jueves, 25 de agosto de 2011

FARSA Y JUSTICIA DEL SR. GOBERNADOR

Esta vez no me ocuparé de la cosa política. Esperemos que nuestra clase gobernante se ponga de acuerdo en la transición de una administración estatal que concluirá el 17 de septiembre y otra que tomará el timón del poder gubernamental que ha generado enormes expectativas de cambio en la población nayarita. Cuentas claras, amistades largas, según el dicho de Ney González, de quien esperamos una transparente entrega recepción al nuevo mandatario nayarita, Roberto Sandoval Castañeda.
Dicho  lo anterior comentaré brevemente sobre una obra de teatro denominada “Farsa y Justicia Sr. Gobernador” que va por su tercera temporada de puesta en escena en un pequeño teatro ubicado por la Av. Allende a un costado de la Escuela “Presidente Alemán”.
Llamó mi atención la susodicha obra de teatro por dos razones: una, su titulo sugestivo que da cuenta de un permanente reclamo popular en torno a la administración y procuración de la justicia. Este mal endémico hoy más que nunca está vigente en un entorno social flagelado por la violencia armada, la impunidad que cobija a las bandas del crimen organizado y los carteles de la droga, y que no podría explicarse estos hechos sino a partir de la complicidad de gobernantes y de los que tienen la responsabilidad de administrar y procurar justicia.
La segunda razón por la que acudí a ver la representación teatral fue porque en ella participan dos entrañables amigos: Oscar González Bonilla y Octavio Campa Bonilla. Pero agreguemos una tercera motivación que es la de observar y admirar a 6 trabajadores jubilados de la UAN que participan en el elenco artístico. En esta representación se ve concretado el esfuerzo mancomunado por impulsar la cultura y las artes del SETUAN, de la UAN, CECAN y el IMSS, lo que habla bien de quienes tienen la responsabilidad de dirigir a esas instituciones.
La obra teatral “Farsa y Justicia Sr. Gobernador” refleja claramente los entretelones del ejercicio del poder público cuando es protagonizado por un gobernante bananero que avasalla a un pueblo que clama justicia pero que está inerme por su pobreza e ignorancia ante la soberbia del poder.
El soliloquio de la borrachita es aleccionador porque sintetiza lo que es el pan de cada día: clemencia para los ricos y todo el peso de la ley para los pobres.  Su protagonista, la señora Martha Hernández Drewien mostró sus grandes dotes histriónicas en el tablado. Qué decir del Sr. Gobernador representado por Mtro. Octavio Campa Bonilla. No hizo gran esfuerzo en representar a su personaje. Reflejó a su personalidad bravucona e irreverente ejerciendo el poder y frente al poder. De su debilidad por la gula, no me consta, pero su físico lo delata. De el Secretario protagonizado por Oscar González Bonilla seguramente le costó mucho trabajo conducirse como un hombre servil ante el poderoso. Ese papel contrasta notablemente con lo que ha sido su carrera profesional como periodista.
El cuarto personaje que llamó mi atención fue la actitud del cazador representado por Pablo de Santiago Uribe. Escenificó a un pobre campesino que le robaron la comida de su familia, nada menos que por el cocinero del Sr. Gobernador para saciar su enorme panza. Ocurrió lo obvio cuando iracundo exige justicia al Sr. Gobernador quien asume el papel de ministerio público y de juez. Esa indignación se vuelve mansedumbre cuando el Gobernador se aprovechó de la ignorancia y de sus creencias religiosas hasta desvanecer su sed de justicia. De igual manera la angelical monjita que al concurrir a exigir la reparación del daño a su persona se vio derrumbado su amor a Jesucristo cuando el astuto gobernante la encaró frente a la muerte para que demostrara su fe religiosa. No es para tanto, la monjita abdicó por amor a su propia vida. Qué decir de la verdulera y del posadero protagonizados por Felícitas Quintano Hernández y Miguel Gutiérrez Luna, respectivamente, quienes guiados por la sabiduría popular y al ver la omnipresencia del Gobernador optan por no levantar cargos al tener claro que a su petición de justicia les saldrá el tiro por la culata. Esta escena refleja cabalmente cuando un ciudadano agraviado  y sin recursos económicos o influencias políticas asume la política del avestruz para sobrevivir.
En suma, la actuación de los 15 personajes que integran el elenco de la citada obra teatral es una extraordinaria manera de poner en tela de juicio la administración  y procuración de la justicia. Esta obra ha sido aclamada por jóvenes, adultos y ancianos porque no solo nos divierte durante 45 minutos sino que nos refresca la memoria que ante la soberbia del poder no hay más camino que la organización, la educación y no renunciar al valor de la dignidad.
En hora buena a su director Octavio Campa Hernández y elenco que aspiran a llegar a las cien representaciones en el mismo lugar con los mismos actores y a corto tiempo. Éxito a todos ellos.