Estas reacciones
se generaron fundamentalmente en el partido del gobierno federal, el (PAN). La primera
fue la que encabezó el ex dirigente nacional del blanquiazul, Manuel Espino, político
ligado al grupo derechista el YUNQUE y al ex presidente de la República,
Vicente Fox Quezada, representante de la trasnacional Coca-Cola en nuestro país.
Manuel Espino
se camufló como presidente de una organización civil denominada “Concertación Mexicana”
que buscaba dialogar con los 4 presidenciables a efecto de hacer llegar
propuestas de gobierno en torno a los graves problemas que enfrentará el
próximo mandatario federal.
Un mes después
del nacimiento de esa organización su líder Manuel Espino hizo público su apoyo
al proyecto político del abanderado del PRI-PVEM, Enrique Peña Nieto, por
considerar que es la mejor opción para gobernar a México.
Luego que se
dio a conocer la encuesta del diario capitalino REFORMA en la que se destaca
que López Obrador tiene una intensión de voto del 34%, 4 puntos debajo de Peña
Nieto, ocurrió lo que nadie esperaba: Vicente Fox, el mismo que echó al PRI de
Los Pinos en el año 2000 prometiendo que acabaría con las tepocatas, víboras y
cucarachas, -promesa incumplida- salió a la palestra pública a emitir el voto útil
por el candidato priista que está arriba en las preferencias electorales por 17
puntos. Dijo que no hay que temer al regreso del autoritarismo priista porque ahora existen instituciones democráticas
bastante sólidas. Y a quien prometió “apoyo incondicional” para que Josefina
Vázquez Mota sea la próxima presidenta de la República exhortó a sus seguidores
a trabajar duro para que se consolide en el segundo lugar.
En tono de
enfado llamó a no dejarse engañar por la versión de que se está cerrando la
competencia presidencial entre el candidato del PRI y el de las izquierdas.
Esta actitud
dibuja con claridad la doble moral del ex mandatario federal. No solo le asestó
una puñalada por la espalda a su compañera de partido sino que en su enfermiza obsesión
por liquidar políticamente a su adversario López Obrador ahora ofrece su
incondicional apoyo al partido que por décadas abominó y combatió. Doña Josefina
y Fox protagonizaron aquel pasaje de la historia del cristianismo cuando judas
luego del beso entregó a Jesús por 40 monedas de oro. Esta vez no son monedas las
que están en juego; más bien son los cuantiosos intereses económicos de la oligarquía
derechista aglutinada en el YUNQUE. Escuchan pasos en la azotea.
Otra de las protagonistas
que entraron en la escena fue nada menos que la ex presidenta nacional del PRD y
ex jefa del gobierno del Distrito Federal, Rosario Robles.
Desde su
retiro de la militancia perredista presionada por los escándalos de tráfico de
influencias en las que se vio inmiscuida con el empresario argentino, Carlos
Ahumada, Rosario volvió a la academia y luego de algunos años en retiro de la política
el año pasado fue una de las principales promotoras de una organización civil
de mujeres que luchan por las reivindicaciones de sus derechos, fuera de toda
militancia partidista.
Hace unos días
nos dio la sorpresa durante un evento del candidato presidencial del PRI,
Enrique Peña Nieto, de su decisión de sumarse al proyecto del político mexiquense
para que gane la silla presidencial. Señaló que es un proyecto renovador,
viable y que recoge las principales demandas de los mexicanos.
De los dos
primeros espaldarazos a favor de Peña Nieto por los representantes del panismo
más derechista, no creo que sean muy buenas cartas de presentación. Tanto Manuel
Espino como Vicente Fox son figuras desacreditadas, tanto en el PAN como en la opinión
pública nacional que solo ensuciará al proyecto peñanietista.
En cambio, Rosario
Robles es harina de otro costal. Es una política congruente con sus ideas;
luchadora social de todos los días y con una imagen pública, -aunque disminuida
por el tiempo-, sigue siendo una política que puede aportar mucho a la nación. Si
ella escogió otra trinchera tendrá buenos motivos para hacerlo, porque atrás no
hay intereses clientelares, ni ha traicionado a nadie. Es su decisión y su
responsabilidad…Desde esta columna manifestamos nuestro pesar por el
fallecimiento de nuestro colega y amigo, Enrique Vargas, de reconocida
trayectoria profesional en su larga carrera periodística. Ofrecemos
respetuosamente nuestro apoyo y solidaridad a toda su familia.