Como lo señale en alguna columna anterior, el Partido de la
Revolución Democrática (PRD) tiene una quinta columna del lopezobradorismo en
la figura de la corriente que encabezan René Bejarano y Dolores Padierna.
Casi al mismo tiempo que López Obrador descalificaba el Pacto
Por México, calificándolo de la “ignominia”,
los bejaranistas por medio de su portavoz en el consejo político nacional
criticó a su presidente nacional, Jesús
Zambrano que se haya sentado en la mesa de negociación política para consensuar
el Pacto por México con los Partidos Revolucionario Institucional, Acción
Nacional y de la Revolución Democrática, y avalado por los gobernadores y de
los lideres de sus respectivas bancadas
en el Congreso de la Unión, así como suscrito por el Presidente de
México, Enrique Peña Nieto.
Se le cuestionó a Jesús Zambrano que lo haya hecho a espaldas
y sin el acuerdo del consejo político nacional.
Los lopezobradoristas agazapados en el Partido del Sol Azteca
en la línea de su caudillo López Obrador tratan de reventar el Pacto porque según
ellos, no se debe pactar con un Presidente de la República ilegitimo, es decir continúa
descalificando a las instituciones electorales de nuestro país.
La corriente hegemónica del PRD, nueva izquierda dio un gran paso
de gran trascendencia en la reconstrucción de su partido. Por un lado se sumó
al proyecto del PRI, en base a una agenda de gobierno que recoge demandas de la
izquierda mexicana, incluso las del mismo López Obrador como son que el estado
garantice la seguridad pública, no solo con el Ejército en las calles en el
combate en contra de la narco delincuencia, y que provoca la violación de los Derechos
Humanos, la desaparición forzada de personas y atacar de fondo la impunidad y
la corrupción en el sistema de justicia. ¿Quien puede estar en contra de que se
combata la pobreza mediante programas sociales como el seguro a las jefas de
familia; apoyo económico a los miembros de la tercera edad a partir de los 65 años,
(por cierto programa lopezobradorista cuando fue Jefe de Gobierno en el Distrito
Federal) o que sea el estado quien recupere la conducción de la educación en
México, hoy coaptada por la cacique magisterial
del SNT, Elba Esther Gordillo; o la propuesta de liquidar el duopolio
Televisa-TV Azteca?¿Quién puede no estar de acuerdo en volver al sistema de
trenes para transporte humano, cuando el mismo López Obrador prometió construir
tren de pasajeros que una al sur con el norte del país?
Es una necedad no admitir que urge reactivar nuestra economía
impulsando la inversión en el campo, en el turismo y en la industrialización del
país para así generar miles de empleos y mejorar la calidad de los mexicanos. Y
de esta forma disminuir las desigualdades entre una minoría que lo tiene todo y
una mayoría que vive en la marginación. Así podríamos señalar numerosas
coincidencias programáticas que están contenidas en el Pacto Por México.
Por otro lado, la audaz y acertada decisión de la dirigencia
nacional del PRD encabezada por Jesús Zambrano lo hace de cara al porvenir. Manda
señales que está dispuesto al diálogo y la negociación con la actual administración
federal a efecto de que los programas de gobierno se orienten a los sectores
marginados de la sociedad; que no le apuestan a la automarginación y a la autoflagelación
para satisfacer egos personales; por
otra parte obligará a los quinta columna lopezobradoristas a definir sus
posiciones: o están en el PRD y son tolerantes en su nueva línea programática o
desertan y se van al huevo de la serpiente.
Aun no entendemos el doble juego de López Obrador: descalifica
a las instituciones electorales y crea un nuevo partido político que
necesariamente tendrá que reconocer legalmente a su nuevo partido, MORENA y
someterse a las reglas actuales de la
competencia política-electoral.
En donde sí estamos de acuerdo con el político tabasqueño es cuando afirma
que a las palabras se las lleva el viento, y los pactos, aun los mejores si no
se traducen en acciones concretas de gobierno, no sirven para nada. Sin embargo
apostarle al todo o al nada es una necedad.
Nuestra clase política debe superar la desconfianza,
demostrar voluntad política para construir y luego aterrizarlos en políticas
públicas. La gente está harta de políticos marrulleros, tramposos y mentirosos.
Se ha degradado a tal grado el ejercicio de la política que el sufragio se ha
convertido en una mercancía devaluada que vale lo que un puñado de láminas de cartón
o una gallina.
Así pues, el partido del Sol Azteca tiene una oportunidad histórica:
refundarse como un partido de izquierda moderno y de propuestas dispuesto a
sentarse en la mesa con toda las formaciones políticas, despojado de sus viejos
dogmas doctrinarios, con el único propósito de ser una alternativa real del
poder presidencial en el 2018.
No le pueden seguir apostando a que las masas se estén muriendo
de hambre para utilizarlas como arietes de guerra en contra de gobiernos que según
ellos usurpan el poder.
Si los integrantes de MORENA asumen esta actitud y esperan la
exacerbación de las contradicciones sociales y políticas y el ahondamiento de
la crisis para llegar al poder, allá
ellos. Lo único que encontrarán es un país devastado por la pobreza y la
delincuencia en las calles.
Esperemos que en el próximo Congreso Nacional del PRD a
celebrase en este mes predomine una visión de estado. Sería una vergüenza que
el PRD vuelva a ser una vez más un partido clientelista político-electoral
integrado por tribus que se disputan las cuotas de poder en las contiendas
electorales.