Conjeturas
Por
Francisco Cruz Angulo
El clan familiar cuyo patriarca es el propietario del grupo
Álica Antonio Echevarría Domínguez convocó el jueves pasado a un desayuno de
amigos (no acarreados) a recordar el inicio de su lanzamiento como aspirante a
la gubernatura de Nayarit hace 18 años. De aquella reunión de amigos derivó lo
que más tarde se construyera la denominada alianza por el cambio integrada por
los partidos PAN-PRD-PT y PRS misma que lo llevó al poder ejecutivo estatal en
los comicios de 1999.
Empero, esa reunión de amigos fue el inicio formal para que
el joven empresario Antonio Echevarría García, hijo del ex gobernador Antonio
Echevarría Domínguez y la senadora panista Martha Elena García anunciara su
decisión de encabezar un movimiento de reivindicación política y social en Nayarit con el propósito de “combatir los
malos gobiernos corruptos y autoritari os que han soportado los
nayaritas durante los últimos 10 años de
gobierno”.
Aunque Toñito no lo dijo abiertamente dejó entrever a los
asistentes sus pretensiones de aspirar a ese alto cargo público.
Como ciudadanos, claro que tiene todo el derecho de aspirar a
la silla gubernamental independientemente de su posición económica y de su condición
de hijo de los ex conyugues que arribaron a puestos de elección popular.
Sin embargo había que hacer algunas reflexiones al respecto.
¿Cuál es el capital político que hoy detenta el joven
empresario Antonio Echevarría García? Evidentemente posee experiencia hasta el
día de hoy de hacer más rentables las empresas del grupo Álica, pero en
política y administración pública es un novato. Lo poco que conoce es por medio
de los dichos de sus padres.
Si el joven Toño pretende emular la experiencia política de
su señor padre cuando éste ocupó la gubernatura de Nayarit nadie podrá poner en
tela de juicio que fue un buen administrador y no dejó endeudado al Gobierno
Estatal.
Sin embargo el “gobierno del cambio” nada hizo por
transformar las viejas estructuras de los gobierno priísta que lo antecedieron pese
a que en los primeros tres años de su gobierno tuvo a su favor la mayoría en el
Congreso del Estado. Administró y dirigió al gobierno como si fuera una
extensión de sus empresas.
Recordemos que cuando los partidos de izquierda aliancistas
demandaron cumplir la política social marcó distancia a grado tal que echó de
la subsecretaría de gobierno al líder perredista Guadalupe Acosta Naranjo e
incluso lo metió a la cárcel. De ser los perredistas uno de sus principales
aliados calificó y continúa calificando a sus dirigentes como una banda de bribones
que venden como puercos flacos a sus aliados. Este mismo calificativo se lo advirtió
al hoy presidente municipal de Tepic, Dr. Leopoldo Domínguez en el momento en
que se concretó la alianza PAN-PRD antes de los comicios estatales del 2014 y
luego con tal descaro felicitó públicamente el triunfo arrollador del candidato
aliancista. Vaya contradicciones.
Ahora bien si se hace una comparación objetiva cualitativa y
cuantitativamente del gobierno echevarrista saltará a la vista la enorme distancia en obra pública y prog
ramas
sociales respecto a la actual administración gubernamental que encabeza Roberto
Sandoval.
En obra pública lo más relevante de el régimen echevarrista
fue la creación de la Universidad Tecnológica de Nayarit; de allí en fuera
cuesta trabajo recordar otra obra de gran relevancia social.
De la ex diputada y hoy senadora Martha Elena García lo
relevante de su gestión como legisladora fue el haber participado activamente
en la creación de leyes de protección a los derechos de la mujer y a los de la
niñez de nuestro país.
Incluso durante su participación como candidata a gobernadora
del Estado por el blanquiazul ganó un gran respaldo popular. De haberse construido
una alianza PAN-PRD-PT seguramente hoy sería la primera gobernadora de Nayarit.
El joven aspirante Echevarría García deberá tener en cuenta
que las circunstancias políticas y económicas de Nayarit y de nuestro país no
son las mismas que en el año de 1999.
Hoy en día todos los partidos políticos carecen de
credibilidad ciudadana. De igual manera está harta de políticos corruptos,
prepotentes y demagogos. Las alianzas del PAN-PRD no son creíbles por el hecho
de estar sustentados no en proyectos alternativos de gobierno sino en el reparto
del botín electoral en el que prevalece la falta de principios ideológicos y programáticos
y de ética pública.
La misma crisis de credibilidad la tiene la otra alianza progubernamental
encabezada por el tricolor a menos que éste partido recupere la confianza ciudadana
que ha decrecido en la última década.
Por último vale la pena destacar que en el susodicho desayuno
estuvieron militantes del PAN, PRD y MORENA. ¿A caso ya se perdonaron sus
agravios y descalificaciones mutuas entorno a construir una alianza con el
proyecto político-empresarial de corte patrimonialista?..