lunes, 17 de septiembre de 2012

DOS MOMENTOS HISTORICOS DE LA IZQUIERDA


En la columna anterior reflexione sobre la decisión que tomó el otrora candidato presidencial del “Movimiento Progresista” Andrés Manuel López Obrador, una vez que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) declaró validad la elección de Enrique Peña Nieto como Presidente electo de la República Mexicana.
López Obrador anunció en el Zócalo de la Ciudad de México su ruptura con los partidos de izquierda, PRD, PT y Movimiento Ciudadano con el fin de entregarse a la consolidación del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), ya sea como  asociación civil o partido político.
Esta decisión de el “peje” fue diametralmente opuesta a la que asumió en 1988 el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas tras haber perdido la elección presidencial frente al priista Carlos Salinas de Gortari, en una elección marcada por el fraude electoral.
En aquella fecha, en el mismo Zócalo, Cárdenas llamó a la unidad de todas las fuerzas políticas de izquierda y democráticas del país. Ese llamado a la unidad concluyó con la fundación del Partido de la Revolución Democrática (PRD), en donde concluyeron priistas, comunistas, socialistas de todo signo, trotskistas y de otras asociaciones políticas de izquierda.
Luego del fuerte liderazgo del Ing. Cárdenas y su incursión en tres fallidas candidaturas presidenciales, el político michoacano fue perdiendo poder en los órganos de dirección del partido en la medida que López Obrador en concurrencia con la corriente de nueva izquierda (los chuchos) se apoderaban de la estructura territorial del partido.
Gracias a esta alianza pragmática fueron excluidos históricos líderes de la izquierda provenientes del Partido Comunista, del Partido Mexicano de los Trabajadores, del Partido Popular Socialista y de otros líderes intelectuales de larga trayectoria política de izquierda.
Luego de la exclusión del cardenismo y de los comunistas, el PRD devino en un partido electorero y clientelar, cuyos principales beneficiarios fueron los “chuchos” y la corriente de los vejaranos en el Distrito Federal bajo el liderazgo de López Obrador.
Sobre estos pilares creció la figura política del político tabasqueño en virtud de su gran personalidad carismática, lo que posibilitó sin ningún problema su proyección a la jefatura del Gobierno del Distrito Federal y años más tarde compitió dos veces como candidato presidencial de todas las izquierdas.
Dado su popularidad estuvo apunto de ganar la presidencia de la República en el 2006, al perder por el escaso margen del .5% de la votación nacional. Fueron más de 15 millones de mexicanos los que sufragaron por su proyecto de gobierno.
Seis años después, o sea en el 2012, el político tabasqueño logró alcanzar una votación más alta, casi 16 millones, pero esta vez quedó abajo del candidato priista triunfador Enrique Peña Nieto por más de 3.5 millones de votos, lo que motivó que exigiera al TEPJF la invalidez de la elección por considerarla que fue inequitativa, coercitiva del voto y que se manipuló la competencia electoral en contubernio con los medios de comunicación televisiva a favor  de Peña Nieto.
Ahora no llamó a las manifestaciones callejeras o a los plantones. Optó por el camino de la ruptura con los partidos de la izquierda mexicana  y apuntalar su propia trinchera política (MORENA) lo que todo indica que será un nuevo partido político que buscará ser una nueva alternativa de izquierda para los comicios federales del 2015.
Si López Obrador toma esta ruta por la vía política-electoral no hay duda que podría desangrar a los otros partidos de izquierda pues será un atractivo y apetitoso panal para ganar espacios de poder en el Congreso de la Unión en el 2018, gubernaturas, diputaciones locales y presidentes municipales.
Este éxodo podría ocurrir en dos etapas; a saber: una etapa preliminar sería cuando MORENA entre en la fase de la construcción de sus comités estatales, pues muchos querrán estar en la “polla” cuando se elijan a sus liderazgos estatales, municipales y seccionales, lo que posibilitará ser nominados a los distintos puestos de elección popular.
Y  una segunda etapa será una vez que concluya la elección federal del 2015. Si MORENA refrenda su registro con un alto porcentaje de votación, la figura política de López Obrador crecerá de manera que estará en posición de fuerza como para postularse por tercera vez como candidato presidencial de las izquierdas, si es que sobreviven algunas, pues inexorablemente tendrán que competir en la elección federal del 2015 con el partido lopezobradorista. Si a lo anterior le apuesta López Obrador, solo esperemos que no salga un frankenstein.