Conjeturas
Por
Francisco Cruz Angulo
Si bien la legislatura federal aprobó recientemente la desindexación
del salario mínimo como referente en la aplicación de sanciones
administrativas, penales, cotización en el IMSS y en el Infonavit y otras
aplicaciones en el orden civil, la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami)
presidida desde 1979 por el eterno burócrata Basilio González e integrada por
la Secretaría del Trabajo, el sector patronal y de los trabajadores agrupados
en el Congreso del Trabajo, organización cercana al partido oficial aprobaron de
facto un incremento al salario mínimo
del 2016 del 4.2%, lo que equivale a
2.94 pesos diarios.
El argumento fue que el índice inflacionario actualmente está
por debajo de ese incremento por lo que no se verá afectado el poder
adquisitivo de los trabajadores.
Este pírrico incremento al salario es una burla a los más de
10 millones de trabajadores que viven en pobreza extrema.
Y aun es más cínica esta actitud cuando la alta burocracia
gubernamental se les otorga salarios de primer mundo.
En una publicación reciente del Diario capitalino Reforma divulgó
los salarios, aguinaldos y demás prestaciones sociales que recibirán con motivo
de las fiestas navideñas los ministros de la Corte, consejeros nacionales del
Instituto Nacional Electoral (INE), gobernadores, Secretarios de Estado,
diputados y senadores.
Lo que salta a la vista es la descomunal desigualdad de los
salarios, aguinaldos y demás
prestaciones sociales que recibirá la clase política gobernante comparado a lo
que se le entregará a un humilde trabajador de salario mínimo.
Por ejemplo los salarios de los ministros son los más altos.
Del Erario público recibirán este fin de año 586 mil 449 pesos solo por
concepto de aguinaldo, más bonos de productividad, más prima vacacional y más
el doble de sus ahorros anuales, o sea, una suma mayor a un millón de pesos. En
tanto que un trabajador necesitaría 558 años para obtener ese ingreso.
En cambio los trabajadores de salarios mínimos si bien les va
su salario sería de 2,191 pesos y el pago de 15 días de vacaciones. Olvídese de
un añadido de pago de bonos de productividad, de reparto de utilidades y de
prima vacacional. En lo general estas prestaciones les son regateadas.
Esta es la enorme desigualdad en la que está inmersa nuestra
Nación.
Si a lo anterior añadimos la creciente devaluación del peso
frente al dólar, pues según algunos expertos predicen que para el próximo año
se cotizará el dólar a 20 pesos, por lo que se incrementará el número de pobres
pero a la vez surgirán como hongos las bandas del crimen organizado y será cada
día más frecuente el vandalismo callejero, sobre todo en las Entidades de alta
marginación social. Allá está su caldo de cultivo.
Lo anterior explica el por qué la actual clase gobernante y
la partidocracia se han ganado a pulso la repulsa popular expresada en las
urnas.
Una posible solución para enfrentar la política salarial de
cada año es la que propuso el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel
Ángel Mancera quien fuera uno de los principales promotores de la desindexación
del salario mínimo a efecto de que éste pudiera incrementarse de acuerdo a lo
que mandata nuestra Carta Magna. Propuso la desaparición de la Comisión
Nacional de Salarios Mínimos y que sus atribuciones correspondan ejercerlas a
la Cámara baja del Congreso de la Unión en coordinación con la Secretaría de
Hacienda.
Los nuevos salarios mínimos serían aprobados durante el
debate del paquete fiscal de cada año.
Es lamentable que hoy en día México ocupe el último lugar en
materia de salarios mínimos. Son salarios de hambre…