquello que se adecúe a los
recursos naturales y humanos de la región. Los invernaderos productivos han dado
muy buenos resultados.
Estos programas tienen la virtud de cohesionar a la comunidad
y a la familia, fomentar destrezas creativas, generar empleo y, en consecuencia,
mejorar la calidad de vida.
Para lograr tales propósitos al gobierno le corresponde
aportar créditos baratos, capacitación y supervisar periódicamente la buena
ejecución de esos programas. Así podrá evitarse el gandallismo, el parasitismo
y la desviación de los recursos públicos. Estamos hablando del combate al
hambre, es decir a paliar las condiciones de pobreza extrema.
La otra vertiente tiene que ver con políticas públicas de
mediano y largo alcance para lograr lo que Peña Nieto aspira durante su
gobierno: un país de clases medias.
Nos referimos a la industrialización en el campo y en las
grandes zonas urbanas en función a la vocación natural y humana de cada región
del país. La industrialización es uno de los caminos para sacar del
subdesarrollo a una nación, lo cual conlleva la utilización de modernas
tecnologías y la formación de buenos profesionistas capacitados en la ciencia y
en la técnica de alta especialidad. Por eso mismo requerimos de una revolución
en nuestro sistema educativo nacional. Ni los partidos de izquierda, ni los de
la derecha podrán negar que los tres pilares de nuestra economía son la
producción en el campo, el turismo y la industria; estas serán las tres
palancas de nuestro desarrollo nacional.
De continuar siendo país
exportador de materias primas y de braceros a los Estados Unidos estaremos agotando nuestra riqueza natural y
humana. Si no cambiamos de rumbo nos acabaremos nuestras riquezas naturales y
seremos un país de más pobres que no habrá presupuesto público que alcance para
alimentar a millones de pobres. Trabajo, Educación y Productividad son las
herramientas para transformar a nuestro país. En Nayarit, el magno canal “Costa
de Oro” es una visión de futuro en este sentido.
Estaremos atentos a que la Cruzada Nacional en contra del
Hambre no sea más de lo mismo es decir, beneficencia pública.