miércoles, 1 de mayo de 2013

EL MANIPULEO DE LOS PROGRAMAS SOCIALES


Por Francisco Cruz Angulo

Lo más difícil en los procesos de cambios estructurales en nuestras instituciones no es ponerse de acuerdo en las cúpulas gobernantes para cambiar leyes y normas secundarias; el problema radica en su concreción en los diversos niveles de gobierno o en las estructuras partidistas en las entidades del país.
La corrupción; la opacidad en la administración de los recursos públicos; en la falta de rendición de cuentas están profundamente arraigadas en las oficinas públicas que ejecutan  los programas sociales; en los órganos de administración y procuración de justicia; en los partidos políticos y, más aún en las autoridades ejidales y comunitarias. Esta mentalidad clientelar y gandallista no será fácil  de erradicar por una decisión presidencial o por el acuerdo de los tres partidos más importantes de  nuestro país que decidieron impulsar un “Pacto por México”.
Lo anterior lo pudimos constatar cuando salió a la luz pública una serie de videograbaciones en donde funcionarios de la SEDESOL y del gobierno de Veracruz  se ponen de acuerdo para utilizar algunos de los programas sociales de la SEDESOL con fines electorales a favor del PRI.
Esta denuncia fue hecha por el presidente del Partido Acción Nacional, Gustavo Madero, quien solicitó la cabeza de todos los involucrados incluyendo a Rosario Robles y el Gobernador, Cesar Duarte. Incluso condicionó su permanencia en el “Pacto por México” si no se castigaba penalmente este delito electoral.
La Secretaria de la SEDESOL actuó de inmediato y cesó al delegado y 5 funcionarios más de esa dependencia federal. De igual manera acudió al Senado de la República a deslindar responsabilidades.
 A su vez el presidente Peña Nieto haciendo eco de esa denuncia llamó a blindar todos los programas sociales y no sean utilizados en los   procesos electorales. Lo mismo hizo el Secretario de Gobernación que durante un encuentro con los tres jefes políticos del PAN, PRI y PRD se comprometieron a encontrar un mecanismo legal que evite estas prácticas clientelares.
Aquí se encuentra el meollo del problema. De nadie  es desconocido que cuando equis partido gana la Presidencia de la República, algún gobierno estatal o municipal, lo primero que hacen es llegar con la barredora en todas las áreas del gobierno para hacer renunciar a todo el personal de confianza y poner a los suyos, no importando si algunos de los que corrieron son muy buenos profesionistas; y menos les preocupa si los nuevos tienen un buen perfil profesional. Lo que importa es asegurarse lealtades partidistas.
Ante esta realidad los integrantes del “Pacto por México” deberán impulsar en el Congreso de la Unión normar las designaciones de los delegados federales y de sus relaciones con los gobiernos estatales. En los dos últimos sexenios presidenciales panistas fue notorio que la mayoría de los delegados de las distintas dependencias del Gobierno Federal en las entidades de la república eran reconocidos militantes panistas, lo que generó numerosas denuncias de los partidos de oposición en el sentido que los programas sociales de esas dependencias fueran utilizados para coaptar votos a favor de los candidatos del blanquiazul.
En cambio, en los gobiernos estatales  afines al federal, los delegados se comportaron como si fueran empleados del gobernador en turno. Esta conducta de clara dependencia se explica porque llegaron al puesto a propuesta del ejecutivo estatal. Entonces no puede ser de otra manera esta perniciosa relación. Así lo pudimos constatar en el Gobierno de Veracruz en donde hasta la fecha no se hace nada para sancionar a los funcionarios estatales que estuvieron coludidos en los presuntos delitos electorales denunciados por el PAN.
Una probable medida de blindar los programas sociales sería  la de  someter a concurso las plazas de las delegaciones federales o aplicar el servicio profesional de carrera; además asegurarse que no tengan ninguna filiación partidista. De esta forma no estarían sometidos a presiones políticas de los gobernadores Así pues, en tanto los ejecutivos estatales metan las manos en la designación de los delegados federales seguiremos presenciando en cada proceso electoral la total impunidad a quienes utilizan los recursos públicos para comprometer votos a favor de tal o cual candidato.