Conjeturas
Por
Francisco Cruz Angulo
En los últimos diez días los cuerpos policiacos de seguridad
nacional asestaron un doble golpe al hampa organizada en la región centro-norte
del país al capturar a los peligrosos líderes delincuenciales, Servando Gómez
a) “la Tuta” y a Omar Treviño a) “el Zeta 42”, ambos con una larga carrera
criminal en los Estados de Michoacán, Tamaulipas y Veracruz.
Su captura es importante por el simbolismo que representa
para el Gobierno Federal, pero en realidad el grupo de los Caballeros templarios
y de los Zetas prácticamente desde hace un año están desarticulados sin unidad
en el mando en sus operaciones delictivas, pues sus líderes andaban a salto de
mata hasta que fueron aprehendidos.
Ahora el problema es como deberán enfrentar los cuerpos
policiacos y militares a un gran número de células más violentas que de
disputan el mercado de la droga en esas zonas del país puesto que hasta ahora
continúan delinquiendo aunque en menor medida. Por otro lado el crecimiento de grupos criminales
organizados como son el de “Nueva Generación” con base en el Estado de Jalisco
y los “Viagra” que ejercen su dominio en municipios de Michoacán y Estado de
México, quienes a últimas fechas incrementaron sus operaciones en secuestros y
asesinatos de sus competidores.
Lo que sorprende a la comunidad nacional es el hecho que una
vez capturados los principales capos de la droga o del crimen organizado no se
nos dé a conocer el curso de las indagatorias para ser procesados.
Va más de un año que se capturó al Chapo Guzmán poderoso jefe
de los capos sinaloenses que mereció al Gobierno de la República el
reconocimiento de los Servicios de Inteligencia gringos y no conocemos hasta la
fecha el curso de las investigaciones para procesarlo penalmente. Existe total
hermetismo.
Hoy en día ignoramos la red de complicidades que tenía el Chapo
Guzmán con gobernadores, presidentes municipales, ministerios públicos y jueces
y partidos políticos que hizo posible construir uno de los más poderosos
carteles de la droga que trascendió nuestras fronteras nacionales.
Por igual se ignora la cuantía de su patrimonio familiar, del
nombre de las empresas en donde lavaba el dinero proveniente de la venta de la
droga y el nombre de quienes le sirvieron para construir su imperio
trasnacional. ¿Será porque están inmiscuidos peces gordos de la clase política
y empresarial?
Hace unos días un periodista sinaloense publicó un largo
reportaje en donde da cuenta que un numeroso grupo de empresas agroindustriales,
gasolineras, de refacciones, Hoteles y de otros rubros propiedad del Chapo Guzmán,
de los Beltrán Leyva y de el Mayo Zambada pagaban con puntualidad impuestos a
la Secretaría de Hacienda. ¿Por qué esta omisión del SAT para investigar a estas empresas que era
del dominio público en Sinaloa el que su
empresas lavaban dinero sucio así como en
sus cuentas bancarias?
Es posible que lo mismo ocurra con la “Tuta” y Omar Treviño
el de que jamás conoceremos la cuantía de sus fortunas personales y en dónde
están camufladas en empresas aparentemente licitas y menos aún las decenas de
políticos y empresarios con los cuales estuvieron coludidos.
El gran reto de la nueva Procuradora General de la República,
Arely Gómez será transparentar los procesos penales de todos estos delincuentes
que bajo la sombra del poder político por años vivieron en la impunidad.
Si en el Gobierno de Felipe Calderón su Procurador, Genaro
García Luna una vez que tomó posesión del cargo afirmó que la PGR era un
desastre, luego Jesús Murillo Karam exclamó al inicio de su cargo que a la PGR
la encontró desmantelada. ¿Qué dará a conocer la nueva Procuradora, Arely Gómez
respecto a las actividades de su antecesor?
Recuperar la confianza ciudadana no será tarea fácil a menos
que sea simplemente un cambio de piel en esa institución. Esperemos resultados
a corto y a mediano plazo.