Por
Francisco Cruz Angulo
Tras la recuperación
del Partido Revolucionario Institucional de la silla presidencial en los
comicios del 2012 –después de dos sexenios panistas- se volvió un hecho anecdótico
las palabras del ex presidente Cedillo el que aseguró que habría una sana distancia
con su partido, el PRI y que durante su gobierno la línea era que no habría
línea. No lo cumplió. Hizo dimitir a cuatro presidentes nacionales.
En el
sexenio de Enrique Peña Nieto todo indica que las relaciones con su partido
cambiarán.
En la pasada
21 Asamblea Nacional del tricolor, después de intensos debates en comités seccionales,
municipales, estatales y en
las mesas de trabajo instaladas exprofeso para
reformar sus estatutos, declaración de principios y programa de acción lograron
finalmente ponerse de acuerdo en su asamblea plenaria del pasado 3 de marzo de
votar positivamente tres reformas de trascendencia para el PRI y para la
nación. Estas son las más relevantes:
1.-Reforma Estatutaria.-por
primera vez el Presidente de la República será a su vez el presidente del
Consejo Político Nacional del PRI.
2.-Programático.-
Quedó sin efecto el candado que impedía por mandato de la asamblea nacional
disentir siquiera ya no se diga aprobar el IVA generalizado, esto es, que no se
gravara con IVA a los alimentos y medicinas.
3.-El otro
tema tabú para los priistas quedó hecho añicos cuando se autorizó a sus
legisladores y al gobierno de Peña Nieto abrir la inversión privada, nacional y
extranjera en todas las áreas del sector petrolero de nuestro país, claro precisando
que el Estado mantendrá la rectoría sobre los hidrocarburos.
Los
dirigentes nacionales priistas argumentan que con estas reformas se busca
abrirle el camino a Peña Nieto para que haga las grandes reformas estructurales
que el país requiere. Los candados contenidos en su programa de acción acotaban
esta decisión. Me refiero a la reforma energética y Fiscal.
Respecto a
que Peña Nieto asumió la función legal de la presidencia del Consejo político nacional
siendo a su vez Jefe de Estado, no hay registro en las 6 décadas de ese
partido, sobre todo en la época de partido hegemónico cuando se matizaban las formas de ejercer el poder
presidencial sobre su partido. No había nada que se moviera sin la voluntad del inquilino de Los Pinos desde
donde se tomaban las decisiones.
Con la nueva
reforma estatutaria del PRI ¿querrá decir que se restaurará el viejo régimen priista
pero ahora legitimado desde sus mismos estatutos? ¿O se hace por una razón coyuntural.,
esto es, que después de que el PRI fue echado del poder presidencial surgieron
numerosos liderazgos regionales encabezados por gobernadores priistas que
incrementaron su poderío económico y político en detrimento del liderazgo
nacional del tricolor?.
Ante esta dispersión
del poder central el mandatario federal pretende recuperar el mando único que no sean un
obstáculo esos liderazgos estatales a las reformas de fondo que promete realizar durante su mandato constitucional.
De igual
manera para los poderes fácticos que han sido un obstáculo a los cambios que
requiere el país, más aun cuando está en puerta la reforma en
telecomunicaciones, la fiscal y la energética.
Durante los
gobiernos panistas de Fox y Calderón estas fuerzas de presión empresariales o
sindicales debilitaron al poder presidencial que lo obligaron a pactar acuerdos vulnerando la
Ley o por actos de corrupción, por esta razón pactaron con esos poderes, lo que
se tradujo en gobiernos sin pies ni cabeza. Allí está como ejemplo la guerra
fallida contra el hampa organizada y las mafias del narcotráfico. De ahí que -eso
esperamos- Peña Nieto busque recuperar la fuerza del Estado para recuperar la
iniciativa y el poder en los cambios estructurales de la nación.
Estas reformas
que aprobó el PRI durante su 21 asamblea nacional ya encontraron respuesta en
los partidos de oposición, en el PAN y el PRD.
El PRD por
voz del ex jefe del gobierno capitalino, Marcelo Ebrard habla de una pronta restauración
autoritaria del viejo PRI; los panistas aseguran que el “Pacto Por México”
quedará pulverizado.
Creo que es prematuro asegurar tales dichos. Aún desconocemos
los contenidos de la Ley General de Educación; los proyectos de reforma en
telecomunicaciones, fiscal y hacendaria. Todavía no se concretan los programas “la
Cruzada Nacional contra el Hambre”; la nueva política en contra de la violencia;
el derecho universal a la asistencia social; la reactivación de la economía en
el campo y otros programas de contenido económico y social. Van 100 días de
gobierno.
No obstante vale la pena comentar una gran paradoja: mientras
Peña Nieto supuestamente representa lo nuevo, la Asamblea Nacional fue
clausurada por el dinosaurio Jorge Martínez de la Vega precisamente quien
expulsó del PRI a la Corriente Democrática que encabezaron Cuauhtémoc Cárdenas
y Porfirio Muñoz Ledo.