Conjeturas
Por
Francisco Cruz Angulo
Una vez que concluyó la aprobación de las leyes
reglamentarias de la reforma Energética los tres partidos más importantes del
país PRI, PAN y PRD cada uno de ellos emprendieron caminos distintos rumbo a
las elecciones federales en el 2015 en las cuales estarán en disputa nada menos
que 500 curules de mayoría y plurinominales a la próxima legislatura federal,
así como 9 gubernaturas y 17 presidencias municipales y 17 Congreso Locales.
La estrategia del PRI es recuperar por si solo la mayoría en
el Palacio de San Lázaro; al blanquiazul posicionarse como segunda fuerza
política y al Partido del Sol Azteca no perder curules que disminuya su
capacidad negociadora como tercera fuerza política ya que en esta elección
disputará los votos con las huestes de López Obrador atrincherados en el
partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA).
Las tácticas políticas-electorales coinciden en un punto; a
saber: la utilización de la consulta popular como un medio para atraer el voto
de los ciudadanos.
El PRD fue el primero que lo anunció desde hace varios meses
en el sentido que recurrirá a esta figura de participación ciudadana para
consultar si está o no de acuerdo con la reforma energética.
Según opinión de abogados constitucionalistas esta consulta
no pasará en la Suprema Corte de Justicia de la Nación porque no hay sólidos
argumentos jurídicos para revocarla, en primer lugar porque ya fue aprobada por
el Congreso de la Unión y, segundo, por el impacto en la economía nacional.
Las cúpulas perredistas lo saben. Sin embargo su objetivo es
otro, esto es, la de exacerbar el nacionalismo de los mexicanos y de esta
manera descalificar a sus adversarios políticos alegando que entregarán la
renta petrolera a los extranjeros.
Para trivializar la propuesta perredista el PAN y el PRI se
sacaron de la manga otras dos propuestas de consulta popular.
El Partido albiazul se montó en la demanda de incremento al
salario mínimo que viene promoviendo el Jefe del Gobierno del Distrito Federal,
Dr. Miguel Ángel Mancera por medio de foros de consulta.
Conociendo que tal demanda es altamente popular el líder nacional
del PAN, Gustavo Madero la tomó oportunistamente como su bandera y anunció que
su partido llevaría esta demanda a una consulta popular en los comicios de
junio próximo. ¿Quién no estará de acuerdo en que se incremente el salario
mínimo?
Respecto al tricolor su dirigente nacional César Camacho
Quiroz de igual forma se subió al tren de las consultas. Anunció recientemente
que su partido acudirá a la opinión de los ciudadanos si están o no de acuerdo
en disminuir 100 diputados plurinominales y 32 senadores pluris argumentando
que de esta forma se disminuiría el gasto público en esa representacion popular
y haría más competitivo y eficiente el trabajo legislativo. Con la mala fama
que tienen los legisladores mexicanos ¿Quién no estará de acuerdo en esa
propuesta?
En los tres casos se estará manipulando los sentimientos del
pueblo.
La propuesta del PAN es inviable aun cuando se votara a
favor. Sería tanto como aprobarse por un decreto presidencial. Los mismos
dirigentes panistas se contradicen. Durante su mandato presidencial de 12 años
siempre estuvieron en desacuerdo que se incrementaran los salarios mínimos más
allá de los índices inflacionarios. El PRI dice lo mismo.
Más que de consulta popular debe ser de voluntad política y
de acuerdo entre los sectores de la producción. Lo demás es demagogia pura.
Es indudable que si el tricolor estuviera dispuesto a sacar
adelante su propuesta le bastaría atender una iniciativa presidencial y luego
cabildearla en el Congreso de la Unión. Sumando todos los votos de los partidos
aliados al tricolor más los votos del PAN harían una mayoría calificada. La realidad
es que no transitará por esta vía porque todos los partidos abrevan de esas
prebendas y, por otro lado sería un duro golpe a la pluralidad democrática representada
en los partidos minoritarios.
Así pues la consulta popular está siendo desacreditada al
convertirla en un instrumento partidista, no ciudadana.