Por Francisco Cruz Angulo
Un primer balance de los resultados electorales en 14 estados
de la República realizados el pasado domingo arrojó las siguientes realidades.
El PRI consolidó su posicionamiento electoral en aquellos
estados en donde gobierna. Ganó municipios emblemáticos en manos de la
oposición como el municipio de Ciudad Juárez, Chih, Benito Juárez, Quintana
Roo, Oaxaca, Oax y Guadalupe, Zacatecas, así como 11 de 14 congresos locales.
En cambio el tricolor perdió la gubernatura de Baja
California norte, que casi la tenía en la bolsa; pago factura de las
corruptelas y desvío de fondos públicos de la familia Moreira en las
principales ciudades de Coahuila, incluida su capital Saltillo. Y en Veracruz
su fuerza política-electoral se vio disminuida al perder los principales municipios
de aquella entidad. De igual manera perdió Nuevo Laredo, Tamaulipas, el
principal municipio fronterizo que aporta cuantiosas divisas por medio de su
aduana. Se puede afirmar que resultó tablas. Simplemente consolidó sus
posiciones.
De allí que de manera chusca el presidente nacional del
tricolor, Cesar Camacho se ufanara que hubo un tránsito de carro completo a
carro nuevo. No sabemos que de nuevo hizo el PRI en las 14 entidades en donde
ese partido fue acusado de haber usado a través de los gobernadores las mismas prácticas
clientelares de antaño.
Pese a todo ello el PRI, por si solo es el único partido que
tiene la mayoría de los Congresos locales suficientes para hacer reformas
constitucionales.
El Partido Acción Nacional venció sus propios demonios
internos. Existía la percepción que debido a sus pleitos internos ese partido
se desplomaría electoralmente en los comicios estatales del 7 julio pasado.
No ocurrió así. Su
política de alianzas con el partido de la Revolución Democrática (PRD) le
redituó buenas ganancias. Ratificó para su partido la gubernatura de Baja
California; ganaron con sus cuadros en alianzas con el PRD varias capitales de
estado; incrementó el número de electores en cada uno de los municipios en
disputa y reafirmó el liderazgo de
Gustavo Madero como dirigente nacional. O sea, entregó buenas cuentas al comité
ejecutivo nacional propinándoles un revés político a los calderonistas encabezados
por el senador Ernesto Cordero, quien no tuvo de otra más que colgarse a la
fiesta de los panistas.
Estos resultados favorables al blanquiazul emocionaron
tanto a Gustavo Madero que hasta insinuó
públicamente que hasta podría renunciar a una probable relección para retirarse
en medio de los aplauso, tal y como lo hicieron en su momento la diva de la opera
María Callas. Pero como es político de cepa no hay que creerle mucho. El poder
crea adicción.
Probablemente por el buen ambiente que prevalece en el blanquiazul después del pasado proceso
electoral, las corrientes internas haya una mejor interlocución para dirimir
los puntos de conflicto, sobre todo cuando está en puerta las reformas
Hacendaria y Energética que de implicar reformas constitucionales el PRD podría
dejar la mesa del “Pacto por México” y salir a las calles a tambor batiente a
defender la soberanía sobre nuestra riqueza petrolera.
Al Partido del Sol Azteca (PRD) no le fue nada bien en la
competencia electoral del pasado 7 de julio. Su carencia de buenos cuadros y su
falta de estructura electoral
territorial bien organizada en cada uno de los municipios en competencia fue el
factor que impidió que ese partido de izquierda creciera en votación. Es más,
ni siquiera retuvo la capital de Oaxaca, Oax., el municipio de Benito Juárez
(Cancún) Quintana Roo y Guadalupe, Zacatecas.
La anterior elección en los 14 estados de la República
demostraron que la actual dirigencia nacional encabezada por Jesús Zambrano
solo tiene en sus manos el control de la estructura legal partidista en la
mayoría de los estados, pero no tiene militantes activos y participativos. La
mayoría de ellos están en el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) en
las tribus de los bejaranos, de Miguel Ángel Mancera, Jefe de Gobierno del D.F
y en los gobernadores de Morelos, Guerrero, Tabasco y Oaxaca quienes todavía no
definen su posición política en el espectro de la izquierda mexicana. Nos da la
impresión que en el PRD hay muchos generales, pero pocos soldados.
Una sorpresa de la pasada elección fue que los partidos
pequeños locales y nacionales, lograron en algunos estados más votación que los
candidatos del PRD. Incluso hasta ganó un candidato independiente en Zacatecas.
Otra de las peculiaridades fue que el PRD se colgó del perfil de los candidatos
del blanquiazul.
Jesús Zambrano aseveró que gracias a esa alianza con el PAN
se logró frenar al PRI. Sí, pero el que se quedó con la mayor parte del pastel
fue el PAN.
Ante esta evidente
derrota Jesús Zambrano culpa a las fuerzas del más agazapado en los gobiernos
estatales, por lo que su participación en el “Pacto por México” está en duda.
Otro de los ingredientes que hubo en los pasados comicios fue
la caída de los sistemas de conteo rápido en varios estados de la República.
Lo anterior ha dado pie para que investigadores y analistas
políticos coincidan en la necesidad de crear el Instituto Nacional Electoral.
Con este cambio desaparecerían los institutos electorales locales de dudosa
imparcialidad por su cercanía con el Poder Ejecutivo Estatal. Con ello se
ahorraría dinero y se daría mayor transparencia a los procesos electorales
futuros.