Conjeturas
Por
Francisco Cruz Angulo
Se confirma aquella vieja sentencia que nuestro sistema
penitenciario siempre va a la zaga de la delincuencia.
Recuerdo lo anterior porque en las últimas horas del sábado
pasado se escapó a través de un túnel del reclusorio de Máxima Seguridad El
Altiplano enclavado en el Estado de México Joaquín Guzmán Loera a) el “Chapo”
Guzmán uno de los capos del narcotráfico más poderosos en el país y en otros
continentes. Fue una fuga anunciada.
En el segundo año del ex presidente Vicente Fox se escapó por
la puerta grande en una prisión de Máxima Seguridad en el Estado de Jalisco.
Por supuesto ocurrió en complicidad con el personal de
custodios y trabajadores de limpieza de aquel reclusorio y tal vez con el visto
bueno del director.
De aquella investigación fueron castigados “chivitos expiatorios”.
Los peces grandes quedaron en la impunidad.
Tras 13 años de persecución de las fuerzas policiacas
federales y militares el “chapo” Guzmán por fin fue recapturado en un hotel de
Mazatlán, Sinaloa en el mes de febrero del 2014 gracias a los cuerpos de
inteligencia mexicanos en colaboración con la DEA de los Estados Unidos.
En ese mes de la captura del “chapo” el Gobierno del Presidente
Enrique Peña Nieto su popularidad subió como la espuma por el hecho de haber
echado el guante a uno de los más peligrosos criminales del hampa organizada.
Toda la clase política en especial la priísta echaron las
campanas al vuelo y predijeron que con este golpe a la cabeza del cártel de
Sinaloa se desmembraría el negocio trasnacional de la droga del “Chapo”.
Dos días después de la captura de ese hampón a pregunta
expresa de un reportero de Univisión le preguntó al presidente Peña Nieto si el
“chapo” sería extraditado a los Estados Unidos dado la fragilidad de nuestro
sistema penitenciario y de su alta peligrosidad, el mandatario federal
respondió que no era necesario porque en
México había reclusorios de máxima seguridad, pero que tomarían todas las
medidas preventivas para que no se replicara la fuga del 2001. “Sería imperdonable que se fugara de nueva
cuenta”, acotó. En aquella fecha hizo responsable de la seguridad de Guzmán Loera
a su Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
Durante su proceso penal por los delitos de lavado de dinero,
delincuencia organizada y uso de arma exclusivo del Ejército la opinión pública
nacional no fue informada de los prolongados interrogatorios que se le hicieron
al jefe del cártel de Sinaloa aduciendo motivos de Seguridad Nacional. Durante 16
meses todo permaneció en la más profunda opacidad.
Cuando escuché la noticia y la forma como se escapó del penal
de Almoloya de Juárez no me mostré
sorprendido ni millones de mexicanos que hoy a través de las redes ridiculizan
por medio de memes contra el jefe del Ejecutivo Federal y de los aparatos de procuración
y administración de justicia.
Lo primero que viene a la mente es que la fuga no pudo ser
posible sin la complicidad de los responsables de vigilarlo las 24 horas del
día.
Estaba tan anunciado ese escape que el ex titular de la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos, Raúl Villanueva Plascencia meses antes de dejar
el cargo denunció que durante en una visita ocular a ese reclusorio del
Altiplano se observó que el “chapo” Guzmán gozaba de todos los servicios en su
celda de reclusión, esto es, regadera y sanitario de lujo, teléfonos celulares,
televisor, comida especial, vinos y droga, guardias pagados por él, visitas conyugales,
permiso para que uno de sus guaruras jugará ajedrez adentro de su celda. Es decir
en los hechos tenía contacto permanente con el mundo exterior. Todo esto se
explica a partir de contar con la anuencia del director del reclusorio o
recibiendo órdenes del más alto nivel político.
Es más meses antes de que se fugara el chapo, uno de sus
hijos Iván Guzmán escribió en su cuenta de Twitter alardeando que el “General”
muy pronto estaría en casa ¿Qué hizo la policía cibernética?
Si el “chapo” tenía el antecedente de su predilección por construir
túneles como eficaz opción para fugarse cuando se viera acorralado por los cuerpos
policiacos que le seguían los pasos, ¿Por qué no se tomaron todas las medidas
preventivas en el entorno del reclusorio? ¿A caso los guardias de seguridad apostados en las
torres de vigilancia no se dieron cuenta que a kilómetro y medio de distancia había
movimientos inusuales de camiones o camionetas
frente a una finca en construcción que trasladaban
toneladas de tierra con rumbo desconocido? ¿Qué pasó con los operadores de las cámaras
de vigilancia instaladas en la celda del “chapo” horas antes de la fuga?
Son muchas preguntas a las que tendrá que responder el
Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong y las autoridades del
reclusorio ante tamaño escándalo público nacional y extranjero que provocó el
escape de ese peligroso delincuente.
Esta segunda fuga del capo de la droga sinaloense traerá consecuencias
política y económica a la administración de Peña Nieto.
1.-La total pérdida de credibilidad en el sistema
penitenciario mexicano en donde prevalece la corrupción, la opacidad
informativa y la impunidad a los funcionarios públicos que se prestan al
cohecho con los delincuentes que tienen poderío económico.
2.-La desconfianza de los jefes de la DEA norteamericana al
gobierno mexicano por el hecho de no haber extraditado a tiempo a las cárceles de
los Estados Unidos al hoy fugitivo de la Ley por considerar que nuestras instituciones
carcelarias no son aptas para hacer que se aplique la justicia.
3.-La recomposición de los cárteles de la droga en el país. Fuera
de la cárcel el “chapo” tenderá a recuperar a sangre y fuego sus plazas y rutas
del narcotráfico algunas de ellas ahora en manos de otras bandas
delincuenciales, lo que provocará la desconfianza de la inversión privada en
aquella entidades de alto riesgo.
Seguramente ante este peligroso panorama la Fiscalía General que
encabeza el Lic. Edgar Veytia blindará a nuestro Estado las fronteras que
colindan con las entidades productoras y consumidoras de droga, sobre todo en
aquellos en donde tiene una gran influencia el chapo Guzmán.
Finalmente otra pregunta: ¿Habrá un trasfondo político
negociado con la actual clase gobernante por información privilegiada que posee
el “chapo” Guzmán? Quizá esta pregunta está muy jalada de los pelos, pero todo
puede suceder en este México lindo y querido…