Conjeturas
Por
Francisco Cruz Angulo
El Papa Francisco concluyó su gira pastoral en los términos
que diseñó personalmente su agenda como Jefe de Estado y como uno de los más
importantes líderes religiosos de gran influencia mundial.
Los temas que abordó durante su recorrido por la Ciudad de
México, en la Basílica de Guadalupe y en la Catedral Metropolitana, en Ecatepec, Estado de México, en la Catedral
de San Cristóbal de las Casas, Chiapas; Morelia, Michoacán y finalmente la
Ciudad de Juárez, Chihuahua son los mismos que abordó en otras naciones que
visitó, estos son, condenar al capitalismo salvaje que incrementa la
desigualdad social, la corrupción e impunidad de la clase política, la
marginación y explotación de los pobres en la que los empresarios les chupan la
sangre, la violación a los Derechos Humanos de los pueblos indígenas, el
flagelo de la violencia por las bandas del crimen organizado, la falta de
oportunidades en educación y trabajo a miles de jóvenes que son utilizados como
carne de cañón del narcotráfico porque es la única opción para sobrevivir, el
ecocidio en el cual todos somos responsables y a la apatía de la alta jerarquía
católica mexicana y sus sacerdotes, a los que invitó a salirse de su “casita”
segura y ser solidarios activos de los millones de pobres que claman justicia
social.
El Papa Francisco hizo lo que ningún otro Papa había hecho:
urgió a todos los ministros de la iglesia católica mexicana a practicar la pastoral
cristiana, no solo desde los púlpitos sino a comprometerse con los problemas
terrenales de sus feligreses. El Papa no descubrió el hilo negro. Todos conocemos
los complejos problemas que enfrenta nuestro país, solo que esta vez lo
denunció un influyente líder mundial.
Del impacto de sus mensajes a la jerarquía católica y a
nuestra clase política lo podremos conocer en los próximo meses en la medida que
el mensaje del Papa por muy severo que fue, sino cambia la conducta anquilosada
de un clero que va a la zaga de la realidad y que prevalece anclada en los viejos
dogmas del catolicismo y nuestra clase política utiliza la popularidad del Papa
como un anestésico para alivianar relativamente el drama de millones de mexicanos
que viven en la pobreza extrema, sobre todo los pueblos indígenas, las palabras
del Papa serán como llamados a misa. Oyen pero no escuchan. Se harán de la
vista gorda.
Como lo señalé al inicio de esta columna, el Papa Francisco
diseñó personalmente su agenda pastoral en su gira por nuestro país en la línea
que inscribió al inicio de su pontificado, de ahí que se haya pegado a su guion.
En su homilía en la Catedral de San Cristóbal de las Casas y
en su reunión pastoral con numerosas familias del Estado de Chiapas, en la
primera pidió perdón a los pueblos indios que han sido humillados por miles de
años, pero en ningún momento se refirió a la discriminación de que son víctimas
la mujer indígena en sus comunidades en donde es tratada como mercancía de
cambio quienes durante años ha sido excluida de los derechos humanos.
En su encuentro sobre la familia, el Papa Francisco llamó a
que la unión en matrimonio constituido por un hombre y una mujer debe ser para
toda la vida aunque se tiren los platos un día pero que al otro día se perdonen
y se amen. Este mensaje evidencia que el Papa
pretende ignorar una realidad: la descomposición cada día mayor de la
familia tradicional y el no reconocer que hoy en día existe una recomposición de
los que integran el núcleo familiar. ¿En dónde quedan los derechos de igualdad
de género?
A diario gracias a que la mujer ha conquistado derechos cómo
que hacer con su cuerpo en embarazos no deseados, respeto a sus preferencias
sexuales y a una más participación en la vida pública, en los procesos
productivos y más oportunidades en el ascenso social, es una realidad que no
podemos ignorar.
Ese matrimonio idílico al que convoca el Papa Francisco no
solo se apega al viejo dogma de que la mujer tiene por destino la procreación de
hijos y atender sumisamente a su marido sino que ese mensaje les cayó como
anillo al dedo a los grupos y políticos más conservadores que se oponen al
aborto, al respeto a las familias
constituidas por dos personas del mismo sexo por lo que se les discrimina tal
vez porque no son dignos del reino de Dios, ya que lo consideran como
pecaminosos.
¿Entonces por qué el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica en
su gira pastoral por Michoacán no condenó la pederastia en la que incurrieron altos
jerarcas de los legionarios de Cristo incluyendo a su fundador el padre Marcial
Maciel? Sus víctimas, niños inocentes en la época en la que los clérigos los
abusaron sexualmente continúan exigiendo
justicia, no espiritual sino el peso de la justicia terrenal.
De igual manera el Papa Francisco fue omiso a las inhumanas
condiciones de nuestro sistema penitenciario en todo el país.
En su visita pastoral a reos de un reclusorio de Ciudad Juárez
apapachó a los reos; los llamó a no perder la esperanza por la vida arrepintiéndose
de los pecados en los que incurrieron pero en modo alguno levantó la voz para
que esas cárceles no sean escuelas del crimen en vez de readaptación social.
Se entiende que su doble condición de Jefe de Estado y líder espiritual
de millones de católicos en el mundo lo impide pronunciarse concretamente en
torno a los temas más controvertidos que enfrenta el país al que visita. El Papa
tiene un pie en el pasado de la ortodoxia católica y otro pie que impulsa
vientos renovadores.
No obstante el Papa Francisco es la esperanza del cambio…