miércoles, 30 de mayo de 2018

Inusitado optimismo del PRI


Conjeturas
Por Francisco Cruz Angulo

En vez de achicarse el Dr. José Antonio Meade candidato presidencial de la alianza “Todos Por México” (PRI-PANAL-PVEM) ante la enorme distancia en las preferencias electorales de más de 20 puntos respecto al candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador que mantiene sostenidamente el primer lugar según encuestas de opinión, a un tercio de días de verificarse los comicios realiza una intensa campaña proselitista por todo el país con el objetivo estratégico de atraer el sufragio de los indecisos, entre otros el de los jóvenes y las mujeres de la clase media y de los pequeños y medianos empresarios.
Este día arribará a esta capital el candidato presidencial priísta por segunda ocasión.
Su agenda de proselitismo electoral será la siguiente:
El candidato presidencial presidirá un multitudinario mitin en la explanada del Hotel Best Western Ne Kié a las 10 de la mañana y más tarde a las 5:30 en Plaza principal de El Porvenir, Municipio de Bahía de Banderas.
Será acompañado por el dirigente nacional del PRI, René Juárez Cisneros, por dirigentes estatales y municipales de los tres sectores del tricolor en la entidad, los candidatos a diputados y senadores al Congreso de la Unión y otros distinguidos personajes de la cúpula nacional priísta.
Sin duda alguna José Antonio Meade es el candidato presidencial que posee una sólida formación académica y el ejercicio de la política pública nacional en materia económica, política exterior y desarrollo social desde una perspectiva del modelo neoliberal-tecnocrático.
Sin embargo paradójicamente esa  experiencia en el ejercicio público  es debilidad sencillamente porque esa política ha generado la irritación popular debido a que se ha incrementado la desigualdad social entre ricos y pobres en gran parte del territorio nacional.
Si el modelo económico y social que propone continuar el Sr. Meade se hubiese reflejado en los bolsillos de más de 50 millones de mexicanos pobres el presidente Enrique Peña Nieto no tuviera el más bajo nivel de aprobación a su gobierno que hoy oscila entre el 20 y 22%.
Sumemos a lo anterior la pesada loza que carga en su espalda; a saber:
1.-La fallida estrategia de combate a las bandas del crimen organizado.
2.-Las numerosas cloacas de corrupción de gobernadores priístas y funcionarios de primer nivel del gobierno de Peña Nieto y que continúan en la impunidad lo cual provoca una profunda irritación y desconfianza hacia el partido gobernante.
3.-La alianza por México en la que cada partido jala por su lado en las elecciones estatales y el Congreso de la Unión.
Lo anterior lo podemos constatar en las campañas en los ocho de nueve candidaturas a gobernadores, presidentes municipales, diputados locales y legisladores al Congreso de la Unión.
Después del segundo debate entre los 4 candidatos presidenciales el buen desempeño del Sr. Meade no se vio reflejado incremento porcentual en las preferencias electorales ni siquiera respecto al segundo lugar que hoy ocupa el panista Ricardo Anaya.
En otras palabras el enjundioso discurso programático del Sr. Meade no logra conectar con la mayoría de los ciudadanos fundamentalmente en los más de 50 millones de pobres de la ciudad y el campo.
Eso explica del por qué los líderes, candidatos y militantes del PVEM y del PANAL optan por posicionarse por encima  del candidato presidencial.
El Sr. Meade el que se autoproclama como el mejor capacitado para gobernar al país realiza un extraordinario esfuerzo de convencer a los mexicanos que es la mejor opción confiado en una lejana esperanza que los electores voten razonablemente el día de los comicios del próximo 1 de julio. Es como pedirle al que se muere de hambre que razone como le gustaría encaminarse al cementerio…