Conjeturas
Por
Francisco Cruz Angulo
La ruta que recorre el Papa Francisco son los lugares donde
prevalecen los graves problemas que vive el país, por lo que vale la pena
destacar algunas acciones del Papa que rompen los cánones de la ortodoxia católica.
El primer hecho ocurrió en su histórica estadía en el Palacio
Nacional, centro del jefe de nuestras instituciones republicanas y laicas en
donde marcó una sana distancia como jefe de Estado cuando una vez que concluyó
el evento oficial encabezado por el presidente Enrique Peña Nieto, su gabinete
en pleno e invitados especiales fue omiso a la petición de un grupo de funcionarios
públicos a que los bendijera.
Nuestra clase política en su búsqueda de notoriedad confunde
oportunistamente el poder terrenal del espiritual.
Solo faltó que se arrodillasen frente al líder mundial de la
iglesia católica, apostólica y romana.
Seguramente la esfinge de Benito Juárez tronó en cólera al
presenciar ante sus barbas tan vergonzosa actitud de nuestros gobernantes.
El Papa Francisco fue más prudente y en lugar de bendecirlos
saludó de mano a cada uno de ellos. Pareció decirles “al Cesar lo que es del
Cesar y a Dios lo que es de Dios”.
Otro momento estelar lo tuvo el Papa Francisco cuando sostuvo
un encuentro con la alta jerarquía de la iglesia católica mexicana.
El Papa como su líder espiritual los conminó a retomar el
camino de la humildad y de la misericordia de la cristiandad, es decir a
ejercer su ministerio a favor de los desprotegidos y a comprometerse al lado de
su grey en sus problemas cotidianos, así como a no caer en la tentación de ser cómplices
del poder terrenal para obtener prebendas personales.
Luego vino el regaño que propinó a sus ovejas descarriadas
que por debajo de la mesa se dan golpes en las “espinillas” y se meten zancadillas en su pretensión de
alcanzar nuevos cargos en la jerarquía católica. Enseguida los exhortó a que
como hombres se digan cara a cara lo que se tengan que decirse; pero luego deben
de extender sus brazos y perdonarse en bien de la unidad de la iglesia.
Lo anterior da fe de la división y pleitos internos que
prevalece en la alta jerarquía de la iglesia católica mexicana. De allí que el
Papa los haya llamado a la unidad para reivindicar a la iglesia católica que en
pocos años ha perdido miles de feligreses.
En los eventos religiosos celebrados en Ecatepec, Estado de
México y en San Cristóbal de las Casas en el Estado de Chiapas mostró su
solidaridad con las familias que sufren a diario la violencia expresada en la
muerte de miles de jóvenes, a los secuestrados, desaparecidos, la trata de
blancas, la sistemática violación a los Derechos Humanos a emigrantes y la discriminación
a indígenas, a quienes les pidió perdón por el trato inhumano que han sido víctimas
desde la colonización española.
En Chiapas el Papa Francisco reconoció la aportación de la
cultura indígena la cual debe ser respetada por su aportación a la civilización
occidental.
El Papa fue claro que los indígenas deben ser tratados como seres
humanos, no como pareas.
Así mismo reconoció la labor pastoral a favor de los pueblos
indios por el obispo de Chiapas, Samuel Ruiz, quien ejerció su ministerio con
humildad y con un claro compromiso con las comunidades indígenas.
Como una señal de reconocimiento decretó el Papa que a partir
de esta fecha será obligatorio celebrar la misa en su lengua original en
aquellas comunidades de mayoría indígena.
El otro evento que vale la pena destacar fue el hecho de que
el Papa rompió con algunos dogmas de la ortodoxia católica en el sentido de
negarles a que comulguen las madres solteras o a los divorciados. El Papa
celebro este acto de eucaristía a quienes viven en esta condición como un
ejemplo a seguir.
De esta manera se institucionaliza lo que hasta ahora era
solo una simulación, puesto que ninguna parroquia atendía este dogma.
En la próxima columna seguiremos los pasos del Papa Francisco…