domingo, 7 de octubre de 2012

PODRIA ABORTAR LA REFORMA LABORAL


A partir de esta semana el Senado de la República iniciará el análisis y el debate de la minuta que aprobaron los diputados federales de la iniciativa preferente del Presidente Felipe Calderón en materia de Reforma Laboral. Tienen 30 días para aprobarla o rechazarla como cámara revisora.
La revisión  de esa minuta no será un rutinario trámite legal; será un debate muy controvertido toda vez que los senadores panistas y de las izquierdas seguirán insistiendo en el tema de la democratización de los sindicatos: elección de sus dirigentes por medio del voto universal, directo y secreto, y transparencia y rendición de cuentas de las cuotas sindicales.
No será nada fácil convencer a los priistas sobre el tema que ya fue rechazado por sus colegas en la Legislatura Federal. Tanto en una cámara como en la otra, el presidente de las comisiones de trabajo y previsión social las controlan sempiternos dirigentes sindicales, mismos que se han perpetuado en el poder sindical gracias a estas nocivas prácticas.
El dirigente a perpetuidad de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), que preside la comisión respectiva en la cámara de diputados advirtió que sí mediante la alianza de las izquierdas y PAN en el Senado de la República logran aprobar el capitulo de la democratización de los sindicatos estarán condenando a la Reforma Laboral a la congeladora.
Dijo que de cambiarse el texto aprobado de la Reforma Laboral aprobada por los diputados, de acuerdo a la norma legislativa, quedaría sin efecto la iniciativa preferente porque ahora será  asunto  de la agenda de un periodo ordinario de sesiones. El mensaje es más claro que el agua de la Ciudad de México.
De entramparse la Reforma Laboral, ¿Quién pierde y quien gana en términos políticos?
1.-Los trabajadores continuarán igual, es decir, engordando los bolsillos de sus vaquetones lideres que amasan enormes fortunas y para proteger sus intereses personales se hacen nominar “representantes” del pueblo en el Congreso de la Unión.
Su poder radica en su práctica clientelar a favor de los partidos políticos y son la caja  chica de candidatos de los partidos políticos.
2.-Pierde Enrique Peña Nieto porque queda al desnudo cual será su talón de quiles cuando pretenda cumplir con sus compromisos de campaña durante su sexenio, entre otras, la Reforma Energética, la Seguridad Social, Hacendaria, Educación, en la administración pública federal y en otras áreas en donde los grandes sindicatos son determinantes para concretar esas reformas. Todo porque son una secuela del viejo régimen priista.
3.-El partido Acción Nacional pierde por su ambigüedad en política laboral. En la Cámara de Diputados pactó con el PRI-PVEM para sacar adelante reformas que afectarán a los trabajadores, sobre todo en materia de tener garantizados sus derechos hasta su jubilación y en la falta de seguridad social a los trabajadores que serán empleados por hora.
Luego en la Cámara  de Senadores, como para expiar culpas o justificar su blandengue actitud en el capitulo de la democratización de los sindicatos, (tema que estuvo ausente durante todo el sexenio de Felipe Calderón) ahora los del blanquiazul buscan alianza con las izquierdas en el Senado, para poner sobre la mesa el caso de los sindicatos. Bien saben que aunque algunos senadores priistas votaran a favor, al regresarse esa minuta a la Cámara de  origen, no transitará.
4.-Las izquierdas tampoco ganarán nada. Cuando se discutió la reforma en la cámara baja optaron por salirse del recinto a la hora de la votación. No tuvieron capacidad política para hacer valer su condición de segunda fuerza política. Como siempre las izquierdas se dividieron. Ahora pactarán con el PAN, pero que no pequen de ingenuos; solo ayudarán a lavar la cara  al blanquiazul.
Pero seamos optimistas. A lo mejor finalmente se ponen de acuerdo en ambas cámaras y logran convencer que “por el bien de México” vale la pena hacer transparente la elección de los líderes sindicales democráticamente. Conocedores de la entrañas del viejo sistema priista no les faltará mañas para perpetuarse en los liderazgos “democráticamente”.
En los que no cederán por ningún motivo es lo que los obligue a dar cuentas claras de las cuotas sindicales, menos que se entrometa el Gobierno en su vida interna.
Dista mucho, quizá sea una utopía, aquella visión que tenia Antonio Gramsci, (filosofo y periodista marxista italiano del Siglo XX) cuando decía que el sindicato surge como la primera forma de organización de los trabajadores en la lucha de clases. Su propósito es justamente mejorar sus condiciones de trabajo, es decir, obtener buenos salarios, estabilidad laboral, accesos a la seguridad social, educación  para sus hijos,  vivienda, primas vacacionales, y otras prestaciones sociales.
En la medida que forma a sus cuadros en política, educación, cultura, previsión social, recreación, etc. va creando el embrión de una nueva forma superior de organización, esto es, el partido político, en donde su objetivo histórico es transformar las relaciones sociales y económicas de la sociedad.
Es el partido –según Gramsci-, el que forma y foguea  los cuadros que habrá de dirigir las instituciones del nuevo estado. O sea, el partido debe ser la futura sociedad en miniatura, en su forma de organización, cuyo objetivo principal es el bienestar de todos los miembros de la sociedad.
Contrario a esta visión, los sindicatos en México desde  la década de los 40´s son lo contrario. Reflejan la purulencia de la clase política dominante. Claro, hay excepciones;  por eso liquidan a sus líderes  honestos por no sumarse al patrimonialismo sindical.