Conjeturas
Por
Francisco Cruz Angulo
Se incrementa en nuestra Entidad los casos de violencia en
los centros de educación básica ante el poco interés que muestran las
autoridades educativas.
Señalaré dos casos concretos ocurridos en la escuela primaria
Ford Núm. 147 Emilio M. González Parra localizada en el fraccionamiento “Jardines
de Matatipac” Xalisco, Nayarit.
El primer caso de violencia fue hace 15 días cuando un niño
de quinto año vecino de la colonia Andareñas sacó de su mochila una navaja de
las denominadas 007 y con ella amenazó a varios niños y niñas con “sacarles las
tripas” lo que provocó el pánico y llanto de los menores. Luego que fue llamado
por el director de la escuela el niño
tirando el arma punzocortante a la calle se ufanó ante sus condiscípulos diciéndole que al fin y al cabo
su papá tenía en un cajón de su casa muchas navajas. Ese niño fue expulsado de
la escuela.
El otro caso lo narró la tesorera del comité de padres de
familia quien dijo estar preocupada porque hace unos días varios menores de
edad que cursan el sexto año durante el recreo mientras jugaban a los sicarios,
este juego de violencia culminó cuando uno de los niños fue amarrado a un árbol
y luego tapado la boca con cinta canela y ya inmovilizado lo empezaron a
golpear disque para que confesara.
Luego de enterarse del caso las autoridades del plantel
sancionaron a los menores mientras que al que se ostentaba como jefe de la
pandilla igualmente fue expulsado.
Estas mismas acciones de violencia en las escuelas ocurren en
otros municipios. Lo que pasa es que no son denunciadas.
Lo más probable es que las autoridades educativas del Estado
no se enteren de esos sucesos o de plano se hagan de oídos sordos.
Ante estos hechos de violencia escolar los consejos de participación
social integrado por director, profesores y padres de familia deben de ser
capacitados de cómo enfrentar con medidas preventivas ese problema originado
desde el seno familiar y de su entorno comunitario.
La expulsión de niños violentos no resuelve el problema de
fondo.
La primera acción preventiva es implementar con todo rigor el
programa “mochila segura” a efecto que se evite la introducción de objetos que
pongan en riesgo la salud y la seguridad de la comunidad estudiantil.
La otra medida preventiva es el rol que deben desempeñar los
profesores, es decir, no solo enseñar sino la de orientar lo que es ejercer la
violencia emulando a los criminales y de lo que perjudica su desarrollo físico y emocional.
De igual forma el rol de los padres del menor es de gran
importancia pues muchos de ellos creen que su papel es simplemente dejarlos a
la puerta de la escuela y que son los maestros los que asuman esa
responsabilidad.
Si los padres de familia no se involucran activamente en la educación
de sus hijos cualquier medida preventiva que se tome en la escuela será inútil.
Como lo señalaba el ilustre pedagogo brasileño Paulo Freire “No
hay niños problema; hay padres problema”.
Volviendo a la seguridad de los niños en las escuelas ¿En dónde
quedó el rol de los prefectos quienes son los que vigilan cotidianamente la
conducta de los niños en horas de recreo o cuidar que ninguno de ellos esté
fuera del salón de clases?
Pareciera que los supervisores de zona y los prefectos, si es
que los hay, parece que se han burocratizado
ante la complacencia de sus jefes.
De continuar este estado de cosas la Reforma Educativa
quedará en el papel…