Conjeturas
Por
Francisco Cruz Angulo
Se divulgó en algunas plataformas informativas de internet
uno de los últimos sondeos de opinión de preferencias electorales realizado por
la empresa encuestadora “Mitosfky” cuyo director es Roy Campos a escasos 5 días de que más de 85 millones de
mexicanos elegiremos al próximo presidente de México y la renovación del Poder
Legislativo federal, 9 gubernaturas y cientos de representantes populares en
una buena parte de las entidades de la república.
La encuesta en mención ratifica la clara delantera de Andrés
Manuel López Obrador de dos a uno sobre Ricardo Anaya, éste a solo tres puntos
sobre el priísta José Antonio Meade en serrada competencia por el segundo lugar…
Las
encuestas no anticipan victorias.-Las empresas encuestadoras hoy
están en el ojo del huracán. Es un común denominador que los candidatos y los
partidos políticos que van a la cola del puntero las descalifiquen tildándolas
de estar cuchareadas, sesgadas y diseñadas a modo. Lo mismo hizo López Obrador
en las elecciones presidenciales en el 2006 y en el 2012 cuando el voto
ciudadano no lo favoreció. Hoy los números a su favor los presume en cada uno
de sus actos de campaña provocando el encono de sus adversarios.
Nuestra primitiva clase política se niega a entender –sea por
ignorancia o por un oportunismo mercantil- que las encuestas en cualquier
sistema democrático son hoy en día uno de los mejores instrumentos científicos
estadísticos que en las jornadas electorales pulsan el ánimo de los ciudadanos
y su disposición a votar por el candidato de sus preferencias tomando en cuenta
las circunstancias políticas y económicas del momento de tomar la encuesta. Es
lo que se ha dicho hasta la saciedad, es decir, son como fotografías
instantáneas. Una o dos semanas después puede cambiar el posicionamiento de la
gente incluso el mismo día de la elección.
Los fenómenos sociales cambian el comportamiento de las
comunidades humanas.
¿Qué pasaría el día de la elección si sacudiera a nuestro
país terremotos o torrenciales lluvias
en zonas urbanas de gran densidad poblacional? ¿O que por todo el país
hubiese actos premeditados de terrorismo y obligara al INE y al presidente de
la república a suspender la elección por razones de seguridad nacional?
Obviamente no se tendrían los mismos números que hoy señalan las encuestas.
Los candidatos y sus partidos políticos utilizan los
resultados de las encuestas a conveniencia no para conocer de sus debilidades y
fortalezas sino como un ariete propagandístico sea a favor o en contra de sus adversarios.
Esa actitud miope o cínica del uso de las encuestas derivó en
una confrontación entre los militantes y simpatizantes de las tres coaliciones.
En las redes sociales es más virulenta.
Los candidatos presidenciales que hoy se disputan el segundo
lugar, según las encuestas son los mismos cuando en el ejercicio de gobierno
pudiendo unir sus fuerzas parlamentarias en el Congreso de la Unión (PRI-PAN y
PRD) tal vez por cálculos políticos no lograron pactar una reforma
constitucional electoral que abriría las puertas a una segunda vuelta en caso
que el candidato triunfador no lograra el 50% más uno y así posibilitar de
facto los gobiernos de coalición. Este modelo semi presidencial se practica
desde hace décadas en países de economías más atrasadas como Uruguay y Colombia.
Como predominó en nuestra clase política el pragmatismo
inmediatista ahora los que se sienten perdedores buscan un chivo expiatorio;
estas son las empresas encuestadoras. Donde sí tienen razón es cuando afirman
que la verdadera encuesta será cuando el voto de los ciudadanos se exprese en
las urnas el próximo 01 de julio.
Esperemos que ninguno de los candidatos presidenciales se atrevan a descalificar los resultados del
proceso electivo siempre y cuando ese sufragio sea libre y soberano. A nadie
conviene descalificar la voluntad popular…