jueves, 29 de enero de 2015

Ayotzinapa no se olvida

Conjeturas
Por Francisco Cruz Angulo

En nuestras efemérides nacional -como el 2 de octubre no se olvida- quedará inscrito el 26 de septiembre día en que fueron secuestrados y luego desaparecidos 43 estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa, Guerrero en donde estuvo involucrado en esos hechos el presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca, policías municipales de Iguala y Cocula en contubernio con los sicarios de la banda “guerreros unidos”.
El procurador General de la República, Jesús Murillo Karam hace días dio a conocer a la opinión pública el resultado de 4 meses de investigación.
La narrativa de los hechos tiene una concatenación lógica de los hechos lo que lleva a concluir que los 43 estudiantes normalistas fueron secuestrados y luego asesinados y finalmente quemados para borrar toda su huella de su criminal acción.
Según el Procurador de la República las investigaciones de campo cotejadas por la confesión de viva voz de los principales involucrados, entre otros, la del autor operativo apodado el “cepillo” refuerzan la hipótesis que los 43 cuerpos de los estudiantes fueron desaparecidos en una inmensa hoguera en el basurero municipal de Cocula y posteriormente su cenizas fueron arrojadas en grandes bolsas a un río cercano a ese lugar.
Según el procurador esa es la verdad histórica. Señaló que hasta hoy son 99 personas las que fueron puestas a disposición de un juez federal señalados como presuntos responsables de secuestro agravado, delincuencia organizada y desaparición forzada.
Dijo que estará cerrado el caso hasta que los delincuentes sean procesados y sentenciados.
Esta es la narrativa del Gobierno Federal, no así la de los padres de familia de las víctimas, lo que ponen en duda la verosimilitud de las indagatorias pues todo está sustentado en evidencias y declaraciones de los involucrados y no en pruebas científicas. Comentan que durante las indagatorias en gran parte de ellas fueron excluidos los peritos argentinos. Incluso el personal técnico del laboratorio austriaco no pudo determinar si los restos a examinar eran o no de humanos.
Ante tal incertidumbre y desconfianza los familiares de los desaparecidos solicitaron la intervención de la Comisión Iberoamericana de los Derechos Humanos así como de la misma comisión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Lo que revela las conclusiones a las que llegó la Procuraduría General de la República es que aun siendo creíble la narrativa de ese horrendo crimen no son aceptadas por los padres de las victimas debido a la falta de credibilidad en nuestras instituciones de procuración y aplicación de la justicia.
Tenemos dos casos como ejemplo ocurridos en el sexenio del ex presidente panista Felipe Calderón.
El primero al inicio de su mandato cuando la Procuraduría General de la República (PGR) sin aplicar el debido proceso secuestró y luego metió a la cárcel a más de una decena de alcaldes del Estado de Michoacán. Por no acreditar el presunto delito al año fueron puestos en libertad totalmente exonerados.
El otro caso más reciente fue el de la ciudadana francesa Florence Cassez la que fue aprendida durante un montaje urdido por el entonces Secretario de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna. Incluso esa captura de la francesa acusada de delincuencia organizada y secuestro fue divulgada por el canal de las estrellas (Televisa) de su noticiero matutino conducido por Carlos Loret de Mola. Luego de varios años de litigio en los tribunales finalmente la presunta delincuente fue liberada por un dictamen emitido por  la Suprema Corte de justicia de la Nación porque no se respetó el debido proceso. Es más la ciudadana francesa demandó penalmente al ex presidente Felipe Calderón, a Genaro García Luna y al conductor de Televisa Carlos Loret de Mola solicitando la reparación del daño por haberla difamado y deshonrada públicamente. Exige 36 millones de dólares por daño moral, solicitud que ya fue rechazada por un juez federal.
Estos hechos que ponen en evidencia el Estado de Derecho en nuestro país cuando es concurrente con eventos políticos generalmente la cúpula gobernante busca dar un pronto carpetazo.
Lo mismo ocurrió en la matanza de estudiantes del 2 de octubre en  1968. Según el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz no le tembló la mano para ordenar esa masacre en Tlatelolco ufanándose que había salvado a la patria de los “agitadores comunistas” que, según él pretendían boicotear los Juegos Olímpicos del 68.

Lo más probable es que jamás conoceremos la verdad histórica de estos dos abominables hechos. 26 de septiembre no se olvida…