domingo, 4 de marzo de 2012

EL SEGURO POPULAR PANACEA DEL PAN

Hace unos días estuvo en esta capital el Director General del Seguro Popular y con bombo y platillo levantó la bandera blanca de cobertura universal de ese programa en Nayarit.
Aseguró el funcionario federal que con este programa millones de mexicanos pobres tendrán acceso a servicios de salud de buena calidad y totalmente gratuitos.

Durante este festivo evento llamó la atención las reflexiones del mandatario estatal, Roberto Sandoval, quien agradeció el esfuerzo del gobierno calderonista para otorgar servicios de salud a los que menos tienen; pero reconoció que esos servicios médicos-hospitalarios no son muy eficientes y hay grandes carencias que atender.

 El Seguro Popular es como una moneda devaluada: tienes grandes cantidades de dinero en tus manos, pero cuando vas al mercado no compras los necesarios bienes y servicios para disfrutar de una vida digna. Entonces tienes que endeudarte o de plano condenarte a vivir una vida de perro callejero.

En el Seguro Popular ocurre lo mismo: se entregaron millones de carnet, pero cuando los beneficiarios concurren a los hospitales o clínicas públicas, si vas a urgencias encuentras salas aglomeradas de gente que espera en camillas o hasta en el suelo durante largas horas para que se les atienda; y luego se inicia el viacrucis de enfermos y familiares: soportar a médicos cansados y malhumorados por el trabajo excesivo; que los aparatos de Rayos X  y ultrasonidos o de química sanguínea son insuficientes o están descompuestos; que no hay quirófanos disponibles para una operación de emergencia; que no hay camas, por lo que tendrán que esperar hasta 12 horas; que no hay medicamentos para atender a enfermos de emergencia, por lo que sus familiares tienen que ir a comprarlos a farmacias privadas; y si tuviste la suerte de salir con vida entonces sus familiares tienen que hacer un engorroso tramite burocrático para que te condonen la cuenta o de perdis hagan un buen descuento que será determinado por el criterio y estado de ánimo  de un burócrata.

Es del dominio público dos aberrantes hechos ocurridos en el Hospital General de Tepic. El primero lo vivió una familia de huicholes cuando una de las enfermeras les anunció que su hijo murió. Cuando solicitaron llevarse el difunto los emplazaron a que antes tenían que pagar los servicios médicos-hospitalarios. Los indígenas replicaron que no tenían dinero. Ante la insistencia de “pagas y te lo llevas”, los indígenas reaccionaron con una soberbia simplicidad: “pos entonces, trágatelo” y tranquilamente salieron rumbo a la calle ante el estupor de los allí presentes.

El otro caso fue el de una joven indígena que acudió a los servicios de parto. Como no la acompañó ningún pariente, ni llevaba dinero, una vez que dio a luz, a las pocas horas la echaron a la calle con su bebé en los brazos.  La única explicación que recibió fue que se necesitaba la cama para otra mujer. Esto se llama discriminación. Ejemplos sobran que dan testimonio de como el Seguro Popular ha sido manejado como una panacea de los gobiernos panistas para darse golpes de pecho y así expiar sus culpas de no resolver los problemas de empleo, educación, buenos servicios de salud y seguridad pública.

Por supuesto,  no descalificamos la existencia del Seguro Popular. Hay casos excepcionales de una buena atención medica-hospitalaria. No obstante, como bien lo dijo Roberto Sandoval: hay que construir más instalaciones hospitalarias y adquirir mejor equipamiento médico, más  quirófanos y disponer de suficientes medicamentos básicos y de enfermedades crónicas-degenerativas de manera que los servicios que ofrece el Seguro Popular sean de primera calidad en beneficio de la gente que menos tiene.