martes, 3 de septiembre de 2013

REFORMISMO O CONTINUIDAD

Por Francisco Cruz Angulo

Fue finalmente en la residencia de Los Pinos donde el presidente Enrique Peña Nieto rindió su Primer Informe de Gobierno en donde dio cuentas de 9 meses de su gestión.
Es poco tiempo para medir si los resultados hasta hoy logrados transformaran al país.
En materia de desarrollo económico son magros los resultados, incluso negativos.
En la actual administración  no se generaron los suficientes empleos debido a una desaceleración de nuestra economía: poca inversión productiva privada y extranjera; la caída de nuestra industria manufacturera y de la construcción y una baja considerable en las remesas de nuestros compatriotas que trabajan en los Estados Unidos. El único sector más dinámico de nuestra economía es la industria del turismo, que, por cierto, el mandatario federal anunció que los empresarios mexicanos invertirán a partir de este año millonaria inversión en 14 destinos turísticos.
En el balance que hizo a la seguridad pública señaló resultados positivos tales como la disminución de los homicidios dolosos en un 24% comparado al año anterior. Dio cuentas a la vez de la captura de 67 de los 122 jefes de las bandas del narcotráfico gracias a la buena coordinación de todos los integrantes del consejo de seguridad nacional y a un eficaz sistema de inteligencia, lo que trajo como consecuencia la baja de la violencia en los estados de Tamaulipas, Veracruz, Nuevo León, Coahuila y Sinaloa. Sin embargo omitió decir Peña Nieto que los índices de violencia se incrementaron notablemente en los estados de Michoacán, Guerrero, Jalisco y el Estado de México.
Si bien asestó duros golpes a las mafias de la droga, no puede decirse a las bandas del crimen organizado las que se dedican a la extorsión, al cobro de piso, al secuestro y a la trata de blancas que provocan más violencia y reditúan a los criminales cuantiosas sumas de dinero, incluso más que el tráfico de la droga.
Al referirse Peña Nieto a los grupos de autodefensa comunitaria les mandó un claro mensaje: que no se tolerará que nadie haga justicia por su propia mano. Ese mensaje será atendido siempre y cuando el Gobierno Federal y estatal proteja realmente a sus habitantes. De otra manera será un mensaje vacío.
En el tema social el ejecutivo federal señaló algunos resultados, entre otros: la Cruzada Nacional contra el Hambre en 400 poblaciones que viven en condiciones de extrema pobreza.
Si bien se han invertido cuantiosos recursos en esta administración a combatir la pobreza extrema todavía no sabemos si ha dado buenos resultados. En algunos estados sus gobernadores continúan aplicando esa cruzada con tintes asistencialistas y electoreros.
El gobernante federal de igual manera anunció que durante su administración  está en marcha los programas de apoyo económico a los adultos mayores de 65 años y un seguro de vida a las jefas de familia solteras. Estos logros son hechos tangibles en el país.
Otra de las áreas de gobierno en donde se están viendo avances es en el sector educativo. El presidente Peña Nieto celebró que un día antes de su informe de gobierno la Cámara de Diputados haya aprobado por mayoría la nueva Ley de Servicio Profesional Docente, la que hará posible no solo evaluar el desempeño de los maestros de enseñanza básica y se les capacitará y por ende, se mejorara la calidad de la enseñanza.
En su discurso de una hora el mandatario federal se mostró seguro ante la clase política y empresarial del país que todo su proyecto de gobierno dará resultados y transformarán al país cuando sean aprobadas por el Congreso de la Unión la reforma Energética; la reforma Hacendaria; la Reforma Financiera y la reforma Política-Electoral. ¿Qué pasará si esas reformas no se concretan?
Y aun sí se reformaran desconocemos cual será el comportamiento de los agentes involucrados para que estas reformas se traduzcan en acciones de gobierno, puesto que están en juego poderosos intereses económicos de la clase empresarial, numerosas prebendas de la clase política en el poder, en los partidos político y en los sindicatos que se fortalecieron en los años dorados del PRI hegemónico y durante  los gobiernos panistas que se sirvieron del poder con la cuchara grande.  Fue la misma changa, pero revolcada.