domingo, 24 de febrero de 2013

LAS OBSESIONES DE ÁGUEDA GALICIA


Por Francisco Cruz Angulo

La lideresa del Sindicato Único de Trabajadores al Servicio del Estado y Municipios, (SUTSEM) continúa obsesionada en hacer que separen del cargo o  dimita como presidente municipal de Tepic al Ing. Héctor González Curiel.
Lo que irritó a la dirigente sindical es el hecho  que el alcalde tepicense le paró el alto a las excesivas demandas laborales  sabedora que el ayuntamiento carece de liquidez financiera para atender esos reclamos.
Es tal su terquedad que ordenó a los delegados sindicales en cada una de las dependencias del Gobierno Estatal y en los 20 ayuntamientos que cada uno de los trabajadores y familiares firmen un documento en donde solicitan la revocación de mandato de González Curiel. Para sustentar ese documento exigen una copia de elector.
La señora Águeda pretende tomarles el pelo a todo mundo o lo hace con la malévola intención de presionar para obligar al Congreso del Estado a intervenir en el conflicto.
Como diputada bien sabe que en nuestra Constitución política ni en alguna Ley reglamentaria se contempla la revocación de mandato. Este derecho de Participación Ciudadana está en la congeladora, incluso en la Legislatura Federal.
Como sabe que esa demanda no va a funcionar asusta con el petate del muerto y  manda señales a los demás alcaldes para que no se le pongan al brinco incluyendo al mandatario estatal que mostró molestia cuando ese sindicato, en diciembre pasado, bloqueó por horas un tramo del libramiento sur de Tepic.
La Sra. Águeda hace lo que le pega en gana por dos razones: una, al férreo control de los trabajadores. Para dar un ejemplo: si un trabajador no asiste a una marcha, el delegado sindical luego de pasar lista remite al faltista a las oficinas centrales del sindicato y desde allí se lleva la lista de faltistas a la Secretaría de Finanzas del estado y ayuntamientos para que se les descuente el equivalente a tres días de salario; esa multa viene etiquetada en el cheque quincenal correspondiente. Esta medida coercitiva es anticonstitucional. ¿Dónde está el derecho del trabajador a decidir libremente en su sindicato? Es más, ni siquiera en su mayoría conocen sus estatutos donde se inscriben sus derechos y obligaciones.
La otra fuente de poder de la Sra. Águeda Galicia es el uso pragmático de su desempeño  como diputada del PRI en el Congreso del Estado. En aquellos asuntos de interés público que exigen una definición como dirigente sindical, o no participa en los debates o se vuelve ojo de hormiga. Hace presencia solo cuando  conviene a sus intereses políticos.
Esta doble moral se vio reflejada cuando estuvo sobre la mesa del debate público la corrupción y desviación de recursos públicos en la administración del ex Gobernador Ney González Sánchez. Agréguese el escandaloso endeudamiento público.
En aquella ocasión ni pio dijo. Claro. Fue una de las principales beneficiaras.
Otro ejemplo de su anodina posición fue cuando se debatió y aprobó la Ley de Participación Ciudadana. ¿Por qué no propuso añadir la figura de revocación de mandato al que hoy exige aplicar al “torito”?
La política es para resolver problemas, no para complicarlos. Como dirigente sindical está obligada a buscar acuerdos con la parte patronal, más aún cuando su contraparte tiene obligaciones de carácter  público a la comunidad.
En vez de tanto golpeteo lo mejor es sentarse a la mesa a buscar conjuntamente cómo resolver el problema financiero en la mayoría de los ayuntamientos. Solo así tendrá garantía el sindicato que se pagará en tiempo sus salarios y demás prestaciones sociales. Las obsesiones son malas consejeras.