miércoles, 13 de marzo de 2013

PEÑA NIETO CONTRA LOS PODERES FÁCTICOS


Por Francisco Cruz Angulo

El mandatario de la Nación, Enrique Peña Nieto está empeñado a exorcizar los poderes fácticos que impedían a los regímenes priistas y panistas realizar las grandes reformas estructurales en materia de Educación, Telecomunicaciones, Energéticos y política fiscal.
Un día después de sus 100 días de gobierno al lado del Consejo Rector de “Pacto Por México” anunció la reforma Constitucional de Telecomunicaciones que fue suscrita como iniciativa preferente y luego enviada a la Legislatura Federal. A partir de hoy se iniciará el debate de esa reforma en la Comisión de Asuntos Constitucionales que preside el diputado perredista, Julio César Moreno.
Este nuevo golpe mediático del presidente apoyado por el PAN, PRI, PRD y PVEM tiene el propósito esencial de abrir los servicios de telecomunicaciones  de banda ancha y los servicios de la radio difusión a la competencia en igualdad de condiciones para empresas pequeñas y grandes de modo que se acaben las prácticas  monopólicas en perjuicio de los usuarios. A mayor competitividad, mejores precios y eficientes servicios. Bajo este criterio, los concesionarios nacionales de televisión o telefonía fija o móvil, podrá tener en sus manos menos del 51% en tanto que el otro 49% podrá estar en manos de inversión extranjera o de otras empresas nacionales.
Como el Estado mexicano concesionará otros dos canales de televisión abierta de cobertura nacional aquellas empresas que dispongan hasta del 12% de  Megahertz (MHz) no podrán competir. En la telefonía móvil se abrirá la competencia a la inversión extranjera hasta el 100%, lo que obligará a las compañías nacionales a modernizarse y mejorar sus precios al consumidor.
Para que se cumpla este mandato constitucional se creará la Comisión Federal  de Competencia, órgano autónomo y con poderes constitucionales.
Con esta medida el Gobierno Federal garantizará a todos los mexicanos acceso a los modernos medios de comunicación, televisión, telefonía fija y móvil e internet, tal y como lo mandata la Constitución.
Otro elemento inédito es el hecho que el Presidente de la República no será más el dador  de las concesiones a empresas en telecomunicaciones o de radio difusión. Esta vez será un órgano autónomo, legitimado constitucionalmente denominado Instituto Federal de Telecomunicaciones, integrado por 5 comisionados ratificados por el Senado de la República.
Esta disposición evitará el manoseo político por empresarios y partidos políticos a cambio de favores electorales.
En los anteriores regímenes priistas y panistas las concesiones eran utilizadas como valores de cambio. Recordemos aquellas memorables palabras del “Tigre Azcárraga” dueño de Televisa que dijo que él era el primer soldado del PRI. Esta red de complicidades parece que llegará a su fin. Será ese órgano autónomo quien decidirá el destino de las concesiones y a quien las infrinja tendrá facultades legales para quitárselas.
Otro punto nodal es la de los contenidos de la televisión, radio e internet. El Instituto Federal de Telecomunicaciones vigilará que los contenidos sean para una mejor calidad de la información, la divulgación de la cultura y de los valores humanos; la recreación y la divulgación de los adelantos científicos y tecnológicos, es decir, que cumplan un servicio social a la comunidad y no como manipuladores de la opinión pública con tintes de promoción electoral. Bien lo dijo el Presidente Peña Nieto: que no se engañe al usuario dándole propaganda política por información.
Con estas acciones no se pretende coaptar la libertad de expresión sino que los concesionarios proporcionen una información veraz y oportuna y no sesgada por intereses políticos o económicos. Eso esperamos.
De concretarse esta reforma constitucional, al igual que la reforma educativa, por su complejidad habrá que esperar las leyes reglamentarias y de quienes integren los institutos correspondientes.
Lo que sí debe tenerse especial cuidado es no incurrir en los vicios del pasado cuando los comisionados eran designados por criterios de cálculos partidistas. Allí está como mal ejemplo el IFE que en las dos últimas elecciones constitucionales fue restructurado porque no se ajustó su línea al interés de tal o cual partido político.
Así como lo aseguró el Jefe de la Nación se trata de no administrar a México sino de transformarlo. Aprovechemos  esta disposición histórica del mandatario priista y de los dirigentes de los tres partidos mayoritarios que están dispuestos a refundar nuestras instituciones democráticas.
No será tarea fácil. Todavía hay intereses económicos y políticos muy poderosos que ocultan sus verdaderas intenciones bajo un disfraz de benevolencia y tolerancia. Estos son los casos de “américa móvil” de Carlos Slim que controla Telcel y TELMEX; Televisa y Televisión Azteca, quienes en las últimas décadas amasan cuantiosas fortunas por el control cerrado a la competencia; y ciertos políticos que hoy están agazapados esperando los tiempos del viejo régimen priista y panista.