domingo, 27 de enero de 2013

EN LA PICOTA EL SISTEMA DE JUSTICIA MEXICANO


Es difícil no dejar de opinar sobre el caso de la ex convicta, Florence Cassez recientemente puesta en libertad por sentencia  por tres ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
La francesa estaba sentenciada a 60 años de cárcel por delitos de secuestro y delincuencia organizada. Llevaba 7 años de cárcel cuando fue liberada.
Los ministros de la Corte sustentaron su libertad en que el Ministerio Público Federal, representado en aquella época por el Sr. Genaro García Luna no cumplió el debido proceso al violentarse sus derechos humanos y armar todo un montaje teatral por radio y televisión para inculparla violentando la presunción de inocencia de lo inculpada como secuestradora. Con ello dijeron viciaron de origen todo el proceso penal.
Aclararon los ministros que no juzgaron si era o no culpable de los delitos por los cuales fue procesada y sentenciada sino porque el Ministerio Público Federal no acató procedimientos legales para llevarla a juicio.
La libertad de la francesa Florence dividió a la opinión pública. Un sector de la sociedad considera que los ministros sentaron un procedente para que los responsables de procurar justicia se conduzcan con apego a la Ley, respeten los Derechos Humanos, no prefabriquen pruebas o arranquen confesiones mediante la tortura física o sicológica.
En el régimen de Felipe Calderón no solo se cometieron numerosos abusos de autoridad en el marco de la guerra fallida en contra de la delincuencia organizada sino que fue utilizado el garrote policiaco y militar por razones de cálculos políticos.
Recordemos el michoacanazo cuando la Agencia Federal de Investigación (AFI) detuvo a 10 presidentes municipales de Michoacán y varios miembros del gabinete del gobernador perredista, Leonel Godoy. Una vez que pasó el proceso electoral estatal quedaron en libertad por falta de pruebas.
Otro caso fue la detención del candidato a gobernador del PRD en el Estado de Quintana Roo, al acusarlo de tener vínculos con las bandas del narcotráfico. Seis meses después quedó exonerado de esos delitos.
El otro aberrante caso fue el que le armó la PGR al Ing. Carlos Hank Rhon en el Estado de Baja California Norte. Fue acusado de tráfico y posesión de armas exclusivas del Ejército. Catearon ilegalmente su residencia y supuestamente encontraron un arsenal de armas. Ese montaje cayó por su propio peso y el Sr. Hank Rhon quedó en libertad.
Todos estos casos y muchos más son testimonios de cómo se manipuló la Ley con prácticas mediáticas.
Empero hay otro sector de la sociedad que reclama justicia para las víctimas de secuestro; tienen razón. Se quedaron con las manos vacías luego que dejaron en libertad a Florence Cassez a la que consideran que es culpable de secuestradora y  además ya había sido sentenciada por dos juzgados.
Según los expertos en Derecho,  el caso Florence es irreversible y nunca sabremos si es o no culpable o inocente. El estado mexicano tiene que reparar el daño a las víctimas y los servidores públicos que viciaron el proceso (en este caso el ex Procurador federal, Genaro García Luna y subordinados de primer nivel). Tienen que responder de sus hechos ante los tribunales.
El presidente Enrique Peña Nieto se ha comprometido a restablecer el Estado de Derecho en nuestro país. La mejor señal es indemnizar a las víctimas y ejercer acción penal a quienes torcieron las investigaciones y vulneraron los Derechos Humanos.
En esta perspectiva el subsecretario de gobernación anunció que a mediano plazo los elementos de la Policía Federal y militares están siendo capacitados en materia de respeto a los Derechos Humanos cuando detengan a una persona como presunta responsable de algún delito. Luego deberán portar una cartilla, misma que sería leída el detenido. Consta de 9 puntos, entre otros:
Al momento de su detención se le señalarán de lo que se le acusa. Tendrá derecho a guardar silencio; y a no inculparse; tendrá derecho a comunicarse con el familiar que el señale e informar donde está recluido; si no tiene un abogado, el Estado pondrá uno a su disposición; si el detenido es monolingüe  tendrá derecho a la asistencia de un traductor y si es extranjero a la asistencia de su consulado.
Esta cartilla es casi similar a la que se aplica en los Estados Unidos. Si se cumple será un gran paso en la procuración de la justicia. Todos seremos iguales ante la Ley y no será prejuiciada por razones políticas o fobias personales.
Otros de los temas que estarán a debate en los próximos días y que ha pervertido la acción de la justicia son los llamados testigos protegidos y el arraigo por 90 días utilizado por el Ministerio Público para la ampliación de pruebas, prácticas que son anticonstitucionales, pues la Ley dice que en un plazo de 72 horas el detenido debe ser puesto en libertad por falta de pruebas o si las hay deberá ser puesto a disposición del juez correspondiente.
El escándalo Florence fue la culminación de lo corrompido que está nuestro sistema de justicia. Ello obliga al actual Gobierno Federal a limpiarlo desde abajo hasta la cúspide del poder. No habrá justicia limpia y expedita mientras las burocracias policiacas y militares, así como Ministerios Públicos actúen con la Ley de la selva.
Con la nueva reforma penal y la nueva política en materia de procuración y administración de la justicia  del gobierno de Peña Nieto hay razón para ser optimistas.
Enrome tarea tendrá por delante el flamante Fiscal general de Nayarit, Lic. Edgar Veytia. La policía nayarita y los agentes del Ministerio Público tendrán que adecuarse a los nuevos tiempos para no agarrar “chivitos” expiatorios que encubren  la mala actuación de algunos de sus subordinados.