Conjeturas
Por
Francisco Cruz Angulo
Extraoficialmente se divulgó la versión que no habrá una
alianza Partido Acción Nacional y de la Revolución Democrática en Nayarit en la
próxima contienda electoral que culminará el próximo 7 de julio.
De corroborarse lo anterior a los candidatos del PRI se les
facilitará la victoria a menos que designen a pésimos candidatos, o bien, siempre y cuando su estructura territorial y
de liderazgos sectoriales vaya en
unidad.
El PRI vive uno de sus mejores momentos tanto a nivel
nacional como estatal. Por un lado el Gobierno de Roberto Sandoval pese a que
algunos miembros de su gabinete nadan de muertito hay otros que se esmeraron en
hacer bien las cosas, lo que se ha traducido en una mejor seguridad pública,
desarrollo turístico como nunca en la Riviera Nayarit, infraestructura
carretera y programas sociales de apoyo a los habitantes de las zonas
marginadas de la población. Con todo este capital político el Partido en el
gobierno podría triunfar en la mayoría de los municipios y distritos. No
obstante habrá municipios en donde la gente calificará bien o mal con su voto
el desempeño de sus presidentes municipales y diputados.
Al blanquiazul le será difícil que conserve los 9
ayuntamientos que ganó en el 2011. El desempeño de sus alcaldes ha dejado mucho
que desear. Su único mérito es haberse sostenido en el cargo solo para administrar
la crisis financiera de los ayuntamientos. La poca obra pública que realizan es
financiada con recursos estatales y federales.
A lo anterior hay que sumar la división interna entre su
militancia y liderazgos estatales y municipales: los llamados panistas
doctrinarios que durante décadas se la rajaron por el partido fiel a los
principios éticos y de moral pública hoy están relegados. En su lugar arribaron
al partido gente sin identidad ideológica y programática y empresarios que
tomaron al partido como una empresa más en la que buscan no al bien común sino
mayores ganancias para sus empresas.
El otro factor que
debilitó al Acción Nacional fue nada menos que la derrota presidencial del
2012. De ser un partido que tenía un
padrón de 4 millones entre militantes y adherentes quedó reducido a 450 mil.
Los demás abandonaron el barco para regresar al tricolor esperanzados en ganar
posiciones de poder en el nuevo partido gobernante.
Todos estos factores incidirán en los resultados electorales
próximos.
El PRD en Nayarit está más diezmado que nunca. Desde hace
décadas la corriente hegemónica de los “chuchos” domina y mangonea los órganos de
dirección interna lo cual se ha traducido en un partido sin gran presencia
popular y el abandono de sus principios doctrinarios. Sus actuales líderes -que
son los mismos- se manejan en la coyuntura electoral y tienen poca presencia en
los movimientos sociales. Se burocratizaron y, por tanto no tienen capacidad de
organización y de movilización en torno a las demandas de la sociedad nayarita.
Ni los ven ni se les escucha.
Esta misma inmovilidad de sus cuadros dirigentes impiden que surjan nuevos liderazgos y estos amplíen
el horizonte territorial del partido.
Luego de la derrota electoral a gobernador de Guadalupe
Acosta Naranjo en el 2012 el PRD se desinfló. Los pocos espacios políticos que
logró el PRD en las últimas décadas fueron posibles por candidatos de la sociedad civil que, por
cierto hoy están fuera y merodeando en otros partidos.
Así pues, el panorama del partido del Sol Azteca no es muy halagador
para la elección de julio próximo.
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