miércoles, 6 de marzo de 2013

HUGO CHÁVEZ EL PRESIDENTE DE LA ESPERANZA


Por Francisco Cruz Angulo

Todos los noticieros y principales titulares de la prensa escrita de nuestro país destacaron la muerte del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Comandante Hugo Chávez. Acaecida el pasado martes por la tarde en un Hospital Militar víctima de cáncer.
El líder de la revolución Bolivariana arribó al poder por la vía constitucional en 1998. Desde aquella fecha fue reelecto por una base popular que lo apoyó en los momentos más críticos de su gobierno.
De formación militar y  fervoroso católico   no fue impedimento para optar por construir  un gobierno socialista tomando como modelo la revolución cubana de los hermanos Castro que gobiernan al país desde hace más de seis décadas.
La revolución Bolivariana es una amalgama de ideales y programas que nada tenían que ver con el ideario de Simón Bolívar. Este líder liberal del siglo 18 luchó por la independencia de su país de la opresión del imperio español y pensaba que una mejor manera de enfrentar a la corona española era la unidad de todos los pueblos sudamericanos en una sola nación. Fue el creador de la  República de  La Gran Colombia de corta duración.
El comandante presidente Hugo Chávez desfasado en el tiempo y en las nuevas circunstancias políticas instauró desde el poder un régimen socialista que influyó en varios países latinoamericanos de la región tales como Argentina, Bolivia, Ecuador, Uruguay, Paraguay y Nicaragua en donde surgieron regímenes  de izquierda. Todos estos gobiernos fortalecieron la rectoría del estado sometieron a las oligarquías al expropiarles sectores básicos de la economía e implementaron programas sociales de corte asistencialista para combatir la pobreza.
Siendo Hugo Chávez un hombre carismático y popular asumió el liderazgo de ese bloque de naciones frente al poderío norteamericano, sobre todo en las relaciones comerciales. Sin embargo lo hizo  a un  alto costo para su nación.
Gran parte de su riqueza petrolera fue destinada a subsidiar con hidrocarburos a los países aliados, entre ellos a Cuba. Otra parte de su riqueza nacional fue empleada en dilapidar recursos a la población más pobre mediante programas sociales que solo aminoraban la pobreza pero  no generó las condiciones productivas para combatirla.
Esta conducta paliativa me recuerda al Gobierno del ex presidente Luis Echeverría cuando creo empresas  agroindustriales aquí y acullá de dudosa rentabilidad  o cuando  en sus giras presidenciales su secretario particular cargaba una maleta repleta de dinero para entregarlo a cuanta persona se lo pidiera. Esta política dadivosa y  poco transparente generó en nuestro país como hoy la sufre el pueblo venezolano la pérdida del poder adquisitivo, a tal grado que recientemente el presidente interino devaluó la moneda por una inflación galopante; déficit fiscal del 17%; escasez de alimentos básicos a consecuencia que Hugo Chávez desmanteló la planta productiva del país por su política de expropiaciones a los servicios e industrias privada y por ascenso de una burocracia parasitaria e incapaz de conducir las empresas paraestatales. Es decir, su economía se petrolizó, por lo cual está en crisis, pese  a que esa nación nada en petróleo. Este es el legado que dejó el líder venezolano.
Esta República socialista sui generis no tiene futuro con Chávez o sin Chávez. Ese país está polarizado: los que ven a Chávez como a un Dios y otros que lo ven como un demonio delirante de poder
¿Será capaz el chavismo sin Chávez dar continuidad a la llamada revolución bolivariana? Una vez que concluya la ceremonia luctuosa, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello deberá tomar el timón presidencial provisional y en el plazo de un mes convocar a elecciones para elegir a un nuevo Presidente de la República como así lo señala la Constitución.
Si se cumple el testamento hecho público y de viva voz por el mismo Hugo Chávez pocos meses antes de morir, el candidato del chavismo será Nicolás Maduro, actual vicepresidente.
Ante una oposición desconcertada y dispersa lo más probable es el ascenso de Nicolás Maduro como nuevo líder de la revolución Bolivariana. El problema es  que no tiene el carisma y la popularidad de su antecesor. Además tendrá que lidiar de inmediato con los grandes problemas económicos y sociales que son un barril de pólvora a punto de estallar.