Elba Esther
Gordillo reclamó a la SEP cuando fue su titular, Josefina Vázquez Mota de una
falta de oficio político y corta de miras que envileció el dialogo para
alcanzar acuerdos por el mejoramiento de nuestro sistema educativo en el país. Naturalmente
esas recriminaciones no fueron solo a la candidata presidencial del Partido
Acción Nacional sino al mismísimo mandatario federal, en tanto que es el responsable de las políticas públicas en
materia educativa.
Luego el
Presidente Calderón reviró y sin ningún tapujo informó que la evaluación
universal a todo el magisterio del sistema básico se aplicará en el mes de
junio, fecha pactada en abril del 2011 entre la SEP y la lideresa del SNTE conminándola
a honrar su palabra. En este mismo evento dio a conocer la total autonomía del
Instituto Nacional de Evaluación Educativa, vieja demanda sindical. Esperemos
que sea funcional.
La lideresa
de los maestros no da paso sin huarache. Sus objetivos mediáticos son claros:
poner en tela de duda la capacidad política de la candidata presidencial del
blanquiazul para hacerla caer en las intenciones de voto a su favor; y
desmarcarse de la actual administración
panista para una vez que concluyan las elecciones el próximo 01 de julio
negociar en bandeja de plata su proyecto educativo y capital político que logre
el PANAL al probable Presidente de México, en este caso, Enrique Peña Nieto.
Astutamente, de hecho se subió al carro peñanietista cuando ordenó a su
candidato presidencial, Gabriel Quadri no cuestionar para nada al candidato
priista que está arriba en las preferencias electorales.
Esta
estrategia ya le ha funcionado en cada sucesión presidencial. Su inmenso poder
económico y político lo pone al mejor postor. Al Presidente Calderón a cambio
de los votos que le allegó por medio de sus componendas con gobernadores
priistas cobró una jugosa factura: para su yerno nada menos que la dirección
general de Educación Básica; al ex priista renegado Miguel Ángel Yunes lo hizo
director general del ISSSTE; y a otro incondicional lo llevó a manejar la
chequera de la Lotería Nacional. Desde estas instituciones se amamantó y
fortaleció a su franquicia política-electoral, el PANAL y controló con mejor eficacia
el sistema educativo nacional haciéndolo rehén de sus ambiciones y proyectos
personales.
Como aquella
alianza SNTE-PAN se hizo añicos cuando el Presidente Calderón decidió cerrar la
chequera a la cacique magisterial. Elba Esther
acusó de corrupto e incapaz a su ex aliado Yunes y a la administración
calderonista y hacerle la vida de cuadritos a Josefina Vázquez Mota cuando se
desempeño como Secretaria de Educación. Ahora está empeñada en bajarla del segundo lugar en la competencia
presidencial.
La candidata del blanquiazul reaccionó
tardíamente. Durante el pasado debate
dejó sin raspones al candidato de la cacique; incluso, a costa
suya el señor Quadri subió varios puntos
en la intención del voto. No es casual que doña Esther haya girado instrucciones a todos los comités
seccionales del SNTE a votar a favor del priista, Peña Nieto y por
los candidatos al Congreso de la Unión del Partido Nueva Alianza. Así lo dieron a conocer profesores
de la Sección 20 y 49, lo cual indica su
doble moral.
Si Peña
Nieto cree que podrá hacer una revolución educativa en el país con Elba Esther adentro del sistema, es como curar a un
enfermo de cáncer sin eliminar las células malignas que están diseminadas por
todo el organismo. El cacicazgo magisterial se nutre desde el poder y con el
poder. No se hagan bolas. Es cuestión de voluntad política. Fuera
complicidades. El gobernador Roberto
Sandoval está dando el ejemplo de que sí se puede. Por lo menos, hasta ahora.