Conjeturas
Por
Francisco Cruz Angulo
Si bien Andrés Manuel López Obrador hoy en día encabeza la
mayoría de las encuestas como aspirante a la sucesión presidencial en el 2018,
lo anterior no es un indicador que ganará finalmente la silla presidencial.
Será en las próximas elecciones estatales en 13 entidades de
la república que culminarán en los comicios de junio próximo si el Movimiento
de Regeneración Nacional (MORENA) triunfa en alguna gubernatura, diputados a
los congresos locales y presidencias municipales.
El resultado que obtenga MORENA en las próximas elecciones
estatales dependerá de que disponga de un fuerte piso de electores de manera
que esa fuerza política potencie su capacidad de negociación para construir
acuerdos aliancistas con otros partidos políticos en torno a su figura.
Hoy su prevalencia en las encuestas es porque es el político
más conocido en todo el país por lo que una vez que el resto de los aspirantes
entren activamente al escenario nacional realizando proselitismo electoral
veremos que no será nada fácil mantenerse a la cabeza de las preferencias
electorales.
Vemos, por ejemplo que sin tanto aspaviento publicitario como
aspirantes presidenciales le pisan los talones la panista, Margarita Zavala y
el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
En cambio López Obrador utiliza los miles de spots
publicitario de su partido MORENA con el fin de posicionarse en la opinión
nacional.
Por otro lado su desenfrenado dinamismo prelectoral lo ha
conducido a cometer errores tácticos que a la postre podría generarle
desconfianza ante la ciudadanía.
Citemos el caso que en días pasados suscribió un acuerdo
político con algunos dirigentes de la sección 22 de Oaxaca de la Coordinadora
Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en el sentido que de ganar la
elección presidencial derogará la Reforma Educativa del Presidente Enrique Peña
Nieto.
Obviamente la idea es atraer a un numeroso grupo de
profesores de la Coordinadora y del (SNTE) que se muestran inconformes con la
reforma educativa específicamente al Sistema Nacional de Evaluación.
Esta promesa del político tabasqueño está sustentada sobre
bases falsas y que aun ganando la presidencia de la república no podrá cumplir.
Las razones son las siguientes:
En primer lugar para poder derogar la reforma educativa
necesita tener de su lado las tres cuartas partes de diputados y senadores en
el Congreso de la Unión, lo cual lo vemos prácticamente imposible, ya que dicha
reforma está elevada a rango
constitucional. Sus principales adversarios en ambas cámaras serán las bancadas
del PRI y sus aliados más los de las bancadas panistas. No creo que apoyarían
una contrarreforma incluso en otras reformas como la Energética y la de
Telecomunicaciones, como lo promete el “peje” en sus arengas públicas.
Considero que López Obrador cometió un error táctico al suscribir
ese acuerdo con la coordinadora pues en el grueso de la opinión pública vio con
buenos ojos que por fin se liquidarían los cacicazgos magisteriales que
usufructuaban el sistema educativo nacional por medio de feudos seccionales
desde donde se vendían las plazas y obtenían
cargos de elección popular y altos puestos
de administración en las secretarías de educación. Esos caciques enquistados por décadas en el
sistema educativo acumularon poderío político y económico, mientras la
educación de nuestros niños y jóvenes
bajó dramáticamente la calidad de su enseñanza-aprendizaje.
En segundo que el resto de los aspirantes presidenciales ya
en campaña electoral este convenio se lo restregarán en sus narices al “peje”
como una de sus principales incongruencias políticas, la que promete combatir
la corrupción pública y por otro lado hacer alianzas con quienes corrompieron por
décadas la educación en nuestra nación…