Conjeturas
Por
Francisco Cruz Angulo
Luego de la catarsis popular expresada en las urnas en los
pasados comicios federales del 01 de julio en los cuales los electores
castigaron severamente a la vieja clase política gobernante mediante la entrega
del poder absoluto presidencial y las dos cámaras en el Congreso de la Unión al
hoy virtual presidente de la república electo Andrés Manuel López Obrador es
necesario abrir los ojos a la realidad y analizar con cabeza fría si sus
principales propuestas de gobierno a implementar a partir de su toma de
posesión del Poder Ejecutivo Federal el
01 de diciembre serán viables a corto y a mediano plazo.
De entrada de las doce propuestas de su agenda nacional en
modo alguno se propone cambiar de régimen político y económico.
En el proyecto programático de su próximo gobierno busca la
regeneración del sistema presidencialista, moralizar y rediseñar sus viejas
estructuras internas, aminorar la desigualdad social, dinamizar nuestra
economía interna, reorientar la inversión pública y privada a las regiones
marginadas del país, terminar con la corrupción, la impunidad y los privilegios
de la clase política y la pacificación del país, hoy enturbiado por las bandas
del crimen organizado.
Este proceso de renovación moral, no de transformación de
nuestro régimen presidencialista está inmerso en un modelo de desarrollo
económico neoliberal, esto es, la observancia de las reglas macroeconómicas;
mantener el equilibrio en las finanzas públicas, autonomía del banco de México,
cumplimiento a los tratados comerciales con el resto de las economías mundiales
y acotar el endeudamiento externo. En otras palabras, será un gobierno de
reconciliación nacional y del fortalecimiento del régimen presidencialista…
¿AMLO podrá
conciliar la lucha de los contrarios?-Como en todo proceso de cambio,
sobre todo si es promovido o impuesto desde el Poder presidencial aun cuando
disponga de legitimidad popular encontrará
fuerte resistencia por quienes desde décadas utilizaron el poder
político para obtener privilegios económicos y posiciones de poder.
Desmantelar esas viejas estructuras burocráticas del régimen
presidencialista sustentado en los partidos políticos, cámaras empresariales,
poderosos sindicatos, gobernadores y presidentes municipales que se comportan
como caciques serán un permanente obstáculo a la implementación de las nuevas
políticas públicas.
En buena medida el próximo presidente de México Andrés Manuel
López Obrador allanará el camino de la
reconciliación nacional si sus secretarios de estado toman decisiones a partir
del diálogo y la búsqueda de acuerdos con los que piensan distintos, concatenar
esfuerzos en la concreción de objetivos comunes, fortalecer a las instituciones
del estado y hacer partícipe a las organizaciones de la sociedad civil, a los
medios de comunicación, a los investigadores de carrera y en especial a los
ciudadanos en la toma de decisiones de trascendencia nacional.
Los 12 objetivos programáticos de gobierno y los 50 puntos
para el combate a la corrupción y la impunidad y terminar privilegios de la
clase política se debe abordar con
ecuanimidad y a la luz de la realidad social, económica, política y cultural de
nuestro país. No es posible construir
edificios nuevos sobre escombros. Las utopías se derrumban como castillo de
naipes.
La democracia debe ser una forma de vida en todas las
instituciones del Estado mexicano. Nunca más bajo el tutelaje del poder
presidencial.
¿Qué papel desempeñará Morena hoy partido hegemónico en el
poder? Intentaré despojar esta pregunta en una próxima columna.
De igual forma daré mi punto de vista respecto a sus
medulares objetivos programáticos de gobierno lopezobradorista…