jueves, 17 de mayo de 2012

ELBA ESTHER Y SUS BERRINCHES

Tarde o temprano aliados incomodos cobran factura cuando por las nuevas circunstancias políticas sus intereses se contraponen. El Presidente Felipe Calderón y la presidenta vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Profra. Elba Esther Gordillo protagonizaron un duro intercambio de reclamos durante la celebración de el día del maestro, en Los Pinos.
Elba Esther Gordillo reclamó a la SEP cuando fue su titular, Josefina Vázquez Mota de una falta de oficio político y corta de miras que envileció el dialogo para alcanzar acuerdos por el mejoramiento de nuestro sistema educativo en el país. Naturalmente esas recriminaciones no fueron solo a la candidata presidencial del Partido Acción Nacional sino al mismísimo mandatario federal, en tanto que es  el responsable de las políticas públicas en materia educativa.

Luego el Presidente Calderón reviró y sin ningún tapujo informó que la evaluación universal a todo el magisterio del sistema básico se aplicará en el mes de junio, fecha pactada en abril del 2011 entre la SEP y la lideresa del SNTE conminándola a honrar su palabra. En este mismo evento dio a conocer la total autonomía del Instituto Nacional de Evaluación Educativa, vieja demanda sindical. Esperemos que sea funcional.

La lideresa de los maestros no da paso sin huarache. Sus objetivos mediáticos son claros: poner en tela de duda la capacidad política de la candidata presidencial del blanquiazul para hacerla caer en las intenciones de voto a su favor; y desmarcarse  de la actual administración panista para una vez que concluyan las elecciones el próximo 01 de julio negociar en bandeja de plata su proyecto educativo y capital político que logre el PANAL al probable Presidente de México, en este caso, Enrique Peña Nieto. Astutamente, de hecho se subió al carro peñanietista cuando ordenó a su candidato presidencial, Gabriel Quadri no cuestionar para nada al candidato priista que está arriba en las preferencias electorales.

Esta estrategia ya le ha funcionado en cada sucesión presidencial. Su inmenso poder económico y político lo pone al mejor postor. Al Presidente Calderón a cambio de los votos que le allegó por medio de sus componendas con gobernadores priistas cobró una jugosa factura: para su yerno nada menos que la dirección general de Educación Básica; al ex priista renegado Miguel Ángel Yunes lo hizo director general del ISSSTE; y a otro incondicional lo llevó a manejar la chequera de la Lotería Nacional. Desde estas instituciones se amamantó y fortaleció a su franquicia política-electoral, el PANAL y controló con mejor eficacia el sistema educativo nacional haciéndolo rehén de sus ambiciones y proyectos personales.

Como aquella alianza SNTE-PAN se hizo añicos cuando el Presidente Calderón decidió cerrar la chequera a la cacique magisterial. Elba Esther   acusó de corrupto e incapaz a su ex aliado Yunes y a la administración calderonista y hacerle la vida de cuadritos a Josefina Vázquez Mota cuando se desempeño como Secretaria de Educación. Ahora está empeñada en  bajarla del segundo lugar en la competencia presidencial.

 La candidata del blanquiazul reaccionó tardíamente. Durante el pasado debate  dejó sin raspones  al  candidato de la cacique; incluso, a costa suya el señor Quadri  subió varios puntos en la intención del voto. No es casual que doña Esther  haya girado instrucciones a todos los comités seccionales del  SNTE  a votar a favor del priista, Peña Nieto y por los candidatos al Congreso de la Unión del Partido Nueva  Alianza. Así lo dieron a conocer profesores de la Sección 20 y 49,  lo cual indica su doble moral.

Si Peña Nieto cree que podrá hacer una revolución educativa en el país  con Elba Esther  adentro del sistema, es como curar a un enfermo de cáncer sin eliminar las células malignas que están diseminadas por todo el organismo. El cacicazgo magisterial se nutre desde el poder y con el poder. No se hagan bolas. Es cuestión de voluntad política. Fuera complicidades.  El gobernador Roberto Sandoval está dando el ejemplo de que sí se puede. Por lo menos, hasta ahora.