Por Francisco Cruz Angulo
Los grandes países desarrollados y alguno en vía de
desarrollo combatieron los índices de pobreza, la delincuencia, la corrupción y
el clientelismo electoral gracias a que invirtieron una gran cantidad de su
presupuesto en educación, investigación científica y tecnológica y consolidaron
sus instituciones democráticas y una mayor participación ciudadana en las decisiones
gubernamentales.
La actual administración federal y estatal le están apostando
a la educación y al impulso de la actividad productiva. El gobierno de Peña
Nieto a través de la Secretaría de Educación Pública anunció un programa denominado Escuela Digna; y por medio de la
SEDESOL invertir en la creación de pequeñas y medianas industrias que impulse
el desarrollo productivo de acuerdo a las riquezas naturales específicas de
cada entidad y mediante la capacitación de sus habitantes. De esta manera se
generarán empleos y por lo tanto se dinamizará el mercado de consumo interno. Como
lo expresara con claridad la titular de la SEDESOL, Rosario Robles: “..La Cruzada
Contra el Hambre no es la entrega de despensas o demás dadivas; se trata de que
la comunidad se organice para la producción de sus propios bienes de consumo”.
El programa Federal “Escuela Digna” en el cual nuestra
entidad ya está recibiendo el apoyo financiero busca que para de inicio del
próximo ciclo escolar nuestros niños y jóvenes se encuentren con escuelas
reconstruidas, bien equipadas de material didáctico, con espacios para el
deporte y la divulgación de la cultura y un entorno ecológico sano.
Sin embargo, eso no es suficiente. Esperemos que para el
regreso a clases esté aprobada por el Congreso de la Unión la nueva Ley Federal
de Educación.
La importancia de la Ley Reglamentaria del Artículo 3 Constitucional
radica que dirección queremos darle a
nuestro sistema educativo y cuáles serán los compromisos que asuma el estado
mexicano, sindicatos de maestros, padres de familia en la formación de nuestros
niños y jóvenes para las próximas décadas. El Gobierno de Peña Nieto y de
Roberto Sandoval hablan de que se mejoren
los niveles de la enseñanza-aprendizaje.
Este objetivo estratégico tendrá éxito siempre y cuando los contenidos
de la enseñanza, esto es, los planes y programas de estudios estén orientados a
la formación de nuevos profesionistas que lleven un gran bagaje de
conocimientos científicos, tecnológicos y de valores éticos que al interrelacionarse
con la comunidad sean capaces de innovar o cambiar la realidad social, es decir,
a nuevos profesionistas con una sólida formación académica, solidarios y
participativos en las tareas de la empresa donde trabaja o en la actividad
gubernamental como futuros líderes de nuestro país.
Si nuestros actuales gobernantes apuntan en este sentido habrá
que sentar las bases para lograr tal propósito. La primera es, sin duda,
disponer de excelentes maestros en todos los niveles de enseñanza que estén bien
pagados y que tengan a la mano las modernas tecnologías para enseñar:
laboratorios, sistemas de cómputo, talleres, etc. Ya no es posible sostener con
el erario nacional o estatal a profesores chambistas, que llegan a las aulas no
por vocación sino como un medio de sobrevivencia y que para mantenerse en ese
status quo son carne de cañón de líderes
sindicales corruptos o de propagandistas electorales de políticos ambiciosos de
poder.
Mientras no se haga
una profunda depuración en la planta docente en todo nuestro país, no quitándoles
su empleo, como algunos dicen, sino
mediante la observación de nuevas formas de selección para todos aquellos que estén
dispuestos a cambiar nuestro ya obsoleto sistema educativo nacional cualquier
reforma será un simple cambio cosmético.
Por lo pronto, el actual mandatario nayarita desde el inicio
de su gobierno ya tomó al toro por los cuernos al rescatar los servicios de educación
pública (SEPEN) de la mafia sindical de la Sección 20 de maestros.