La dirigencia nacional del Partido de la Revolución
Democrática (PRD) son súper optimistas. Aseguran que afiliarán y refrendarán su
militancia alrededor de 1 millón 800 mil ciudadanos.
Sostienen su optimismo en la votación de casi 16 millones de
personas que votaron por la coalición de izquierda PRD, PT y Movimiento
Ciudadano durante los pasados comicios presidenciales.
Se les olvida que en gran parte atrajo esa numerosa votación Andrés
Manuel López Obrador. Lo mismo ocurrió en el 2006 cuando sufragaron por el político
tabasqueño más de 15 millones de ciudadanos. Luego en las elecciones federales
intermedias, en el 2009, la votación del PRD se desplomó hasta el 13%, lo que
indica que una cosa es el voto duro y el otro es el voto de coyuntura electoral.
La campaña de afiliación y reafiliación en el PRD para
determinar cuál será su padrón real de militantes estará enmarcada en la defección
de López Obrador rumbo a la construcción del Movimiento de Regeneración
Nacional (MORENA) como nuevo partido político. Aunque lo nieguen los dirigentes
perredistas, miles de sus afiliados transitarán al proyecto lopezobradorista,
sobre todo en los estados de México, Distrito Federal, Oaxaca, Chiapas,
Campeche y Tabasco.
Si bien la cúpula actual del PRD encabezada por “los chuchos”
mantiene el control de la estructura territorial (comités estatales y
municipales) así como el consejo nacional, no es garantía de un copioso padrón de
militantes. Los vemos en Nayarit. Desde hace décadas este partido no ha crecido
territorialmente. Sus vetustos liderazgos han impedido su crecimiento cuantitativo
y cualitativo.
En los últimos procesos electorales a Gobernador del Estado
creció su votación no por la fuerza de su organización interna sino por la
presencia de candidatos que se trasfugaron de otros partidos políticos como
Antonio Echevarría Domínguez, el Dr. Miguel Ángel Navarro Quintero y Martha
Elena García Gómez, esta última como su candidata a diputada federal.
Otra prueba que el perredismo nayarita carece de liderazgos
populares fue la estrepitosa derrota que sufrió Guadalupe Acosta Naranjo en la
pasada competencia electoral a gobernador del Estado. Y eso que ya presumía
haber sido presidente nacional interino del PRD.
¿Cuáles son las causas
de la caída de ese partido en Nayarit y en la mayoría de los estados de la
República?
El PRD se volvió un partido electorero. Se impuso la cultura que
solo desde los puestos de poder se construye la democracia y se resuelven los
problemas de la gente. Esta idea alejó a sus dirigentes estatales y municipales
de la lucha social, de la movilización popular para hacer cumplir los programas
de gobierno.
En Nayarit, desde hace años no vemos al perredismo organizado
y movilizado para encabezar las demandas de los campesinos, de los obreros, de
la juventud o de la mujer. Pareciera que en Nayarit no hay oposición. Sus líderes
contemplan los problemas sociales desde sus cómodas oficinas mientras el pueblo
se rasca con sus propias uñas a merced de políticos demagogos y populistas.
Quién o quienes se afiliarán a un partido que al igual que el
partido Acción Nacional, (así lo reconoció en su última asamblea nacional)
asume las mimas mañas del viejo PRI, esto es, el uso clientelar de militantes y
simpatizantes para ganar puestos de elección popular; y que una vez pasado los procesos
electorales se olvidan de la gente.
Si no hay crítica y autocrítica al interior del Partido del
Sol Azteca, (tal y como lo hizo recientemente el PAN), para reconocer sus
errores y continúan obstinados que todo va viento en popa, los resultados de su
campaña de afiliación serán un fiasco, a menos que maquillen los números.