domingo, 16 de diciembre de 2012

LA PLAGA DE LOS CHAPULINES


El pasado sábado concluyó la reafiliación de militantes y adherentes en el Partido Acción Nacional, (PAN). El ex presidente estatal del blanquiazul en Nayarit, Ceferino Ramos Nuño no se muestra muy optimista de que su partido refrende su padrón de más de 1 millón quinientos mil panistas que tenía cuando fue partido en el poder.
Sustenta su pesimismo a que luego de perder la elección presidencial derrotado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) cientos de militantes, líderes municipales, estatales, ex legisladores y ex funcionarios públicos, como chapulines se brincaron a las filas del tricolor con la esperanza de seguir mamando de la ubre pública. Otros desesperanzados por la derrota presidencial optaron por retirarse a la vida privada.
Lo que más preocupa al ex Regidor tepicense es que ni siquiera ratifiquen su militancia ni 500 mil panistas, lo que según una norma del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) podría estar en peligro el registro de su partido.
Esta conducta oportunista  no es solo privativa en el PAN; lo es también en otros partidos políticos.
Cuando el PRI perdió el poder en el 2000 y llegó a Los Pinos, Vicente Fox y luego Felipe Calderón, miles de priistas y cuadros  dirigentes saltaron de la noche a la mañana al nuevo partido gobernante, o al Partido del Sol Azteca. Ejemplos muy emblemáticos los tuvimos en Nayarit, entre los que sobresalieron los ex cónyuges, Antonio Echevarría y Martha Elena García;  los hermanos el Arq. Ramón Navarro Quintero y Miguel Ángel Navarro y Félix Torres Haro, los que  en su ambición de llegar a la gubernatura de Nayarit utilizaron al PRD y al PAN sin más convicción que lograr sus propósitos personales. Es posible que muchos de los desertores priistas en la década pasada volverán sin ningún escrúpulo al rebaño priista. Allá el PRI recoge a  miles de tránsfugas.
En el PRD ocurre algo similar a la situación del blanquiazul. Aunque ese partido carece de un padrón confiable, no sabemos cuántos  perredistas saltarán al hoy partido gobernante y cuantos se transfugarán al nuevo partido lopezobradorista, “Movimiento de Regeneración Nacional” (MORENA).
El saltimbanquismo en el Partido del Sol Azteca no es porque este partido haya perdido el poder presidencial. Su motivación es el temor a que se desplome el perredismo en las próximas elecciones estatales y federales en el 2015 a consecuencia de la deserción de López Obrador del PRD, sabedores que el político tabasqueño es el panal que atrae votos y, en consecuencia puestos de elección popular y numerosas prebendas en los espacios del poder público.
Supongo que MORENA, una vez logrado su registro será la primera fuerza electoral de izquierda después del 2015. A eso le apuestan los desertores del PRD y otros que todavía están agazapados esperando los tiempos para saltar a MORENA.
Más allá del impacto mediático que cauce en la estructura orgánica de esos dos partido la deserción de militantes, sus actuales dirigentes nacionales se quitaron de facto liderazgos mesiánicos y arcaicos que impedían la reconciliación nacional sustentada en el diálogo y la búsqueda de acuerdos respetando la pluralidad y los disensos.
La mejor prueba está en que en 17 días desde que Enrique Peña Nieto arribó al Poder presidencial, estos tres partidos políticos lograron aprobar, primero, las dos iniciativas preferentes del ex presidente Felipe Calderón: la Ley de Contabilidad Pública Gubernamental y la Reforma Laboral, que si bien ha sido muy cuestionada por los sindicatos porque –según ellos- favorece al sector patronal, por lo menos   representa un pequeño paso en la actualización de la Ley del Trabajo. En lo referente a las nuevas relaciones obrero patronales.
Ya en funciones el presidente Peña Nieto como mandatario federal, los tres partidos consensuaron el “Pacto Por México” integrado por 95 propuestas de gobierno.
La primera reforma aprobada en el Congreso de la Unión fue a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal en la que se sustentará las políticas del Gobierno Federal.
Luego vino lo que pareciera difícil de tocarse una reforma Constitucional al Artículo 3° en donde se creará el servicio nacional de carrera docente; la evaluación universal de maestros y alumnos y la integración de un Censo de cuantos profesores, escuelas y aulas existen en el país. Con esta reforma se pretende mejorar la calidad de la educación; terminar con el tráfico de plazas y a que ya no sean heredadas por nexos familiares; o sea, que el estado recupere la administración y orientación de nuestro sistema educativo, sin menoscabo a los derechos laborales del gremio magisterial.
Desde luego no es para echar las campanas al vuelo. Esta reforma constitucional ya fue  aprobada por la Legislatura Federal. Una vez que la apruebe la Cámara de Senadores tendrá que ser ratificada por una mayoría simple de los Congresos Estatales.
¿Entonces porque preocuparse que haya una desbandada de militantes o de dirigentes que están más preocupados por posiciones de poder, que de servir a la nación? La plaga de los chapulines encuentran su caldo de cultivo en aquellos partidos que han renunciado a sus principios doctrinarios y programáticos en aras de su crecimiento cuantitativo por razones electoreras.