Los dirigentes nacionales del PRD están hechos bolas en dos
frentes. Uno, el más inmediato es ponerse de acuerdo que posición asumirán sus
dos bancadas en el Congreso de la Unión en la toma de posesión de Enrique Peña
Nieto como Presidente Constitucional de México el próximo 01 de diciembre.
En su última reunión de cúpula acordaron definirla hasta este
lunes. Según trascendidos las corrientes internas no se ponen de acuerdo: la
línea social demócrata se pronuncia por asistir al evento de toma de posesión,
fijar su posición en la tribuna antes que rinda protesta el próximo mandatario
federal y no tomar la tribuna del Congreso como hace seis años. O sea, respetar
la institucionalidad democrática.
En cambio, los ultraizquierdistas más cercanos a López
Obrador parece que la sombra del caudillo sigue pesando en la toma de
decisiones. Sugieren tomar medidas radicales de rechazo por considerar que Peña
Nieto compró la presidencia a billetazos. En este posicionamiento coinciden con
la línea del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) que consiste en
movilizar a sus huestes hasta el Palacio de San Lázaro e impedir su toma de
protesta como mandatario federal.
Estas posiciones radicales ponen en un dilema a la cúpula
dirigente del Partido del Sol Azteca; a saber: sacudirse definitivamente el
tutelaje de López Obrador al interior de su partido, pues bien saben que los
lopezobradoristas son la quinta columna en la estructura del partido.
El otro frente a encarar por la corriente de los “chuchos” es
la necesidad de refundar al PRD a partir de una depuración de su padrón
nacional de militantes y la renovación de sus comités estatales y municipales.
Este acuerdo podrá tomarse en su próxima asamblea nacional el
próximo 01 de diciembre. Seguramente la nueva estrategia política y su programa
de acción deberán estar sustentados en un riguroso diagnóstico a partir de la
deserción de López Obrador y la fundación de MORENA como cuarto partido de izquierda.
No creo que la corriente hegemónica de los “chuchos” sea
ingenua para pensar que los miles de
militantes y cientos de dirigentes, legisladores federales y estatales y uno
que otro gobernador, hoy en las filas perredistas se queden en el PRD una vez
que se consolide MORENA. Como señalé antes, el nuevo partido será un atractivo pastel electoral. Hoy los
principios ideológicos son poca cosa ante las ambiciones de poder, que lo mismo
les da saltar de un partido de izquierda a uno de la derecha o viceversa o
regresar al Revolucionario Institucional. El mismo ex senador perredista,
Carlos Navarrete reconoció que una gran cantidad de lopezobradoristas se
quedaron en el PRD por cálculos políticos, no por convicción; que lo mejor
sería que se definieran como el Dip. Martí Batres, actual presidente nacional
de MORENA, por congruencia política.
Empero, los altos mandos perredistas están obligados, a no
romper sino a definir sus posiciones respecto a las que asume López Obrador.
El político tabasqueño no se duerme en sus laureles. Anunció
que MORENA participará en elecciones locales apoyando a candidatos comunes de
otros partidos, no solo para posicionarse en el ánimo popular, sino también para
obtener puestos de elección popular y que una vez que compita con candidatos
propios en las elecciones federales del 2015 podrá disponer de una fuerte
presencia en los Congresos Locales, Legislaturas federales y en los
Ayuntamientos.
Entonces, si los perredistas no depuran sus filas y se
reorganizan correrán el riesgo de caer electoralmente hasta el cuarto lugar en
el escenario político-electoral.
Otro de los riesgos que podría provocar la creación de MORENA
es que el proyecto nacional de izquierda será la dispersión del voto popular,
lo que favorecería finalmente al PRI y al PAN.
Eso explica el por qué Marcelo Ebrard y los “chuchos”
insisten en la construcción de un partido-Frente para enfrentar los procesos
electorales al lado del Partido del Trabajo y del el Movimiento Ciudadano.
No les quedará de otra a estos partidos políticos para
disputar el voto de centro-izquierda al lopezobradorismo agrupado en MORENA. Si
el PRD, PT y el Movimiento Ciudadano apoyaron incondicionalmente al ex
candidato presidencial fue porque les dio grandes dividendos en el Congreso de
la Unión y millonarias sumas de dinero en prerrogativa. Ahora si hacen alianza
con MORENA, el grueso de esos dividendos políticos y económicos serán para ese
nuevo partido.
Habrá que esperar para donde apuntará el vergonzoso
pragmatismo del PT y el Partido de Dante Delgado. En su lucha por su
sobrevivencia, son capaces hasta de aliarse con el PRI, si así conviene a sus
intereses patrimonialistas.
Lo de la sucesión presidencial del 2018 es otro cuento de
contar…