Las protestas
juveniles clase medieras surgidas desde las universidades no fueron espontáneas
o promovidas por oscuros intereses partidistas. Simplemente fue el hartazgo acumulado
hacia a una clase política incapaz de ponerse de acuerdo para resolver los
graves problemas de la nación y por la evidente manipulación informativa de los
medios de comunicación, en especial por el duopolio televisa y televisión azteca
que acapara en contubernio con el Gobierno Federal gran parte del sistema
informativo nacional.
Ese movimiento
juvenil denominado “yo soy el ciento treinta dos” por medio de las redes sociales
salieron a las calles con dos demandas centrales: no queremos a Peña Nieto como
Presidente de México”; y “exigimos la democratización de los medios de comunicación”.
Sus razones
fueron explicadas de una manera simple: que Peña Nieto, candidato del tricolor
es un producto vendible de las televisoras; y que para tal objetivo sesgan y
manipulan la información. Evidentemente atrás se esconden los poderosos
intereses de la oligarquía mexicana y de los grupos financieros trasnacionales, así como de la vieja clase política
que se resiste a dejar el poder.
En esta
perspectiva, la protesta de los jóvenes universitarios fue muy clara al
declararse apartidistas (no apolíticos) y preocupados por los problemas que
enfrentan a diario: la mediocridad de un sistema educativo en crisis; la falta
de empleos y la inseguridad en las calles.
Las respuestas
de los 4 candidatos presidenciales no solo fue ambigua y generalizada sino que
no han propuesto soluciones de fondo a esas demandas.
El candidato
del PRI reaccionó de inmediato. En un manifiesto por un gobierno democrático postuló
en un decálogo de compromisos que de llegar a la presidencia de la República
respetará la libertad de prensa, de manifestación, garantizará el derecho a la información
y a la transparencia y el respeto a los Derechos Humanos. Llamó a no mirar al
pasado sino al por venir con la promesa del diálogo y la construcción de
acuerdos de cara a la nación.
Este mismo
discurso lo vienen repitiendo desde hace décadas gobiernos priistas, panistas y
perredistas. Lo que no dicen es como cumplirán esas garantías plasmadas en
nuestra Constitución.
¿Será democrático
un gobierno cuando protege los monopolios de la televisión abierta y de quienes de una u otra forma se han
convertido en poderes fácticos que operan en complicidad con la clase política dominante
para conservar sus privilegios empresariales? Ninguno de los 4 candidatos
presidenciales externan su voluntad de
abrir el mercado de la televisión abierta a nuevos grupos empresariales. López
Obrador arremete a diario en contra del cerco informativo a su campaña más como
estrategia electoral que como un compromiso de reformar la Ley Federal de Radio
y Televisión que hasta hoy es el sustento legal de ese duopolio televisivo.
Por cierto,
ya le funcionó esa estrategia mediática al hacer que los jóvenes universitarios
pusieran el dedo en la llaga.
Esta movilización
de los jóvenes a partir de las redes sociales pone en jaque a los 4
presidenciables. Hasta hoy ningún de ellos ha formulado propuestas concretas; y
nó lo hacen porque están anclados en el pasado, aun cuando pretendan deslindarse
de ese pasado que los alcanza como las denuncias de corrupción, nepotismo e
impunidad de ex gobernadores del PRI como Tomás Yarrington, Ulises Ruiz, Mario
Marín y del ex perredista Narciso Agúndez Montaño, ex Gobernador de Baja
California Sur.
¿Cómo decir
a los jóvenes borrón y cuenta nueva a esos actos de corrupción e impunidad de
quienes saquearon el Erario nacional?
No es
posible construir una patria justa y libertaria sobre una base carcomida por
una clase política sin visión de futuro porque solo está más preocupada por
conservar sus privilegios. A esta partidocracia y a los grupos de poder económico
en nuestro país se opone esa juventud que ahora se manifiesta en las calles.
Hasta el
mismo IFE dio un revés a la demanda de
los jóvenes al rechazar que el próximo debate de los 4 candidatos presidenciales
a celebrarse en Guadalajara el próximo 10 de junio se haga en cadena nacional. Los
consejeros del IFE invocan la libre manifestación de ideas de los dueños de la televisión
abierta. ¿Así es como se quiere
democratizar la información, sobre todo a televisión azteca que actúa con
criterio fascistoide?
No hay comentarios:
Publicar un comentario