Conjeturas
Por
Francisco Cruz Angulo
Entiendo que en la estrategia de combatir por todos los
frentes el flagelo de la adicción a las drogas de la juventud nayarita y
disminuir el índice de la obesidad de nuestros niños y jóvenes el Gobernador
del Estado, Roberto Sandoval promueve la cultura del deporte en todo el estado.
Para ello en días pasados entregó equipamiento deportivo a
las ligas municipales que fomentan el
futbol, basquetbol, béisbol, voleibol, box y de otros deportes que se practican
usualmente.
Por otro lado a través de las instituciones correspondientes
se abren nuevos campos deportivos tanto en colonias populares, ejidos y en
escuelas. Luego anunció Roberto Sandoval que en la nueva remodelación de La
Loma habrá de construirse un moderno gimnasio, canchas de patinaje y otras
canchas deportivas e incluso se alentará el arte de la charrería. De acuerdo a
la experiencia en otras entidades de la república estas prácticas de diversión
y esparcimiento físico ha dado buenos resultados en el combate de la
criminalidad y el consumo de estupefacientes que tanto dañan a niños y jóvenes.
Sin embargo me parece
que el Gobierno Estatal pudiera hacer algo más a través del sistema educativo
estatal recuperando actividades escolares que hoy están en el olvido o que la
nueva generación de maestros no tienes interés porque muchos de ellos perdieron
su mística profesional.
Señalemos algunas de ellas. En la generación de los 60´s era
una práctica común las competencias deportivas inter escolares de basquetbol y
voleibol. Muchos niños esperábamos a representar a nuestras escuelas en dichos
campeonatos. Era un orgullo portar la camiseta de nuestra escuela. No solo se
alimentaba la competitividad sana sino que se estimulaba la solidaridad y
convivencia que involucraba a profesores, alumnos y directivos.
La otra competencia tenía que ver con el conocimiento en
materias tan importantes como las matemáticas, español e historia de México.
Recuerdo que había una empresa que patrocinaba este tipo de
competencias denominada “toficos”. En estos concursos participaban los alumnos
más aptos pero tenían la virtud que muchos nos preparábamos para tener el honor
de competir con otras escuelas.
Si comparamos los estándares de conocimiento de aquellas generaciones
en estas materias formativas hoy ocupamos los últimos lugares.
Otra de las actividades que se impulsaban en la década de los
60´s eran los talleres en manualidades. Desde los primeros años de primaria era
obligatorio inscribirse en carpintería y pintura en el caso de los niños y en
corte y confección y tejido a las niñas.
En estos talleres los niños y niñas se esforzaban en hacer
los mejores trabajos para que fueran expuestos en el fin de cursos a donde se
invitaba a los padres de familias a que miraran con orgullo el producto
creativo de sus hijos. Era un orgullo estar entre los primeros lugares de cada
grupo.
Ahora que tenemos el problema de la obesidad en nuestra niñez
además del deporte creo que el Gobierno Estatal debe poner en marcha un
programa que ha dado buenos resultados en otras entidades de la república.
Este programa consiste en dar una lucha a fondo en contra de
los alimentos chatarra que se expenden en las “tienditas escolares”.
Si bien ya se intentó durante el gobierno de Felipe Calderón,
todo fue una simulación. Los directores de escuela y las sociedades de padres
de familia no fueron capaces de resistir los sobornos de las empresas de comida
chatarra que se salieron con la suya.
Ahora en el marco de la reforma educativa las autoridades
educativas están obligadas a la aplicación de normas que atiendan un problema
tan grave como es la obesidad de nuestra niñez.
Ese novedoso programa consiste en realizar convenios con
pequeños productores de frutas, legumbres y verduras para que abastezcan de
esos alimentos a las “tienditas escolares”, ya sea como materia prima o
productos elaborados. Entre otros productos de la región tenemos: piñas,
tamarindo, naranja, jícama, pepino, Jamaica, limón, toronja, mango, chayote,
camote, maíz, frijol, garbanzo, lentejas, cacahuate, lechuga, cebolla,
jitomate, zanahoria, pescado, leche de soya, amaranto, miel de abeja, queso,
panela fresca, huevo y otros más.
Los directores de
escuela y concejos de participación social en las escuelas deben proponerse
cambiar la dieta de los niños, niñas y jóvenes en los centros de enseñanza básica;
a mediano plazo veremos resultados.
Las “tienditas escolares” deben operar como un nuevo modelo
de nutrición no como simple recaudador de dinero disque para el mejoramiento de
las escuelas. Eso es una obligación que le corresponde al estado.
Este esquema beneficiará a la buena alimentación de nuestra
niñez escolar y a los pequeños productores de la región que venderán esos insumos
alimenticios en un mercado seguro.