martes, 28 de febrero de 2012

COYOTES, ZORROS Y GALLINAS EN EL MISMO CORRAL

El Presidente Felipe Calderón dijo durante una gira de trabajo al norte del país una tardía verdad de Perogrullo al referirse a la filtración del crimen organizado en el sistema de justicia: “no podemos permitir que estén en el mismo corral zorros, coyotes y gallinas”.

Desde que inició su cruzada en contra de los sicarios de la droga debió tener claro esta lamentable coexistencia de capos, cuerpos policiacos y funcionarios del aparato judicial. Primero era un imperativo limpiar el “corral de zorros, coyotes y gallinas y después emprender  un bien organizado combate para exterminar a las bandas del crimen organizado. Lejos de ello, lanzó palos de ciego a diestra y siniestra con el ejército en las calles, con magros resultados. Solo movió el avispero.

Esta mala estrategia trajo fatales consecuencias, amen de los más de 50 mil muertos; entre otras: el colapso del sistema penitenciario. Los reclusorios federales y estatales que existen en nuestro país se han atiborrado de delincuentes y chivos expiatorios, lo que ha provocado motines, masacres y fugas masivas  de reos como el ocurrido en Apodaca y Topochico, Estado de Nuevo León.

Gran parte de los reclusorios a donde son llevados los reos de alta peligrosidad están cooptados por los capos de la droga, en contubernio con las autoridades carcelarias, a tal grado que son bombas de tiempo en las localidades en donde están asentados.

Como inicialmente el Presidente Calderón atacó los efectos, pero no las causas de la expansión y poderío del crimen organizado, le está reventando el problema por todos lados. Ante su impotencia de no ofrecer buenos resultados ahora nos sale con una dizque “histórica” noticia: que al final de su sexenio construirá más de una decena de penales federales. Como está empecinado en su estrategia militarista da por hecho que se incrementará el número de reclusos en los próximos años. Bajo esta lógica no habrá presupuesto ni nuevos reclusorios que alcance para encerrar a tanto delincuente.

De igual manera, el Jefe del Ejecutivo Federal llegó a la conclusión que invertir en educación, salud y empleo será el mejor antídoto para combatir el flagelo del crimen organizado.

Si embargo, el presidente Calderón y su antecesor, Vicente Fox no apostaron a la salud y educación como instrumentos preventivos para enfrentar al crimen organizado. Por ejemplo, se jacta que durante los dos sexenios presidenciales panistas se garantizó los servicios de salud a millones de mexicanos pobres por medio del Seguro Popular,  pero no construyeron los suficientes hospitales y clínicas para dar cabida a esos millones de pobres que demandan a diario los servicios de salud. ¿Cuál es la realidad? : Malos servicios médicos-hospitalarios; falta de camas e instrumental médico, quirófanos y escasez de medicamentos. Y por si fuera poco el ingreso de miles de sicarios heridos que son atendidos en estos mismos centros hospitalarios.

En lo referente a educación andamos de mal en peor. Los gobiernos panistas regatean invertir en la educación pública y, en cambio, alientan y favorecen mediante estímulos fiscales a la educación privada, claro, en contubernio con la presidenta vitalicia del SNTE, Elba Esther Gordillo. Este amasiato no ha concluido. Solo es cuestión de tiempo electoral para cerciorarnos  de cómo se desdibuja la laicidad de nuestro sistema educativo nacional.

Ante esta cruda realidad, lo ideal de una sociedad democrática es a que nuestra niñez y juventud  tenga acceso a una educación integral basada en los valores humanos y en los adelantos científicos y tecnológicos de manera que tengan garantizados una vida sana y de bienestar social en donde no haya necesidad de construir más cárceles y hospitales  que degradan al hombre en su humanidad;  los primeros, por la pérdida de su libertad y, en los segundos, por el dolor y la angustia de enfermedades prolongadas. Las propuestas de los 4 candidatos presidenciales deberían apuntar a estas aspiraciones de los mexicanos.