Por Francisco Cruz Angulo
Una vez más la Dip. Águeda Galicia, Secretaria General del
SUTSEM volvió a la carga en contra del alcalde de Tepic, Héctor González
Curiel.
El viernes pasado al frente de poco más de 400 trabajadores
se plantaron frente al Congreso del Estado en donde reiteró su solicitud a la
XXX Legislatura revoquen el mandato al presidente municipal capitalino.
Esta vez entregaron un paquete de nombres y firmas notariadas
de más del 8% del electorado tepicense que sostiene dicha solicitud, más otras
pruebas documentales, que según la lideresa, prueban la ineptitud del
mandatario municipal en materia de servicios públicos, entre otros, la mala
calidad del agua potable.
La berrinchuda señora hace gala de su doble personalidad al conducirse
ahora como si fuera una añeja luchadora social y no la representante de un
gremio sindical.
Desde que la conocemos siempre ha vivido dentro del
presupuesto público y como diputada poco sabemos de lo que hace a favor de sus
electores. Incluso como diputada jamás mostró su apoyo al Movimiento Ciudadano
de Bahía de Banderas que demandaba la revocación de mandato del alcalde Rafael
Cervantes Padilla a quien se le señalaba como presunto responsable de desvío de
fondos públicos y nepotismo en el ejercicio del poder.
Nadie objeta que la Sra. Águeda ha logrado como lideresa
sindical grandes beneficios laborales a favor de la burocracia estatal y
municipal de Nayarit.
Lo que se le cuestiona es utilizar a los trabajadores para
cobrar viejos agravios personales. Como lo señalé en otra columna Águeda hizo
personal el enfrentamiento en contra de González Curiel por el solo hecho de
haber encabezado a una veintena de alcaldes que solicitaron ante la junta de Conciliación
y Arbitraje su intervención para mediar Contratos Colectivos de trabajo de acuerdo
a las condiciones económicas específicas de cada ayuntamiento, lo cual irritó a
la líder del SUTSEM.
Esa conducta belicosa pone entre la espada y la pared a sus
agremiados puesto que el mismo viernes el alcalde tepicense advirtió que
aplicará descuentos salariales a quienes se ausenten de sus centros de trabajo
con el propósito de no dañar a terceros, esto es, a la totalidad de ciudadanos
que no son atendidos en sus demandas de servicios públicos.
¿Qué harán los burócratas si de parte de sus dirigentes sindicales son
amenazados de igual manera que el alcalde tepicense si no concurren a las
manifestaciones y mítines públicos esta vez por demandas que no son suyas?
Esta confrontación
entre estos ambos servidores públicos llegó a la descalificación personal. La Sra.
Águeda tildó a González Curiel de “payaso” por el solo hecho que práctica el
golf, el futbol, natación y el levantamiento de pesas para quemar grasa; incluso
parodiando la canción “saquemos a ese buey de la barranca” lo ridiculizan.
Por parte del hoy ofendido por esas diatribas dice que no le
quitan el sueño esas mofas la solicitud que lo separen del cargo ya que
provienen de alguien que tiene problemas
en sus facultades mentales.
Creo que ante estos lamentables hechos los integrantes del
Congreso del Estado habrán de deslindar lo que es el interés colectivo a los
problemas de fobias personales.
Por su parte el “torito” tiene que tomar una decisión que
evite el conflicto de intereses en que meterá a los trabajadores del SUTSEM: o continúa
manteniendo esa relación de complicidad cuando a solicitud del SUTSEM descuenta
de los cheques quincenales las cuotas sindicales y las multas económicas que
les aplican a quienes no concurren a
plantones y mítines “voluntariamente”; o asume su papel de patrón, es decir,
que los empleados del ayuntamiento si no cumplen con sus horas de trabajo será motivo
de una sanción económica. Sería injusto y arbitrario que los trabajadores
pagaran los platos rotos de ese conflicto de intereses.