Por Francisco Cruz Angulo
Desde fines de la semana pasada en acciones conjuntas de la
PROFECO, la dirección estatal de Alcoholes apoyados por agentes de la Policía
Nayarit y agentes de la Procuraduría General de la República realizan
operativos en bares, centros nocturnos y diversos centros de diversión en donde
se expenden bebidas embriagantes y hasta drogas; el fin es evitar que admitan menores de edad,
se alteren las bebidas en su contenido original y no abusen con los precios al
consumidor, así como que los establecimientos cuenten con protocolos de
seguridad y servicios de higiene ambiental en esos centros.
A su vez los elementos policiacos de la PGR iniciaron una
campaña en contra de la piratería. Su primera incursión fue en el “pasaje
México” de esta capital en donde se decomisaron diversas mercancías de dudosa
procedencia y miles de discos piratas.
Según el decir de las fuentes oficiales dichos operativos en
coordinación entre la PROFECO, la Fiscalía Estatal y la PGR fueron todo un
éxito en esta capital.
En hora buena con estos operativos siempre y cuando no sean
ocurrencias de unos días. La vigilancia a los antros de vicio debe ser
previamente planeada y permanente. Los operadores del vicio que envenenan a
nuestra niñez y jóvenes lo hacen no solo en negocios establecidos sino que
también operan en las calles de la ciudad, colonias populares y en los entornos
de los centros escolares. Hasta acá debe llegar la acción de la justicia. Es ridículo pensar que la Fiscalía Estatal no
tenga detectado los centros clandestinos de la distribución de la droga. Hasta
los mismos taxistas lo saben.
Estas campañas preventivas pueden ser mejores y dar
resultados tangibles si las autoridades judiciales estatales y federales no
actúen con criterios selectivo motivados por las dadivas que proporcionan
periódicamente los dueños de algunos centros de vicio.
En el operativo de fin de semana denunció la comunidad Gay de
esta ciudad que clausuraron un centro Gay aduciendo que no cumplían lar normas
vigentes. Dijeron que las razones fue porque la dueña del establecimiento se
negó a entregar una “mochada” y además creen que hubo actitudes
discriminatorias y homofóbicas. Será o no cierto esta versión, lo que obliga a
las autoridades competentes a que actúen con transparencia y apegados a la Ley
para que no se ponga en duda su actuación. Otra de las versiones que corren de
voz en voz es que en dichos operativos policiacos para evitar que estén menores
de edad en los antros de vicio no es parejo. Se comenta que en días pasados en
unos de los antros de esta ciudad se hizo una razia de menores de edad, no así
a un grupo de jóvenes entre los que se encontraba un hijo del Fiscal Estatal. O
todos coludos, o todos rabones, dicen.
Esta denuncia no es nueva. Se sabe que regularmente
acuden “yúnior” hijos de altos
funcionarios y que ufanándose del influyentismo de sus padres mandan como
tambores destemplados a la autoridad. Si se quiere poner orden, por su casa
empiecen. No vaya a ser que un día algún “yúnior” influyente sea expuesto en
las redes sociales, lo que exhibiría a sus progenitores de no brindarles la
educación debida, tal y como ocurrió en
el caso de lady profeco que le costó el repudio popular al titular de esa
dependencia federal y finalmente lo echaron del gabinete de Peña Nieto.
Si los servidores públicos de nuestra entidad aprenden bien la lección lo mejor es que primero
pongan orden en su casa para que sean ejemplo a la comunidad nayarita.
Volviendo a la comunidad Gay el martes pasado uno de sus portavoces
sugirió la creación de una zona roja o de “tolerancia” para que allí se ejerza
legalmente el trabajo de la prostitución. De esta manera se evitará que a
diario se oferte en la vía pública en el centro histórico de esta capital.
Así habría un control que evitaría la prostitución de menores de edad, se
vigilaría las condiciones de salud de quienes ejercen el trabajo más viejo del
mundo y ser víctima de la extorsión por policías corruptos.