martes, 16 de abril de 2013

POPULISMO Y TERRORISMO



Por Francisco Cruz Angulo

Dos noticias que despertaron la expectación mundial fueron las elecciones presidenciales en Venezuela en donde el candidato del chavismo, Nicolás Maduro ganó por escasos 260 mil votos 1.79% del padrón electoral sobre el candidato de la oposición  Henrique Capriles.  La otra noticia fue los bombazos terroristas durante el Maratón Internacional de Boston, E.U ocurrido la mañana del lunes pasado que trajo como saldo tres muertos y más de un centenar de victimas que presenciaban ese evento histórico mundial.
Estos dos eventos ocurrieron en países con tradición democrática, los cuales merecen una breve reflexión.
En la República Bolivariana de Venezuela se pone en juego la estabilidad de sus instituciones luego de una competencia presidencial que arrojó magros resultados para el candidato del chavismo  que durante más de 12 años gobernó su líder, hoy fallecido Hugo Chávez.
Quedó demostrado que el chavismo sin Chávez no es lo mismo. Su heredero, Nicolás Maduro no es la sombra de su líder  carismático que en poco más de 5 meses perdió más de un millón 500 mil seguidores. Sus causas fueron evidentes: el desgaste del discurso chavista que prometió la utopía de una sociedad socialista y cristiana, pero que en los hechos fue un candil de la calle y oscuridad de su casa.
Durante la década que gobernó Hugo Chávez si bien se aminoró la pobreza de millones de venezolanos con políticas asistencialistas no generó las condiciones materiales para impulsar una economía productiva que generara empleo, bienes de consumo popular y una infraestructura de servicios públicos eficientes que mejoraran las condiciones de vida de todos los venezolanos.
Por el contrario, su política estatista, anti norteamericana  y benefactora de su riqueza petrolera a países del área Latinoamericana y del Caribe llevó a Venezuela a una crisis en su economía. Actualmente tiene un déficit fiscal de entre el 20 al 30%; una inflación galopante que obligó al gobierno a devaluar su moneda; desabasto de alimentos básicos y medicamentos y una industria desmantelada por la política de expropiaciones siguiendo el modelo cubano de la década de los 60´s.
A la muerte de su líder, el gobierno chavista a través  de su heredero pensó que era probable que el pueblo se volcaría a las urnas a darles un amplio apoyo. No ocurrió así. El voto se polarizó en dos mitades, en donde la oposición  perdiendo ganó al aglutinar a la mitad de los venezolanos. Si bien el triunfo de Nicolás Maduro es legal, no está legitimado por la mayoría de los venezolanos, en consecuencia será un gobierno débil que tendrá que irse legitimando en la medida que resuelva la crisis económica del país y garantice a la oposición incorporar sus demandas a la agenda del nuevo gobierno. Si le apuesta a la represión militar y no cambia su política exterior para sanear su economía petrolizada, lo más seguro es que ahondará la crisis política y económica de Venezuela y el gobierno de Nicolás Maduro podría perder el poder en un año cuando la oposición recurra al referéndum para revocar su mandato. Entonces el chavismo tendría contados los días.
Volviendo a los bombazos terroristas de Boston quedó demostrado una vez más que los sofisticados sistemas de inteligencia de ese poderoso país no sirvieron para nada y la sociedad norteamericana está inerme ante el fundamentalismo islámico que mediante un  trabajo de hormiga golpea cuando se le da la gana en lugares emblemáticos y estratégicos de la nación norteamericana. Los efectos de esos ataques terroristas van más allá de las victimas personales. Sus efectos colaterales son aún más graves que es la de generar una sicosis colectiva de inseguridad personal. Como lo destacó un analista en asuntos de seguridad nacional que paradójicamente para combatir a este tipo de amenazas el Estado violenta los derechos individuales de la gente. Por ejemplo, pocos minutos después de los estallidos de las dos bombas las autoridades desactivaron la comunicación telefónica móvil, lo que dejó incomunicado por horas a todos los habitantes de Boston, lo que provocó una angustia e irritación colectiva en contra del gobierno de Washington.
Esperamos que esos actos terroristas del lunes pasado no obliguen al Presidente Obama, bajo la presión de los Republicanos a restringir aún más el ingreso de emigrantes a esa nación; pero lo más grave sería lo que ocurrió en las explosiones de las torres gemelas el 11 de septiembre del 2001 por acciones terroristas en el sentido de postergar la Reforma Migratoria que casi ya estaba cocinada antes de las pasadas acciones terroristas.