Ganas no faltaron. Los seguidores de Cordero utilizaron todas las artimañas del viejo priismo como la presión a los electores por medio de los delegados de las distintas secretarias de estados y Gobernadores, así como la entrega de dadivas o el acarreo de votantes para que sufragaran a favor del delfín presidencial.
No les funcionó porque la señora Josefina Vázquez Mota se ganó a pulso a más de 275 mil panistas que la apoyaron el día de la jornada electoral celebrada el pasado 5 de febrero.
Por otra parte, desde el inicio de su campaña generó una clara percepción en la opinión pública como la más capaz para ser competitiva frente a los candidatos del PRI, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador por el “Movimiento Progresista” integrado por el PRD-PT-Movimiento Ciudadano. Todas las encuestas así lo corroboraban.
El triunfo de Josefina trajo buenos resultados a su favor en los electores de todo el país: ganó tres puntos frente al candidato priista y, a su vez, se alejó de López Obrador que ocupa un tercer lugar.
Por supuesto esta ubicación de los tres aspirantes presidenciales variará, primero cuando conozcamos quien será el candidato o la candidata del Partido Nueva Alianza (PANAL); y, segundo, a que una vez se inicie formalmente la competencia electoral den a conocer sus plataformas programáticas y qué imagen proyectan en sus arengas públicas.
Por lo pronto, la Lic. Josefina ya busca deslindarse de la política presidencial. Durante un evento de celebración con sus seguidores criticó la actual situación que prevalece en el país: la corrupción en nuestras instituciones públicas; estado de inseguridad por la creciente violencia del crimen organizado y los sicarios de la droga; falta de empleos; insatisfacción con los servicios de salud y educación. Luego remató: “Ya no más de los mismo”. Este cuestionamiento lleva dedicatoria a Los Pinos.
Tácticamente es razonable ese deslinde pues busca asumirse como una candidata que no aceptará “línea” desde Los Pinos y colocarse como una opción ciudadana. Este deslinde lleva sus riesgos: que una parte de la maquinaria calderonista le haga el vacío a su campaña aun cuando Ernesto Cordero le haya levantado la mano. Veremos en los próximos días, cuando se integre su equipo de campaña, si estarán incluidos personajes de la otras dos corrientes panistas.
Otra posición relevante que asumió la ex Secretaria de Educación Pública es el no buscar el voto por su condición de mujer si no por considerarse como la mejor política que tiene la suficiente experiencia y conocimiento de los principales problemas del país para aspirar a gobernarnos.
En efecto, la panista bien sabe que llegar a Los Pinos no es cuestión de género, porque si así fuera no tendría una mínima posibilidad de llegar a la casa presidencial. El encuestador, Roy Campos señala que históricamente la mujer es más proclive a votar por el hombre que por una mujer. No hemos superado la cultura machista, por lo que la señora Josefina tendrá que hacer un doble esfuerzo en la competencia electoral, además de una buena propuesta de cómo resolver los problemas más cruciales de nuestra Nación. Tendrá mucho que ver de como proyecta su imagen pública: carácter, empatía popular, protectora, confiable y decidida a construir un gobierno plural de amplia participación ciudadana.
Si al mes de abril, López Obrador no le da alcance en las preferencias electorales a doña Josefina, la competencia será más cerrada entre la panista y el priista, Peña Nieto.
En un país polarizado por menos ricos y millones de pobres difícilmente llegará a la presidencia aquel candidato o candidata que no oriente su oferta programática a las mayorías y a una clase media muy disminuida, sobre todo a la juventud.
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